Los centros sanitarios dejan de hacer la prueba del coronavirus en los casos leves de sospechas de la enfermedad. La medida se toma en función de la última actualización del protocolo del Ministerio de Sanidad y se pone en marcha desde este lunes. 

Según fuentes sanitarias, la decisión está motivada por el aumento de contagios, la necesidad de reservar las pruebas confirmar o descartar la patología en los pacientes más graves, así como de no sobrecargar a los profesionales con los casos leves. 

De acuerdo a los nuevos cambios en el protocolo, ante la "transmisión comunitaria sostenida y generalizada", la prueba del Covid-19 debe hacerse en aquellas personas que estén ingresadas en un hospital o que tengan criterio de ser hospitalizadas.

El personal sociosanitario, sanitario y de otros servicios esenciales son la excepción. En esos casos sí se les hará la prueba al margen de la gravedad -aunque sea leve- porque son imprescindibles en esta situación excepcional y también para garantizar que no son transmisores de la enfermedad, según han indicado fuentes sanitarias.

Hasta ahora, se hacía el test en todos los casos sospechosos; incluidos los leves. Ello obligaba a una logística importante porque los epidemiólogos o sanitarios de los centros de salud tenían que ir casa por casa, con equipos de protección que debían cambiar con cada enfermo, y luego los laboratorios debían confirmar o descartar la presencia del virus. Esfuerzos que en este escenario hay que reservar para los casos graves.