Jimera de Líbar

Coronavirus: La Málaga vaciada (aún) más vacía

  • El alcalde de Jimera de Líbar, enclavada en pleno Valle del Guadiaro, hace gestiones bancarias, médicas o reparte mascarillas entre la población de la localidad

  • Los vecinos echan en falta sus paseos y tertulias diarias, aunque mantienen con rigor el confinamiento

  • Confinamiento en la casa de todos

El alcalde de Jimera de Líbar reparte junto a voluntarios las mascarillas por el municipio.

El alcalde de Jimera de Líbar reparte junto a voluntarios las mascarillas por el municipio. / Javier Flores (Jimera de Líbar)

Calles vacías y vecinos recelosos de los foráneos. Así es ahora la vida en un pequeño municipio de la provincia de Málaga como Jimera de Líbar, localidad enclavada en pleno Valle del Guadiaro y con tan solo 320 habitantes. Solo hay que llegar a sus primeras calles para darse cuenta que los vecinos están ojo a visor para captar la posible presencia de visitantes no identificados. Con una población muy mayor, el conseguir mantenerse libres de coronavirus es uno de sus grandes objetivos. De momento, en la localidad no registran ningún caso y desde el Ayuntamiento tienen claro que la prevención tienen que seguir siendo su gran vacuna contra esta pandemia.

El Consistorio adquirió su propia máquina de ozono y con ella están realizando las labores de desinfección, además de confeccionar el tiempo récord sus propias mascarillas ante la imposibilidad de conseguirlas en el mercado. No obstante, en estos momentos el Ayuntamiento trabaja junto a la farmacia de la localidad para poder conseguir unas 1.000 mascarillas FPP2, las que mayor protección aportan, para entregar a los vecinos dos unidades a cada uno. El alcalde se lo transmite directamente a un vecino que le pregunta por mascarillas con mayor protección mientras aguarda la cola en la tienda de alimentación. “Genial, eso está estupendo”, le contesta. Ya en su momento repartió junto a otros vecinos mascarillas caseras y las desechables.

Antonio Téllez, a sus 97 años, es la primera vez que se encuentra confinado Antonio Téllez, a sus 97 años, es la primera vez que se encuentra confinado

Antonio Téllez, a sus 97 años, es la primera vez que se encuentra confinado / Javier Flores (Jimera de Líbar)

Mientras tanto, los vecinos reconocen que su vida cambió de forma radical y muchos son los que echan en falta el poder pasear por las calles o acudir a las pequeñas fincas que tienen en los alrededores del municipio. Paco, uno de los ancianos de la localidad, asegura que tanto tiempo sin poder salir comienza a afectarle a sus piernas, aunque trata de mantener la actividad con continuos paseos por la casa. Ya no hay tampoco tertulias en alguno de los bancos en los que hacen una pequeña parada, ahora se conforman con mantener una conversación de puerta a puerta con el vecino más cercano. Eso sí, las pequeñas callejuelas facilitan que puedan hacerlo sin salir de sus casas. Aunque desde los altavoces municipales se recuerda todos los días la obligatoriedad de cumplirlas, en Jimera de Líbar sus vecinos tienen claro que tienen hacerlo. “Aquí se cumple más que en las grandes ciudades, nos conocemos todos, y si alguien se la salta, directamente se le llama la atención”, explica otro de los vecinos.

Uno de los ejemplos es Antonio Téllez, que a sus 97 años es la primera vez que se ve encerrado en su vivienda y sin poder salir, aunque asegura que lleva sin salir desde que lo ordenó el Gobierno. Eso sí, también reconoce que la faltan sus paseos diarios para mantener la actividad y así no poder movilidad. “En sitios sin casos deberían permitir dar pequeños paseos”, dice Antonio.

Vecina con mascarilla en una calle de Jimera de Líbar Vecina con mascarilla en una calle de Jimera de Líbar

Vecina con mascarilla en una calle de Jimera de Líbar / Javier Flores (Jimera de Líbar)

También cambió la forma de realizar la compra, ahora todos los vecinos confían en la tienda del municipio ante el miedo de desplazarse a localidades más grandes como Cortes de la Frontera, Benaoján o Ronda. “Ahora viene todo el mundo aquí a comprar, lo que viene a pone de relieve la importancia de tener tiendas en los pequeños municipios”, explica una de las responsables del comercio de alimentación.

Mientras tanto, en la farmacia sus responsables, una pareja joven, también llevan a domicilio los medicamentos a aquellos vecinos que no pueden desplazarse. “Aprovechamos la hora de cierre o apertura para llevarles lo que necesitan”, explica Pilar. Por su parte, el alcalde suele visitar a los vecinos del municipio más mayores por si necesitan alguna gestión en el banco o médico.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios