Málaga

El coronavirus mantiene cerrados unos 3.000 comercios en la provincia de Málaga

  • La situación es más grave en la costa occidental, donde a partir de septiembre se prevé una caída del 90% en la facturación

  • Textil, calzado y complementos son los más afectados

Varias personas de paseo por calle Nueva, una de las calles comerciales del Centro de la capital.

Varias personas de paseo por calle Nueva, una de las calles comerciales del Centro de la capital. / Marilú Báez

El coronavirus está golpeando con dureza a todos los sectores de la economía, también al pequeño comercio, que resiste como puede los envites de esta crisis. En la provincia de Málaga hay unas 3.000 tiendas cerradas, que no han vuelto a abrir después del confinamiento, lo que supone, según los datos de la Federación de Comercio de Málaga (Fecoma), un 15% de los comerciantes. La afectación no es la misma en toda la provincia. Hay zonas que están sufriendo más. Así, la situación es más grave en la costa que en el interior, y se acentúa más en la Costa del Sol occidental que en la oriental.

La explicación parece clara: Sin turistas, la facturación cae en picado. En ciudades como Torremolinos, Marbella, Mijas o Fuengirola el porcentaje de comercios cerrados sube al 75%, y los que han subido la persiana no están llegando a la facturación mínima para su mantenimiento, según explica Enrique Gil, presidente de Fecoma, quien precisa en esta zona se prevé una disminución de la facturación en torno al 90% a partir de septiembre.

En el interior, los comercios se mantienen con un porcentaje inferior al 50% de sus facturaciones habituales. Y en la Costa del Sol oriental, donde a diferencia de la occidental hay un turismo nacional más estable, “se está pudiendo mantener unos niveles mínimamente deseables”. En cualquier caso, según el presidente de la Cámara de Comercio de Málaga, Sergio Cuberos, el verano no está suponiendo la reactivación económica que se esperaba.

Así, cifra en un 30-40% la caída de la facturación en la ropa respecto a 2019, y de un 40-45% en el calzado. Estos dos sectores, junto con las tiendas de complementos y los souvenir, son los dos más afectados. Por su parte, todo lo relacionado con el hogar y el suministro industrial, mantiene su nivel de ventas o incluso, en algunos casos, lo ha visto incrementado.

Ante esta situación, los comerciantes temen que el otoño –que se presume “muy complicado”– les acabe por ahogar. “En la costa occidental la situación es penosa”, asegura Cuberos, que añade: “Si esto es julio y agosto, nos preocupa mucho lo que puede ser octubre, noviembre y diciembre”.

Uno de los establecimientos cerrados en Málaga capital. Uno de los establecimientos cerrados en Málaga capital.

Uno de los establecimientos cerrados en Málaga capital. / Marilú Báez

En base a cómo está marchando el verano, la Cámara de Comercio de Málaga estima que para final de año haya unos 18.000 pequeños comercios cerrados en la provincia. “Estos no volverán a abrir porque no tienen actividad para ello”, advierte Cuberos, que reclama al Gobierno ayudas a fondo perdido.

Desde Fecoma prefieren no pensar por ahora en cierres definitivos, aunque Gil admite que “con la falta de empleo y de consumo doméstico se prevé, lógicamente, que los comercios locales se vean afectados” y que con una nueva caída de las ventas, muchos se verán “abocados al cierre”. “Hay que ser realistas”, comenta. Pero, además, el presidente de Fecoma explica que la mayoría de los comercios están cerrados porque no han conseguido negociar con la propiedad de los locales una reducción del alquiler o su condonación.

Pese a todo, Gil insiste en que el ánimo de los comerciantes es de optimismo. “Nadie dice ahora que vaya a cerrar, todos vamos a intentar mantenernos”, sostiene, manifestando que “en el comerciante malagueño siempre prevalece la iniciativa”. Recuerda también que el comercio es “un sector refugio” y que por ello “va seguir vivo”.

“Entre otras cosas porque no tenemos más remedio, es nuestro medio de vida”, dice. “Vamos a cerrar y a volver a abrir”, afirma el presidente de Fecoma, que comenta también que aunque habrá comercios, “no serán negocios”. “Se podrá subsistir y ya con eso nos consideraremos satisfechos”, aclara.

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