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Es la cosa pública…

  • Naturalmente me refiero al itinerario procesional, con todas sus sinergias, incluidas los aforos, las sillas, la privatización de los espacios públicos, la adecuación de toda la movilidad ciudadana durante dos semanas

El alcalde se dirige al presidente de la Agrupación de Cofradías  el pasado lunes.

El alcalde se dirige al presidente de la Agrupación de Cofradías el pasado lunes. / Javier Albiñana

Utilizamos coloquialmente la expresión “plegar velas" cuando después de comenzar algo o sostener alguna opinión, nos damos cuenta de que es o muy difícil de conseguir o simplemente erróneo y desistimos en la idea, o como también decimos, damos marcha atrás. Aunque parecido, difiere de otra expresión común como es la de “envainársela”, puesto que esta indica más la sensación de conformidad, aunque no se esté de acuerdo o ni siquiera guste. Pues bien, esta última semana hemos podido asistir a un espectáculo publico gratuito, que ya es mucho en los tiempos que corren, mediante el que alcalde y el presidente de la agrupación de cofradías de Málaga han sido conscientes de la magnitud de lo que se denunciaba-criticaba-publicaba-manifestaba por parte de diversas personas, colectivos, partidos políticos, entidades, que, por supuesto no pretendían ni pretenden hundir a Málaga, sino justamente lo contrario, que sea una ciudad más confortable, más vivible, más inclusiva, más sostenible, más nuestra en definitiva, sin que se la apropie nadie en particular, aunque sea solo durante unas semanas. Ni se trataba de una minoría ruidosa, ni había una mayoría silenciosa, según declaraciones del presidente de la Agrupación de Cofradías. En esencia, porque de haber sido así, o la minoría no era tal o ha tenido la fuerza suficiente como para haber hecho recapacitar a los responsables; y es difícil acertar en cuál de las dos opciones es más complicada la digestión.

Naturalmente me refiero al itinerario procesional, con todas sus sinergias, incluidas los aforos, las sillas, la privatización de los espacios públicos, la adecuación de toda la movilidad ciudadana durante dos semanas, la indiscutible necesidad de hacer caja por parte de la Agrupación de Cofradías, pero también la creación de empleo, el resurgimiento de la pulsión ciudadana, la mejora de los indicadores económicos, la urgencia de dejar atrás estos dos años nefastos, todo ello, bajo el paraguas de la Semana Santa 2022.

Así que no habían transcurrido ni 24 horas, cuando el alcalde tomaba las riendas de la situación, como debe hacerse en estas cuestiones, sentando a los involucrados en torno a una mesa. No era de recibo la inacción de la Casona respecto a su papel institucional, cediendo públicamente el mando a Agrupación y hosteleros, que, por otra parte, ya reciben recursos, infraestructura y suelo público. Como tampoco mostrar a la ciudadanía cómo durante una semana el control había podido estar en esas manos, al margen de quien fue elegido democráticamente como regidor. Se han de arbitrar estrategias de uso del Espacio Público que sean sostenibles y equilibradas tanto para el uso cofrade, como para comercial y hostelero durante una semana especial, sin que tenga como derivada la expulsión de cualquier otro uso ciudadano, ya sea comercial, residencial o simplemente de movilidad.

Por tanto, bienvenida la reunión entre el alcalde de Málaga y el presidente de la Agrupación de Cofradías, junto a concejales de las áreas municipales competentes y responsables de la Agrupación, para evaluar el recorrido oficial de la Semana Santa de Málaga y plantear propuestas de mejora de este de cara a 2023 tras las críticas generadas en la capital a lo largo de toda la semana pasada. Bienvenida la reflexión mediante la cual se reconozca que el nuevo recorrido oficial ha ganado respecto al anterior en materia de espacio disponible para los no abonados, especialmente en la Alameda donde sin tribunas mamotréticas, puede haber gente detrás de pie, pero también, es bienvenido el reconocimiento de la descoordinación que se ha producido en los itinerarios, el incumplimiento de los horarios, y sobre todo el bloqueo de la ciudadanía en determinados espacios del centro histórico con el consiguiente riesgo. Se ha demostrado que no ha valido para nada aforar algunas calles adyacentes al eje cofrade oficial, sin considerar como los itinerarios cofrades generan debido a la longitud de su propio recorrido, y previo a su ingreso en el itinerario oficial, otras bolsas de aglomeración de ciudadanos.

Como resultado de la reunión, se crearán grupos de trabajo de los temas principales que se han abordado en la misma: movilidad, trasversalidad y seguridad, y se hizo una nueva defensa del nuevo itinerario oficial respecto al anterior argumentando que el nuevo está cuatro veces más abierto al público que el antiguo, como si hubiese itinerarios buenos o malos, y no gestiones eficientes, inadecuadas y torpes. No ha debido resultar muy complicado sentar en una mesa a todos esos intereses. Se trataba de consensuar y de planificar, y aunque esta reunión se debiera haber producido antes y no después, es de esperar que el alcalde haya aprendido la lección, al tomar cartas en el asunto, y no vuelva a hacer dejación de funciones en este tema tan delicado, porque ya hemos visto y padecido que, a pesar de ser una minoría ruidosa, estos experimentos no suelen salir bien. Y así hemos sido noticia nacional.

De la misma manera que el presidente de la Agrupación de Cofradías, candidato a muchas cositas buenas, como así se comenta en los mentideros municipales, debe aprender que no conviene menospreciar la opinión de los ciudadanos, incluso de los propios cofrades, sobre todo en lo que se refiere en el uso de lo público, y mucho menos fomentar algo tan malagueño como el bibloquismo, en este caso en un intento burdo de enfrentar a los ciudadanos con-sillas contra los sin-sillas. A ver si va calando poco a poco en nuestros dirigentes que siempre es mucho mejor y se está más arropado cuando se gestiona con transparencia y se involucra a la ciudadanía en eso tan complicado de asumir, según parece, que es la gobernanza, y no vendría mal, desde el conocimiento que poseo de algunas de ellas, que se contase la financiación pública que necesita el mundo cofrade para el ejercicio de sus actividades, sedes, organización, cultos, conservación del patrimonio artístico, promoción turística, e incluso la obra social y asistencial que realizan.

La misma transparencia y gobernanza que habría que tener, y exigir, en relación con la gestión del Museo Ruso en tiempos de la invasión de Ucrania. Porque por lo que se ve ahora, no se han suspendido las exposiciones en el Museo Ruso por un boicot a Putin -ya que este museo es estatal-, como se nos dijo, sino que se alarga la exposición actual, por motivo de seguridad en la devolución de las piezas a Rusia. No parecería lógico que los conservadores del museo allí permitieran el movimiento de obras con el peligro para su integridad que conlleva. Y, por otra parte, ¿qué empresa de transporte especializada se iba a hacer cargo de esta hazaña y qué aseguradora cubriría el seguro clavo a clavo de estas obras. ¿Y a qué coste?

Así que no estaría mal que, alejándose de los blancos y negros, del todomalismo y todobuenismo, se empezara a converger hacia el sentido común, también aplicado a las estrategias territoriales y sus consecuencias sobre la ciudadanía

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