Coto a las motos de agua que ‘amenazan’: Málaga intensificará los controles con drones y teleobjetivos

Seis embarcaciones han sido denunciadas en tres días por navegar en zona de baño, además de otros conductores que pretendían huir

Muere un niño de siete años tras un accidente con una moto acuática en Marbella

Una de las motos de agua interceptadas
Una de las motos de agua interceptadas

El verano pasado, las motos acuáticas acabaron con la vida de dos personas en la Costa del Sol. Ambas muertes se sucedieron entre julio y agosto. Una de las víctimas, una mujer de 32 años que murió tras caer al agua el vehículo en el que viajaba. El accidente ocurrió a la altura de la barriada malagueña de El Palo, donde se celebraban las fiestas de la Virgen del Carmen. Unas semanas después, perecía un menor de 7 años. La embarcación, en este caso, había volcado en la orilla a causa del oleaje en la playa de El Pinillo, en Marbella. Desde hace semanas, sin haber arrancado oficialmente la actividad del litoral están siendo numerosas las quejas reportadas por bañistas que se sienten amenazados por las maniobras peligrosas de estos vehículos.

Si bien en verano suelen multiplicar su presencia en las costas malagueñas, el problema se acentúa en las playas de El Palo, Pedregalejo y en la zona de Sacaba. El fin de semana fueron denunciadas seis motos acuáticas entre el jueves 22 y el domingo 25 por navegar en zona de baño en arenales de la zona Este y de Carretera de Cádiz. A estas últimas se sumaron otras por “no facilitar la labor inspectora”, es decir, los conductores huyeron, pero los agentes pudieron anotar las matrículas e identificarlos, según los datos aportados por el Ayuntamiento de la capital. Las denuncias son posteriormente instruidas por Capitanía Marítima. La cifra, previsiblemente, engordará: Málaga intensificará los controles, con sanciones que oscilarán entre los 2.000 y los 6.000 euros, a tenor de la gravedad de la infracción.

Guardia Civil, Policía Local y Capitanía Marítima, provistos de drones y teleobjetivos, comenzarán una campaña de especial de vigilancia desde tierra y mar sobre estos vehículos. Para detectar las infracciones también intervendrán unidades de paisano. Las aeronaves no tripuladas, que ya se han utilizado en dispositivos anteriores, son claves para identificar a los infractores a través de las matrículas. Con estas actuaciones, los investigadores buscan proteger la seguridad de bañistas y usuarios de embarcaciones de recreo y motos náuticas ante comportamientos incorrectos y/o negligentes e infracciones, así como vigilar el cumplimiento de la normativa en las zonas de baño, varaderos y accesos a playas. "Los dispositivos conjuntos son muy efectivos para prevenir estas conductas, pero hay que abordar pronto el problema", aseveran fuentes policiales.

"Ver a la familia, vacilar, soltar y recoger a gente..."

Cualquiera puede alquilar una moto acuática, aunque la mayoría de las que se usan son en propiedad. Bastan unos minutos para observar cómo circulan por zonas demasiado cercanas a la playa a pesar de la señalización mediante boyas. También es frecuente ver cómo se aproximan a la orilla fuera de los canales de entrada y salida específicos para ello con más rapidez de la permitida —3 nudos, 5 kilómetros por hora—. Y ello, señalan investigadores consultados, atenta contra la seguridad de bañistas, buceadores y otras embarcaciones de recreo.

La infracción que más se repite es la de acceder a la orilla sorteando a usuarios de las playas, “para ver a la familia, para vacilar, para soltar y recoger a gente...En esa maniobra está el peligro”, subrayan las mismas fuentes.

Es el instructor del expediente quien determina la cuantía de la sanción, en función de las circunstancias. “No es lo mismo navegar a toda velocidad entre bañistas, poniéndolos en grave riesgo, que entrar en zona de baño y fondear (anclarla) e irse a tomar una copa. Ambas infracciones son graves pero la cuantía es distinta”, precisan las mismas fuentes. Fuera de la zona balizada no hay límite de velocidad, pero sí se exigen normas seguridad, como la distancia cuando se cruzan, que tiene que ser de 50 metros.

Unas de las imágenes a las que ha tenido acceso este periódico recoge incluso a menores al volante de motos de agua. La normativa les prohíbe conducirlas hasta que alcancen la mayoría de edad. Con 16 años se les permite hacerlo, siempre que cuenten con autorización paternal. Antes sólo pueden viajar en la parte atrás y con chaleco salvavidas.

Otras de las conductas que los investigadores persiguen son el consumo de alcohol, la carencia de documentación –como el seguro– y de la titulación adecuada, sobrepasar el número máximo de ocupantes y la falta de medidas de seguridad, como el uso de chalecos con una gran flotabilidad.

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