El martes 4 de enero se cumplieron los 15 días desde que La Invisible, organización que gestiona La Casa Invisible recibiese la primera notificación del Ayuntamiento de Málaga. Ese era el plazo para que se desalojase el inmueble de forma voluntaria, ahora, el Consistorio debe iniciar el procedimiento para certificar que de hecho no han abandonado el edificio de forma voluntaria y, entonces, comenzarán otros ocho días para que procedan al desalojo, según comunican desde el área de Urbanismo del Consistorio.

La Invisible se mantiene en su postura de buscar la vuelta al diálogo con el alcalde con el fin de salvar el proyecto cultural que en el edificio se viene realizando. En un comunicado en sus redes aseguraron estar en “alerta naranja” esperando no recibir una segunda notificación por parte del Ayuntamiento, “llegado ese momento, entraríamos en alerta roja, ya que a partir de entonces, la posibilidad del desalojo por la fuerza sería una realidad”, aseguran en el mensaje a sus seguidores.

Añaden que van a evitar “por todos los medios” recibir esa notificación. Desde el Consistorio aseguran que seguirán las vías legales que se contemplan pese a que los miembros de La Invisible no reciban esa notificación una vez enviada.

En las mismas redes de La Casa Invisible se comparten mensajes de apoyo de distintas personalidades del mundo de la Cultura como Pepe Viyuela, Jorge Pardo, Alex O’Dogherty o Pedro Casablanc. Asimismo, anunciaron el Congreso Internacional MULTIPLICITY sobre el Futuro de las Políticas Sociales en Europa organizado junto con el Museo Reina Sofía y el European Institute for Progressive Cultural Policies entre el 25 y el 27 de febrero, fecha en la que, según los plazos marcados por el Ayuntamiento deberían haber desalojado el edificio.

No parece que las posturas se vayan a reconciliar después de más de 14 años de okupación del inmueble y de que la concejala de Cultura, Noelia Losada, señalase la necesidad de su desalojo. Al mismo punto se llega desde la Gerencia Municipal de Urbanismo, pese a que en 2018, en una situación similar, se pudo reencaminar el diálogo y el alcalde paró el desahucio del edificio.