Emasa usa la inteligencia artificial para detectar hábitos de consumo

El objetivo es monitorizar fraudes y fugas en la red, mal funcionamiento del servicio y alertar de problemas a familiares de dependientes

El Ayuntamiento de Málaga asume el mantenimiento del saneamiento y ahorra a los propietarios más de 300.000 euros

Un operario de Emasa realiza obras en la red de saneamiento de la capital. / EFE

Emasa, Empresa Municipal de Aguas de Málaga, utiliza ya la inteligencia artificial para detectar un gran número de situaciones que pueden afectar al usuario o al servicio. Casi todo se hace a partir de la determinación del patrón de consumo de hogares e industrias, de forma que las alteraciones en esa forma de consumir agua permiten localizar fraudes, fugas, mal funcionamiento, la necesidad de renovar los contadores o, incluso, problemas de salud sobrevenidos en el caso de personas dependientes (si un anciano que se duchaba todos los días deja de hacerlo, puede significar que se ha caído). Así lo explicó ayer Pedro María Galdón, jefe de Área de Tecnologías de la Información de la compañía.

Galdón desgranó el proyecto Motor de Cálculo y Sospecha (MCS), que consiste en combinar algoritmos y los numerosos datos que envían los contadores inteligentes de los domicilios, transmitir la información vía radio o a través de distintas técnicas, “porque no es la inmediatez del dato, sino la cantidad de datos que transmite ese contador acerca de patrones de consumo”, dijo. En Málaga hay contadores inteligentes en una horquilla que va de los 50.000 a los 60.000 (en la capital hay a fecha de 2021 más de 200.000 hogares), “aspiramos a tener a toda la población con telelectura”, aseguró Galdón. Incluso, se colocan estos contadores en la red de tuberías, lo que redunda en monitorizar los hábitos de consumo de agua.

Ello permite detectar a grandes consumidores o a consumidores industriales (empresas), así como conductas anómalas (fraude o mal funcionamiento), además de ayudar a renovar los contadores (algo que, por ley, hay que hacer cada doce años). Lo que sí resaltó este experto es la necesidad de decidir dónde es prioritaria la telelectura.

“En las redes, lo mismo, los contadores nos ayudan a determinar los balances hidráulicos”, precisó. Así, si se ubica un contador de entrada y otro de salida, se produce un efecto beneficioso que ayuda a “minimizar la búsqueda de fugas”, gracias también a los sensores instalados en la red.

Destacó, por ejemplo, un acuerdo piloto de Emasa con los Servicios Sociales de la ciudad y la Junta de Andalucía para, a partir de los patrones de consumo y el uso de los algoritmos de predicción, establecer un sistema de alerta proactiva para grandes dependientes, de forma que, si se detecta un cambio en el consumo de agua, ello podría alertar de un problema grave de personas mayores, con enfermedades o con déficit cognitivo. Si un anciano se ducha todas las mañanas y, de repente, no lo hace dos o tres días, podría haberse caído en la bañera o puede localizarse mucho antes que los médicos la pérdida de facultades cognitivas. Emasa avisa a los Servicios Sociales y sus técnicos se ponen en contacto con el afectado o la familia para comprobar que todo anda bien. Hay más de 100 viviendas monitorizadas y se quiere aumentar la cifra.

¿Qué más hace Emasa con la inteligencia artificial? “Predicciones con la base de datos históricos, propios y ajenos, que vienen por la sensorización, de AEMET o de las boyas del puerto. Analizar datos y clasificarlos bien, lo que nos permite optimizar procesos”. Por ejemplo, ayuda a predecir la demanda de agua, algo vital en una provincia ya anclada en la sequía permanente y ello ayuda a gestionar recursos. “Nos permite gestionar las redes de distribución, minimizar las fugas, son kilómetros y kilómetros”.

Ahora, Emasa ha recibido dinero para los Proyectos Estratégicos de Recuperación y Transformación Económica (PERTE) y estudia, con la colaboración público-privada y la Universidad, los gemelos digitales y su impacto en el ciclo del agua. Un gemelo es una representación digital de un sistema físico. Por ejemplo, sería un gemelo digital una representación idéntica del sistema de distribución de tuberías de la ciudad, de recolecta de aguas residuales o pluviales o de las plantas de tratamiento. Así, los técnicos pueden hacer simulaciones. “¿Qué pasa si tengo que limpiar esta parte de la desalobradora?”, se preguntó el experto. Permiten identificar problemas y fallos y ser más proactivos, menos reactivos, reduciendo costes. “Podemos simular de forma más precisa y hacer monitorizaciones en tiempo real”, declaró. Así, podrían hacerse predicciones, por ejemplo, de una Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) antes de que sucediera y de su impacto potencial.

“Vamos a hacer gemelos digitales alimentados con datos de bombeos, caudales, estado de las mareas, de los embalses”, dijo, y ello permitirá realizar simulaciones con el modelo, predicciones y así el modelo reaprenderá, con el fin de generar alertas. La inteligencia artificial debe ayudar, por ejemplo, al análisis de la calidad del agua, a reducir el desperdicio de químicos cuando se hace potabilización, detectar descargas ilegales antes de que haya impactos ambientales, vertidos ilícitos y mejorar alertas. Galdón ofreció ayer la charla “Inteligencia Artificial:una oportunidad para las empresas del Ciclo Integral”, celebrada en el marco de una jornada sobre inteligencia artificial y ciberseguridad organizada por la Fundación Innova IRV en el edificio The Green Ray, en Málaga capital.

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