Todo sea por encontrar novio
Las solteras de Mijas tiran chinas a San Antón para encontrar pareja a lo largo de este año


Si el mes de enero está caracterizado por fechas especiales, una de ellas es la del patrón de los animales, San Antón, la cual se celebró ayer en la ermita mijeña que data del siglo XVIII y que lleva el nombre del santo. Como marca la tradición, por la mañana los vecinos se acercaron al templo para que el cura bendijera a sus mascotas. Así, residentes de distintos pueblos de alrededores llegaron con toda clase de animales: perros, gatos, conejos, caballos y hasta tortugas y ratones no querían perderse la cita.
La fiesta tiene otra particularidad y es que la leyenda cuenta que las mujeres solteras que quieran conseguir un novio tienen que tirarle chinitas al santo, concretamente en la zona de la entrepierna. Sin embargo, la talla de San Antón, ubicada dentro de la ermita, ha tenido que ser restaurada a consecuencia de los deterioros que ha sufrido en los últimos años, por lo que ayer se prohibió seguir la costumbre en el interior de la capilla. No obstante, para hacer cumplir el sueño de algunas mujeres, a éstas se les permitió lanzar chinas al santo de mármol tallado en la misma fachada de la ermita, cosa que por la altura se hacía más difícil. En cuanto a esta tradición, una de los mayordomos del santo, Ana Díaz, aseguró que funcionaba. "Lo llevamos haciendo hace varios años y tiene efecto. Aquí en Osunillas ninguna se ha quedado soltera", decía riéndose. Una de sus amigas, María Sánchez, añadió: "Había una mujer que un año le tiró piedras al santo y enseguida encontró novio. Se quedó tan maravillada que hasta bautizó los niños en esta ermita".
Después de la bendición de los animales, las mujeres mayores hicieron la famosa rueda de la patata y cantaron canciones de juegos y columpios, tal y como se hacía antiguamente. "Son canciones tradicionales de las zonas de Mijas, como Osunillas, La Alquería y Valtocado", contaba una vecina. La gastronomía también tuvo su cita y como siempre se ofrecía todo tipo de frituras, además los callos de San Antón, la comida típica para ese día, seguida de la rifa de un gallo. Mientras, a la entrada de la ermita se vendían alimentos populares, como palmitos y barquitos, entre otros.
La tradición de San Antón se mantiene exactamente igual que hace un siglo, por lo que muchos vecinos señalaron ayer la importancia de transmitir este ritual a los más jóvenes. "Esta costumbre es muy bonita y debe mantenerse", comentaba un vecino mijeño. "Es un verdadero viaje en el tiempo".
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