Grupos de jóvenes adultos, disfrazados de distintas guisas y en grupos que suelen superar la decena. Son las premisas para identificar a una despedida de soltero a lo largo y ancho del país. Con la vuelta a la normalidad vuelven a producirse bodas y con ellas, una práctica que se mantuvo casi olvidada durante algunos años pero, ¿es posible legislar contra ellas? ¿Se pueden prohibir las despedidas de soltero?

En un país en el que rige el Estado de Derecho, es muy difícil hacer ordenamientos que prohiban a los ciudadanos ciertas libertades más allá del respeto a las personas del entorno. Por ejemplo, la ordenanza de la capital de la Costa del Sol ya recoge la imposibilidad de ir con la calle con un megáfono haciendo ruido. Ahora, desde el área de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Málaga se está estudiando cómo han actuado contra estas prácticas en otros consistorios. 

"Estamos trabajando en ello, estamos en contacto con ayuntamientos como el de Zaragoza para ver qué han hecho ellos, pero lo primordial es que desde la hostelería sean colaborativos, sería bueno que los camareros llamasen la atención a los clientes que estén pasando el límite del decoro", asegura Avelino Barrionuevo, concejal de este área en el consistorio. 

En esta búsqueda del civismo, Zaragoza, por ejemplo, prohibió las charangas, que solían ir acompañando a las despedidas y causaban molestias en los vecinos. Sin embargo, las despedidas siguen siendo legales y están permitidas. Resulta evidente la dificultad para acotar legalmente las prácticas, no es ilegal disfrazarse ni salir a la calle vestido como cada uno buenamente decida. 

Más cerca queda Mojácar, que en 2016 aprobó una ordenanza municipal que prohíbe la celebración de despedidas de soltero "obscenas" e "indecorosas" en el municipio, en las que se "atente contra la sexualidad" al portar muñecas hinchables u otros elementos similares por la vía pública.

Entonces, la alcaldesa de la ciudad, Rosa María Cano defendió que no se multaría a las personas que "vayan vestidas de forma graciosa" pero sí en el caso de que dicho atuendo lleve adornos con forma de "penes o pechos", si bien puntualizó que la Policía Local aplicará esta ordenanza con "sentido común". Las multas iban desde los 100 a los 300 euros, las infracciones leves, hasta los 1.000 euros que podían imponerse en las más graves.

En Tarifa o Conil se instó a la Policía Local a ser más exigente con el cumplimiento de las normas de ordenamiento urbano, llegando a advertir con notificar a Hacienda de las casas en las que se alojan los grupos, para preguntar por su legalidad. 

En Tossa de Mar (Girona), las multas por organizar actividades sin autorización como gymkhanas estaban entre los 200 y los 600 euros. En la ciudad costera, además, se comenzó a multar a los viandantes que sólo llevasen bañador lejos del litoral. 

En Málaga, dónde dije digo, ahora es Diego. El alcalde que este lunes anunció la posibilidad de implantar medidores de sonido en las viviendas, este martes lo ha descartado desde lo público para depender "de la iniciativa privada". 

Por su parte, desde la Asociación de Viviendas Turísticas de Andalucía se sienten "demonizados" y aseguran que ya han firmado un Código de buenas prácticas con el Colegio de Administradores de Fincas que ya recoge esa recomendación.