Pedro fue elegido concejal en las primeras elecciones municipales de 1979, iba en la formación del PSA de independiente destacado por la representación de las peñas de Málaga; desde entonces formó parte del primer equipo de gestión del alcalde Pedro Aparicio. Ya en las listas del PSOE, nos acompañó gobernando durante dos legislaturas, y en el último cuatrienio fue Jefe de gabinete de la alcaldía. Estuvo al frente de la concejalía antigua de Obras, la que después bautizaríamos como los Servicios Operativos, también fue concejal de Urbanismo, con su inseparable gerente Venancio Gutiérrez Colomina.
En los primeros años, con “La Ciudad del Paraíso” hecha unos zorros, su labor era imparable, siempre rodeado por los vecinos y sus obreros, tratando de resolver los miles de desaguisados que nos dejaron en herencia, como también recibimos las arcas con telarañas. Inventó la fórmula de que los vecinos juntaran para los materiales y el ayuntamiento ponía la maquinaria y la mano de obra. Así como concejal de Churriana pude lograr, hacer los accesos a la barriadas de San Julián, La Noria, la Tosca y las Carmelitas que recuerde, lagos de polvareda y piedras eran sus calles.
Antes de comenzar cada Feria de agosto, García Bárcenas se ponía al frente sus tropas, con sus generales Pepe Tirado y Antonio Salas. El solar desolado durante meses, con sus casetas masacradas, lo dejaban hecho un cromo y encima tenían el arte de instalar una fuente de colores nueva cada año. Estamos hablando de unos terrenos que hubo que allanar con una enorme montaña entre Portada Alta y Teatinos. Así que mi gestión de los logros de la Feria del Sur de Europa, tenía unos autores anónimos, que en los meses de calor se bronceaban con el palustre y alargando cables.
No tuve la ocasión de comentarlo, pero las obras de restauración de la Casa Natal de Picasso, contaron con sus buenos oficios para su puesta a punto, junto a la ornamentación dada por su director Eugenio Chicano. Gran favor me hizo en esa tarea en la que yo andaba más que pez.
Pedro aterrizó en la Corporación de 1979, con una mayoría de jóvenes barbados, tremendamente ideologizados en los ramales de la izquierda de la época, su gran trabajo discreto y afecto personal, hizo superar nuestras edades y procedencias políticas o sociales. Persona leal y devota de -puedo llamarlo así- su hermano menor Pedro Aparicio; no necesitó otro credo que la disposición permanente a las órdenes del “bastón de mando” de su amigo del alma en la Casona del Parque.
La última vez que le pude visitar me partió el corazón su comentario. Tan culé como Aparicio, apagaba el televisor cuando jugaba el Barça, para no hincharse de llorar con el amargo recuerdo de su amigo desaparecido.
Dónde quiera que esté, seguro que se abrazará y conversará con el exalcalde, y le ampliará su vocabulario con sus inagotables hallazgos, algunos dirían trasgresiones del lenguaje, pero lo cierto es que formarían un nuevo tratado de neurolingüística popular ante tantas invenciones y nuevas palabrejas que nos encontramos.
Francisco Flores fue concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Málaga, también integrante de la primera Corporación democrática.
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