Málaga

La falta de fármacos en Málaga, un problema para médicos, pacientes y boticarios

Interior de una farmacia, en una imagen de archivo.

Interior de una farmacia, en una imagen de archivo. / Javier Albiñana

La falta de medicamentos lleva ya muchos años. Y se agrava. Si hace un lustro afectaba a unos 300 fármacos, en la actualidad hay más de 600 en el listado con problemas de suministro. Entre ellos, ansiolíticos, antibióticos, mucolíticos, anticonvulsivos, antipiréticos... Por citar sólo tres nombres afectados: la Amoxicilina, la Aspirina y la Viagra. En unos casos, la solución es inminente; en otros, la carencia no tiene fecha de finalización.

Desde el Colegio de Farmacéuticos de Málaga, se aclara que no debe cundir la alarma porque en la amplísima mayoría de los casos existen fármacos alternativos. “Soluciones hay. No debe crearse un alarma innecesaria. Es un problema que se solventa bien con la sustitución por otro medicamento de la misma composición”, explica el presidente de la institución, Francisco Florido. Añade que, casi siempre, el usuario encuentra un fármaco sustituto en la propia farmacia.

Pero médicos, boticarios, asociaciones de pacientes y usuarios reconocen que la situación empeora. “Nos da quebraderos de cabeza”, admite la secretaria de la Asociación Andaluza de Pediatría de Atención Primaria (AndAPap), Leonor Quesada. La facultativa tiene “la percepción” –no confirmada por ningún estudio– de que ahora faltan más medicamentos pediátricos que antes de la pandemia. “En los chat profesionales en los que participamos la falta de fármacos es un tema continuo”, explica.

Los farmacéuticos pueden sustituir un medicamento por otro del mismo principio activo, pero no cambiar la prescripción del médico porque supondría modificar el tratamiento. De manera que cuando no hay un fármaco alternativo, el paciente debe iniciar un peregrinaje por otras farmacias para intentar conseguir el que originariamente le recetó el facultativo o volver al centro de salud para que le indique otro. Y con las demoras que hay en Atención Primaria, esta última opción retrasa el comienzo del tratamiento. En la mayoría de los casos, el boticario puede darle un fármaco alternativo al paciente. Pero cuando es imposible, lo deriva otra vez al médico y se produce una duplicidad de consultas.

Para evitarlo, hay facultativos que a la vez cargan en la receta electrónica dos tratamientos. Uno, el que saben que mejor le va al paciente (pero que tiene problemas de suministro) y, otro, por si no encuentra el primero. “Yo intento explicárselo a las mamás y que lo entiendan bien. Pero siempre hay un riesgo de seguridad del paciente porque se puede generar confusión”, indica Quesada.

Una sanitaria de una botica de la capital apuntaba que “para la gente es un trastorno”. Y añadía: “Muchas personas vienen mareadas de recorrerse varias farmacias intentando encontrar un medicamento concreto”. Citaba entre ellos el Depakine Crono, un remedio para la epilepsia, cuya falta previsiblemente se solucionará de manera inminente. Un familiar de un paciente con esta patología apuntaba que la sustitución puede tener consecuencias. “Mi hermano ha tomando otros anticonvulsivos con los que, de vez en cuando, convulsionaba. Sin embargo, con este tratamiento lleva más de 10 años sin ningún episodio. Me da miedo que se lo sustituyan por otro”, afirmaba.

La presidenta de la Asociación de Diabéticos de Málaga (Adima), Esther Galicia, apunta que a veces desde esa organización han tenido que ayudar a algunos pacientes a buscar ciertos fármacos “debajo de las piedras” ya que eran los más adecuados para esos enfermos. Es el caso del Ozempic, un tratamiento para la diabetes tipo 2 y que se ha extendido como fármaco para adelgazar debido a la influencia de las redes sociales. Esta realidad provoca dos problemas: que le falte a los diabéticos que lo necesitan y que haya personas sanas que lo tomen para perder peso. Galicia también expresa sus reticencias a la sustitución de fármacos. “La falta de un fármaco puede llevar a las personas a tener que recibir una medicación que no siempre es la que se ajusta al 100% a su caso”, argumenta.

El problema con el suministro de fármacos es “complejo” según reconoce Florido. La falta de previsión de los laboratorios, es sólo una de las causas. Hay profesionales que destacan que los precios de los medicamentos en España –más bajos que en otros países– tampoco ayudan. Pero lo cierto es que las faltas se están produciendo también ya en Alemania y Francia. En el ámbito nacional, llevan ya registrándose casi una década y ahora el listado de fármacos con problemas de suministro es más abultado que entonces.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios