“Tuve que ir a muchas farmacias para encontrar el medicamento”

Sanidad

Farmacéuticos creen que los bajos precios en España son la principal causa del desabastecimiento

Un ciclista pasa delante de una farmacia.
Un ciclista pasa delante de una farmacia. / Javier Albiñana

El marido de Margarita es uno de los afectados por el desabastecimiento de medicamentos. Ella ha tenido que hacer un peregrinaje por distintas boticas para conseguir Sinemet plus, un fármaco contra el parkinson. “Al final lo encontré, pero he tenido que ir a varias farmacias”, admite. Y no sólo tuvo problemas para lograr esa medicina para su marido. Tampoco conseguía el Adiro, que él toma para la circulación. “Se lo han sustituido por un genérico y sigue tomando el genérico porque el Adiro no se consigue. Sé que no es culpa ni de los médicos ni de las farmacias; pero no veo normal que esto esté pasando”, opina.

José Luis García cuenta que toda su familia intenta encontrar Diemil, una medicina para los vértigos de la abuela. “Hemos recorrido farmacias del centro y de los barrios, pero nada. No hay. Es la primera vez que nos pasa esto. Llevamos buscándolo desde septiembre”, relata.

Concepción Alguacil entra en la farmacia Mata. Busca la vacuna de la gripe. Es la segunda botica a la que va. Pero está agotada y se va sin ella. “Cuesta 14 euros, la tengo que pagar; pero ni pagando”, se lamenta.

La misma suerte corre Eduardo Jiménez, que también quiere comprar la vacuna para inmunizarse.

Según la página de la Agencia Española del Medicamento (AEM), faltan casi 400 fármacos. Un déficit internacional, que se suma a los desabastecimientos en Andalucía derivados del sistema de subastas. Pero el problema ahora es global.

“La primera causa son los bajos precios [de los medicamentos en España]. Hay laboratorios en India y Pakistán que producen para medio mundo. Y si no tienen para cubrir todos los mercados, abastecen al medio mundo que les paga más”, explica el vicesecretario de la distribuidora Bidafarma, Luis Ortega.

"Buscamos un fármaco para los vértigos de mi abuela. Recorrimos los barrios, el centro y nada”

José Luis García, usuario

Puede haber otras razones, como problemas puntuales de producción o el acopio que hacen algunos turistas. “Cuando vienen, aprovechan y se llevan porque aquí les sale más barato; con lo que ahorran se pagan el viaje”, señala Ortega. Y hasta se rumorea en el sector, que otra causa es que el Reino Unido está acumulando existencias de cara a evitar faltas tras el Brexit.

Pero los farmacéuticos coinciden en que España está pagando con el desabastecimiento su política de precios de referencia bajos. “Los precios son tan bajos que los laboratorios desvían los medicamentos a otros sitios. Los usuarios vienen rebotados y enfadados cuando tienen que ir de una farmacia a otra. Que falte el Dalsy no es problema porque hay alternativa, el problema es cuando no hay alternativas”, advierte el farmacéutico Antonio Rodríguez.

Una farmacéutica del centro que prefiere no dar su nombre hace una búsqueda de medicamentos en su ordenador. “Mira, mira”, pide. Hay casi tantos fármacos “sin incidencias” como otros en los que “no hay stock”. A medida que baja por la pantalla, el “no hay stock” se repite en decenas de medicamentos. “Que no haya Dalsy es un tontería, porque aunque la gente lo quiere por su sabor, hay un montón de genéricos. Pero no es normal y es un problema grave que no haya Adiro (para prevención del ictus) o Apocard (para las arritmias)”, sostiene.

La mayoría de los fármacos que faltan son baratos y conocidos a nivel mundial

Un recorrido por media docena de farmacias permite concluir que “el desabastecimiento va a más”, según los testimonios de los boticarios. “Ya es un problema nacional, no es solo por las subastas de Andalucía”, indicó otra farmacéutica que también prefirió permanecer en el anonimato.

Muchos de los fármacos que faltan son de precios muy baratos y conocidos mundialmente. Un profesional comentaba que en Portugal el Omeprazol –un protector de estómago– cuesta el doble que en España e insistía que los bajos precios son el detonante de esta situación.

De momento, el Colegio de Farmacéuticos de Málaga no considera que se trate de un problema de salud pública y sostiene que no hay motivo de alarma. Desde esta institución se señala que la mayoría de los fármacos pueden ser sustituidos en la misma botica por otros alternativos o bien el médico puede cambiar la medicación.

Muchos profesionales se quejan de que a los desabastecimientos derivados de la subasta andaluza se suman ahora estas faltas que afectan a toda España. Y piden que –se deban a la causa que sea– se le pongan soluciones en beneficio de los pacientes.

“Hay fármacos que para el tratamiento de un mes cuestan menos que una caja de chicles”

La explicación de los farmacéuticos se repite cuando se les pregunta por qué faltan medicamentos: los bajos precios de los fármacos en España. Una farmacéutica que prefería no dar su nombre precisaba que el tratamiento para un mes de Adiro –que está en falta y se utiliza para evitar la formación de trombos en personas con cardiopatías– vale 1,45 euros. “Un paquete de chicles cuesta más caro que un Adiro y la industria farmacéutica no es una ONG...”, reflexionaba.

En su opinión, los problemas de abastecimiento se derivan de que “los precios de referencia están tirados por los suelos” y estimaba que “la falta de rentabilidad [para los laboratorios] ha llevado a esta situación”.

España y Andalucía llevan más de una década aplicando diferentes medidas para la contención del gasto farmacéutico. Estos profesionales se han quejado repetidamente porque la reducción de la factura a su vez merma su margen de beneficio. Pero ahora las consecuencias empiezan a repercutir sobre los consumidores, que no encuentran el medicamento que buscan.

Una boticaria reconocía que usando contactos de compañeros había conseguido una caja de un fármaco en falta y que no la había vendido porque la había guardado para un familiar que lo necesitaba. “Aunque haya medicamentos más conocidos o menos conocidos; unos más utilizados y otros menos, importantes son todos para el que se lo tiene que tomar”, opinó.

Los farmacéuticos insisten en que los desabastecimientos –sean por la falta generalizada en España o por las subastas de Andalucía– obligan a sustituir medicamentos con los consiguientes cambios de colores y tamaños. Algo que genera confusión, sobre todo en las personas mayores, y que provoca una menor adherencia a los tratamientos.

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