Málaga

La falta de pediatras en Atención Primaria se agravará con las jubilaciones del próximo lustro

Un pediatra atiende a un bebé.

Un pediatra atiende a un bebé. / M. H.

El déficit de pediatras es un problema. Y en la Atención Primaria aún más. Porque cuando estos especialistas terminan su residencia, pocos optan por trabajar en centros de salud dada la sobrecarga de trabajo, los menores ingresos –que pueden ser de hasta 1.500 euros mensuales menos que en los hospitales– y la menor proyección profesional que en el nivel hospitalario.

En resumen, faltan pediatras y los que pocos que hay prefieren no quedarse en Atención Primaria. Pero el panorama es todavía más oscuro. La Asociación Española de Pediatría (AEP) estima que la situación se agravará en el lustro venidero: “El déficit crecerá ya que se prevé la jubilación de uno de cada cuatro pediatras de Atención Primaria en los próximos cinco años”.

La organización lanzó la advertencia a finales de junio a nivel nacional. La Asociación Andaluza de Pediatría de Atención Primaria (AndaPap) sostiene que los datos son extrapolables a Málaga. “La edad media de los pediatras en la comunidad autónoma es muy alta y la mitad se jubilará en la próxima década. Ya tenemos una situación bastante mala, pero va a empeorar”, comentó la vicepresidenta de AndaPap, Leonor Quesada.

El problema es generalizado en toda España y se remonta a casi dos décadas. Sindicatos, organizaciones profesionales y los propios especialistas llevan mucho tiempo advirtiendo que la mayoría de los pediatras que acaban su MIR se van a los hospitales, la sanidad privada e incluso al extranjero. De modo que las jubilaciones que están por venir en el corto y mediano plazo, no harán más que empeorar el déficit y las dificultades para cubrir sus plazas en los centros de salud.

Particularmente en los pueblos del interior. En enero de 2002, por ejemplo, cuatro municipios de la Sierra de las Nieves se quedaron sin este especialista. Fueron Yunquera, Alozaina, Tolox y Casarabonela. A la Admnistración sanitaria le resultó complicado reemplazarlo.

Desde hace casi dos décadas, el Colegio de Médicos, la AEP y la AndaPap vienen denunciando que, debido al déficit de pediatras, en torno a un tercio de los niños no son atendidos por facultativos con esta especialidad, sino generales o de familia. La Administración sanitaria rebaja el porcentaje a alrededor del 20%. Pero, número arriba o abajo, el problema existe y perjudica sobre todo a la población infantil del interior. En la provincia hay, según los últimos datos recopilados por Málaga Hoy, un total de 206 plazas de Pediatría de Atención Primaria.

Según Quesada, aparte del negro futuro que se prevé por las jubilaciones que se avecinan, está el presente. Explica que debido a la alta edad media de la plantilla, en el día a día difícilmente está cubierta la totalidad de la plantilla. Por dos razones. Por un lado, porque al tener mayor antigüedad acumulan más días de descanso. Pero fundamentalmente porque se producen más bajas y éstas no son cubiertas.

“Hay un maltrato por parte de la Administración que no hace sustituciones y tienes que hacer tu trabajo y el del compañero que esté de baja. Es un abuso intolerable que se ha normalizado”, critica. Unas carencias que se agravan en verano con las vacaciones del personal. Como ejemplo cita la situación del centro de salud de Rincón de la Victoria, donde para casi 8.000 niños hay seis cupos de Pediatría. Pero ahora sólo hay tres profesionales “y a veces dos”.

El déficit de estos especialistas se traduce en una sobrecarga de trabajo. Según Quesada, ésta se acrecienta por el retraso en la implantación de la enfermera pediátrica. Andalucía era la única comunidad autónoma española que no contaba con esta figura. El Servicio Andaluz de Salud ya ha ordenado que haya una por cada 900 niños. Pero la representante de AndaPap asegura que esa incorporación es más sobre el papel que en la realidad. Como ejemplo apunta que en su centro debería haber seis y hay solo dos. Y debido a vacaciones y descansos, al menos una cuarta parte del año, sólo hay una.

“Dos enfermeras pediátricas para casi 8.000 niños supone que cada una tiene asignados unos 4.000, con lo cual apenas si pueden vacunar y poco más”, advierte. De modo que, denuncia, hay muchos programas preventivos –como el de obesidad infantil– que apenas si se pueden abordar, ni tampoco pueden descargar de trabajo al pediatra.

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