Málaga

De flores y abanicos

  • Los puestos de la Feria venden "de todo" y su éxito depende de dónde se sitúen

La estampa es una vieja conocida. Siempre que la ciudad se engalana, ya sea en Navidad, Semana Santa, Carnaval, el Festival de Cine o la Feria, la calle Larios y otras arterias se dejan abastecer por los típicos puestecillos y sus tenderos. El mimetismo les caracteriza: limón con sal en la semana de Pasión y flores de flamenca para la fiesta mayor. Lo demás no varía demasiado en las diferentes celebraciones: abundan juguetes, chuches, refrescos, coco, altramuces, pipas, agua grande y agua pequeña. Son nómadas, van allí donde haya jaleo y disponen siempre de una sonrisa para autóctonos y extranjeros. Y también son miembros de la Feria de pleno derecho.

Paqui se sienta en una banqueta a la derecha del mostrador de su puesto en Larios. Está justo al lado de cuatro cajas de cartón donde se amontonan flores de plástico para el pelo. "Es lo que más vendemos durante la Feria, junto con los abanicos". Paqui es veterana en el negocio, y tiene las ideas claras: "Solo abro en Semana Santa y en Feria, lo demás no lo trabajo". A parte de ser un elemento festivo y de constituir casi un servicio para las flamencas de última hora, también es un negocio. "Este año vamos regular, hay mucha gente en la calle pero también más competencia". Su técnica se basa en el asesoramiento, y aunque haya "mucho jaleo", intenta siempre atender a los clientes sin prisa y con tino, porque las flores para el pelo son "todo un arte", y no hay que correr.

Lorena es la encargada de otro quiosco ambulante, situado frente al de Paqui, pero un poco más cercano a la plaza de la Constitución. Vende refrescos, algodón de azúcar, caramelos y "un poco de todo". Para Lorena la clave es el buen servicio pero también el sitio en el que se sitúe el negocio. "Llevamos ya cinco años aquí, y la verdad es que nos va bien. Esta feria está siendo buena, hay mucha gente y estamos vendiendo". Lo más solicitado en el negocio de Lorena son los "típicos juguetes de feria [guitarras para niños, pistolas de agua, entre otros] y el algodón de azúcar". Una empleada no para de hacer girar el torno y, con mano experta, despacha a la cola de feriantes a los que les ha apetecido un dulce rosa.

Guillermo y Francisco están muy cerca de la plaza de la Constitución. En su puestecillo venden todo lo necesario para un día de Feria en el centro: vasos para vino dulce, pañuelos que rezan Feria de Málaga 2015,flores, mantillas y todo tipo de souvenirs para el visitante. Por su proximidad a la plaza, a su alrededor hay más bullicio que en el resto de establecimientos. "Las flores y los abanicos son los reyes de las fiestas. Todo el mundo quiere uno, para estar guapa y porque hace calor", comenta Francisco, a lo que Guillermo añade que "los pañuelos serigrafiados y los vasos que se cuelgan del cuello también se venden bastante". El clásico vasito de fino cumple con dos objetivos: por un lado, pasado el ecuador de la Feria es muy habitual que en los sitios donde se vende vino no queden ya vasos de plástico; y por otro, son un souvenir ideal si aguantan el trote de toda la semana. Los dos vendedores son expertos, llevan seis años al frente del negocio y saben de lo que hablan. "La gente se acerca y pregunta mucho, pero no se deciden", comenta Guillermo tras atender a una señora extranjera que, una vez consultado el coste de tres productos diferentes, se va con las manos vacías. "El año pasado las ventas dieron un pequeño bajón, y esta semana está siendo más o menos igual, pero habrá que esperar al final para hacer balance".

Para poder vender en la calle hace falta un permiso específico que se tramita a través del Ayuntamiento. Todos los puestecillos que están a pie de calle pagan impuestos y están sometidos a los mismos controles que cualquier otro punto de venta. Así que si el calor aprieta, la flor no pega del todo con el vestido o el hambre arrecia, la solución puede estar más cerca de lo que parece.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios