"Por la forma en la que actuaron los ladrones, no eran muy profesionales"

Los ladrones que en el mes de noviembre desvalijaron los anaqueles de su expositor de joyas en un centro comercial de Puerto Banús no eran "muy profesionales", según relató ayer el empresario afectado por el robo, Miguel Gómez Molina, propietario de la cadena Gómez&Molina Joyeros. "Había indicios que demostraban que, por la forma de actuar, no eran profesionales", añadió. A pesar de la supuesta escasa pericia, los asaltantes lograron sustraer joyas por valor de 4 millones de euros entre los distintos expositores que atracaron en el centro comercial.

A Gómez Molina le robaron, sobre todo, joyas, relojes y los objetos de bisutería más expuestos. El valor del botín que le hurtaron rondaba los 1,5 millones de euros. Los ladrones, según su versión, accedieron a la gran superficie sobre las 16:00, entonces cerrado al público, del 18 de noviembre. Las víctimas no pudieron dar la voz de alarma hasta pasadas las 20:00. Una vez dentro, camuflados de operarios de mantenimiento, los cacos "nos desvalijaron completamente" sin necesidad de recurrir a la fuerza, pues disponían de las llaves para abrir las vitrinas. "No sé si tenían información interna o lograron las llaves a través de la amenaza o la extorsión con un arma de fuego. En esos casos, hay que darlo todo. Hay que defender primero la vida antes que cualquier cosa. Yo hubiera hecho lo mismo. No tengo ningún reproche a los empleados", dijo el joyero.

El empresario atribuyó el robo a un "fallo de seguridad" del que "seguramente habrán tomado nota los responsables". "Somos humanos. Hay que aprender de estas cosas y tener siempre mucha precaución ante el delincuente", recomendó. La información extraoficial de que dispone apunta que la Policía Nacional habría recuperado la mayor parte de la captura. "Estamos muy contentos. Es como si me hubiera tocado la lotería", exclamó el joyero ante el "magnífico" desenlace del delito. "Tenemos una Policía que hace una labor magnífica, a pesar de que dispone de pocos recursos", apuntó Gómez Molina. Desde los primeros días tras el robo, los agentes ya le comunicaron que las pesquisas iban "bien encaminadas". De haber culminado el atraco con éxito, el botín hubiera sido difícil colocarlo en el mercado por su " tamaño y por contener piezas tan señaladas".

Por otra parte, la Policía arrestó ayer a dos personas más por su supuesta vinculación con el atraco. De esta forma son ocho los individuos apresados por los agentes desde que el jueves se produjeran las primeras detenciones. El arrestado más destacado es Miguel Montes Neiro, considerado el preso común más antiguo de España tras permanecer más de 30 años en la cárcel. Montes Neiro recuperó la libertad hace apenas un año, después de que el Gobierno central le indultara una pena de 13 años por robar con violencia e intimidación y por detención ilegal. A la salida de su último presidio, en Albolote, el ex convicto, entonces con 62 años, prometió no volver a delinquir. Montes Neiro declarará esta mañana ante el juez, que ha decretado el sumario de las actuaciones, en los tribunales de Marbella.

La familia del detenido, que salió en libertad el 15 de febrero de 2012 gracias a un indulto, confía plenamente en la libertad de Montes Neiro. Su hermana, Encarnación, se mostró ayer segura de que el juez "lo va a poner en libertad, no hay otra posibilidad". Encarnación fundamenta estas declaraciones en la inquebrantable fe en la inocencia de su hermano y en la sospecha de que ha sido detenido únicamente por conocer a los autores del robo en Puerto Banús. Según la hermana, la Policía "cree que personas que él conoce han sido" las autoras del robo. Montes Neiro pudo hablar ayer con su abogado, Martín Eliseo Rodríguez, al que expresó, según Encarnación, "que estemos tranquilos, que no ha hecho nada".

La operación continúa abierta, por lo que la Policía podría practicas más detenciones. Las primeras investigaciones apuntan a que Montes Neiro intervino en el atraco con la ayuda de dos individuos varones. Los tres portaban armas con la que, presumiblemente, intimidaron a los empleados de los expositores que fueron desfalcados. Cuando los supuestos atracadores, que se hicieron pasar por empleados, accedieron al complejo comercial, este se encontraba cerrado al público, lo que les facilitó la actuación. Redujeron a los tres vigilantes que custodiaban la zona y maniataron a otros tantos operarios. Tras dar el golpe, los ladrones huyeron en uno de los coches de los vigilantes.