Francisco Tinahones: ''La obesidad conlleva diabetes, hipertensión y más de 200 patologías''

''Esta enfermedad se ha convertido en un problema de salud pública muy importante'', apunta el director científico del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga

Un estudio en Málaga confirma que ayunar días sueltos adelgaza más que la dieta hipocalórica

Francisco Tinahones en un laboratoria de Ibima. / Javier Albiñana

En una sociedad donde cada vez es más fácil acceder a los alimentos y donde el estilo de vida de una persona transforma condiciona la manera en la que se alimenta, patologías como la obesidad o la diabetes están cada vez más presentes. En este contexto, el director científico del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga y Plataforma en Nanomedicina (IBIMA Plataforma BIONAND), Francisco Tinahones, repasa el impacto en Andalucía, las estrategias para evitar ambas enfermedades y la labor del instituto en la biomedicina.

Pregunta.Cada vez preocupa más cómo vivimos y cómo comemos. ¿Ha cambiado la salud de la población?

Respuesta.Nos estamos enfrentando a patologías que eran muy poco prevalentes en el siglo pasado. Entre ellas, la obesidad, la diabetes y todas las enfermedades metabólicas. Después de la II Guerra Mundial empezó a existir sociedades del bienestar y se podía ingerir alimentos de forma más fácil. Empieza, entonces, a aparecer la obesidad y todo lo que conlleva: diabetes, hipertensión, alteraciones en las grasas de la sangre, enfermedad cardiovascular y más de 200 patologías relacionadas con la obesidad. Nuestro organismo está preparado para la hambruna y poco preparado para el exceso de alimentos. Venimos de un evolutivo en el que los homínidos han pasado muchísima hambre. Se ha mezclado que hay más acceso a alimentos hipercalóricos con que hay menos actividad física, que es lo que hace gastar las grasas y las reservas energéticas. Y tenemos una biología que tiende a acumular grasas. Estamos ante un problema de salud pública muy importante.

P.Y, en Málaga, ¿qué hábitos influyen en nuestra salud?

R.Por el hecho de estar en Málaga pensamos que somos dieta mediterránea y no tiene nada que ver. Es una dieta que el siglo pasado se hacía en la mayoría de partes de nuestro país, fundamentada en el consumo de verduras, frutas, más pescado que carne, pocos productos ultraprocesados y, sin embargo, por la globalización y por la forma de comer, no se diferencia tanto lo que come un malagueño de lo que come un sujeto de Liverpool. Si nosotros hacemos estudios de adherencia a la dieta mediterránea, puntuamos un poco más que los países del norte de Europa, pero no estamos tan alejados. La adherencia a esta dieta es baja.

P.Hablaba de obesidad. ¿Cuál es la situación de la enfermedad?

R.Es un problema de salud pública que está alcanzando una prevalencia importantísima. Nuestra comunidad y Málaga están incluidas. Probablemente, la prevalencia de obesidad es superior al 20% en Andalucía, es decir, uno de cada cinco andaluces tienen obesidad, que es una enfermedad.

P.¿Qué señales nota el paciente para acudir a un especialista?

R.El peso. La medida en la que no se adecue a nuestra talla... El diagnóstico de obesidad es muy fácil. Luego hay que medir la cantidad de grasa que tenemos en el cuerpo, pero hoy en día, cualquier balanza de fácil acceso te dice la cantidad de músculo y grasa que tiene tu cuerpo. Es pesarse, ver que está incrementando de peso y encender esa alarma para evitar que pasemos del normopeso al sobrepeso y, sobre todo, que no pasemos del sobrepeso a la obesidad. Para evitarlo hay que tomárselo en serio y cambiar el estilo de vida.

P.¿Qué medidas debe tomar una persona con obesidad?

R.Ya estamos hablando de una persona con una enfermedad. El abordaje es diferente. Tenemos que hacer estrategias preventivas para que las personas no lleguen a tener obesidad, pero cuando la tiene, hay que tratarla por un equipo facultativo que le indiquen la dieta más adecuada para que consiga perder peso e, incluso, incluir fármacos que en este momento están siendo tremendamente eficaces para perder peso.

P.¿Cuáles son esos fármacos?

R.Son fármacos que desarrollan sustancias que nosotros tenemos dentro de nuestro cuerpo que nos quitan el apetito. Manda señales del intestino al cerebro para no comer más porque ya hay alimento. Ahora mismo, hay casi 30 o 40 moléculas en estudio, pero, que podamos ofrecérselas a día de hoy a los pacientes hay un análogo de GLP-1, que es el semaglutida, y, luego, un análogo de GLP-1 + GIP, que es otra molécula, que es el tirzepatida. Estos fármacos descienden de forma muy importante el peso.

P.¿Qué suele fracasar en los intentos de pérdida de peso?

R.Es muy difícil perder peso porque tenemos apetito. Nuestro organismo tiende a acumular grasa. Cuando una persona tiene sobrepeso tiene que encender la señal de alarma y tiene que, o incrementar la actividad física o reducir la ingesta. Hay muchas formas de reducirla. Hacer durante un tiempo una dieta hipocalórica, clásica, o hacer, incluso, el ayuno intermitente saltándose alguna comida a lo largo del día... Hay muchas estrategias para que una persona que tiene sobrepeso no llegue a tener obesidad.

Francisco Tinahones en Ibima. / Javier Albiñana

P.Un estudio reciente de Ibima indica una mayor pérdida de grasa con ayuno intermitente en días alternos que con una dieta hipocalórica.

R.Hay diferentes formas de aproximarse para consumir menos calorías. En este estudio hemos demostrado que, a corto plazo, las personas llevan mejor saltarse, por ejemplo, las cenas y comer normal en el desayuno y almuerzo. O, incluso, comer un día normal y otro día una ingesta muy baja a base de proteínas, no más de 300 calorías. Parece que hay una mayor adherencia a que comas cuatro veces. Se ha mostrado más eficaz el ayuno intermitente para perder peso. Aunque, obviamente, con la dieta hipocalórica clásica la gente también perdía.

P.¿Qué beneficios observaron?

R.Hemos encontrado datos sorprendentes. Los sujetos que hacían ayuno intermitente mejoraban neurocognitivamente, es decir, estaban más despiertos. Cuando les sometíamos a un test de rapidez mental, los sujetos que habían hecho ayuno intermitente tenían más rapidez mental que los que hacían una dieta hipocalórica clásica. También encontramos un descenso en la presión arterial que, bien todos los que hacían dieta, perdían peso y bajaban la presión arterial, pero los que hacían ayuno intermitente, le bajaba de una forma más importante. Por tanto, tiene un efecto en reducir peso y parece que, en algunas variables, tiene un beneficio sobre la dieta hipocalórica clásica.

P.¿Estas medidas valdrían para cualquier paciente?

R.Al principio nadie creía que el ayuno intermitente fuese una estrategia, pero a medida que están saliendo más publicaciones todos los profesionales sanitarios se están convenciendo de que es una buena estrategia para perder peso, incluso como estilo de vida para evitar pasar de sobrepeso a obesidad. Pero hay que plantearle al paciente las diferentes alternativas que hay. Algunos pacientes comentan que no pueden hacer una dieta hipocalórica porque al mediodía van a un restaurante con menú del día. Esos pacientes se adecuan mucho más al desayuno y almuerzo normal y, luego, no cenan. Por sus estilos de vida es difícil que puedan pedir un pescado a la plancha en el almuerzo porque comen fuera. Hay que adecuar el tipo de dieta a las características del paciente.

P.¿Las redes sociales son un canal de desinformación sobre las dietas?

R.Hicimos un análisis sobre lo relacionado con nutrición en redes sociales y el 90% eran noticias falsas. Noticias que no estaban basadas en la evidencia. Curiosamente, a nadie se le ocurre hablar de una enfermedad cardíaca. Pero, sin embargo, en la nutrición cualquiera, sea profesional sanitario, nutricionista o no sea, es capaz de dar consejos y contar su dieta o alguna cosa que haya leído. Hay un problema.

P.Desde su perspectiva, ¿qué enfoque ayuda realmente a la pérdida de peso?

R.Reducir la ingesta calórica. Y hacerlo de la forma que más se adecue a tu estilo de vida. Está la opción de la dieta hipocalórica clásica, comer cuatro veces, pero alimentos con bajos contenidos calóricos; la posibilidad del ayuno intermitente; dietas muy bajas en hidratos de carbono, las llamadas dietas cetogénicas... Hay un abanico alto de aproximaciones dietéticas, pero todas van orientadas a ingerir menos calorías. Y, luego, incrementar la actividad física. Si la incrementas sin hacer dieta es muy difícil que tengas una bajada de peso extensible. Para una persona con obesidad, igual. Reducir el contenido de grasa, el contenido de ingesta, no picotear, tomar alimentos más saludables que tienen menos contenido calórico como frutas y verduras, no tomar productos ultraprocesados que tienen muchas calorías ocultas dentro de su composición... Hay que tomárselo en serio.

P.¿Cuál es el impacto de los alimentos ultraprocesados en la salud?

R.Hay desde muy muy perjudiciales a menos perjudiciales. Siempre que un alimento natural se transforma, se están perdiendo las características. Hay ultraprocesados que están hechos a base de vegetales. Obviamente, ese ultraprocesado tendrá menos efecto deletéreo que una pasta procesada con productos lácteos e hipercalóricos que hayan pasado por un proceso de ultraprocesado. Pero es mucho mejor tomarse una verdura natural que una que haya pasado algún proceso para transformarla. La mayoría de ultraprocesados lo que buscan es un mercado más fácil, pero la vuelta a los elementos naturales y frescos es una buena recomendación.

P.¿Se puede perder peso sin pasar hambre?

R.Es difícil. Nuestro organismo está preparado para acumular grasas y quien prometa que se puede perder peso sin pasar hambre, es difícil.

P.Hablaba también de la diabetes. ¿Cuál es la situación actual de esta enfermedad?

R.Igual de preocupante que la obesidad si hablamos de la diabetes tipo 2. Prácticamente, no habría diabetes tipo 2 si no hubiera obesidad. Serían poquísimos casos los que tendríamos. En la medida en la que se estén incrementando las tasas de obesidad, se incrementan las de diabetes tipo 2. Es verdad que, afortunadamente, tenemos buenos fármacos para tratarla. La mayoría no producen hipoglucemias ni bajadas de azúcar, pero tiene un coste y unas comorbilidades que tiene el paciente con diabetes tipo 2.

P.¿Hay avances recientes en esta enfermedad?

R.Sí, la terapéutica es increíble. En los últimos 10 o 15 años tenemos fármacos que han mejorado muchísimo la calidad de vida de los pacientes con diabetes tipo 2. Fármacos que tienen mecanismos de acción más finos que bajan la glucemia, protegen el corazón y no produce hipoglucemias. Desde el punto de vista farmacológico se ha avanzado de una manera brutal. Pero, lo que tendríamos que hacer es evitar que los pacientes lleguen a tener diabetes tipo 2. Lo evitaremos si conseguimos que los sujetos no lleguen a tener obesidad.

P.¿Cuántos pacientes presentan en la actualidad esta enfermedad?

R.La diabetes tipo 2 está en torno al 12% o 13% de la población andaluza, es decir, uno de cada diez andaluces tienen esta enfermedad.

Francisco Tinahones en un laboratorio de Ibima. / Javier Albiñana

P.Dirige Ibima. ¿Cuál es el papel del instituto en la investigación?

R.Es muy relevante. Nuestro instituto está dentro de los mejores de investigación biomédica del país porque hay investigadores muy relevantes en diferentes áreas de investigación, cada una orientada a resolver problemas de salud. Hay una de obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares, hay un área de neurociencia, de todo lo que son enfermedades del aparato neurológico, del sistema nervioso, que ahora mismo son tremendamente prevalentes, hay un área de enfermedades crónicas y alergias, hay un área de oncología muy potente, muy relevante para hacer mejoras en el diagnóstico y en el tratamiento, luego hay áreas más aplicadas a la tecnología, nanomedicina, otra muy activa dedicada a enfermedades raras y poco prevalentes... Prácticamente, hay investigadores en todas las enfermedades más prevalentes que nos azotan en este siglo XXI. Están contribuyendo con sus estudios a mejorar la salud de la población.

P.¿Qué proyectos tiene impulsado Ibima?

R.Muchísimos. Ahora mismo, hay en marcha en torno a 300 proyectos de investigación de diferentes enfermedades y diferentes áreas de conocimiento de la biomedicina. Unos son proyectos nacionales, otros europeos...

P.¿Cómo se traduce la investigación en casos reales?

R.Se traduce en que cuando un investigador descubre una nueva diana terapéutica para resolver una enfermedad, está dando los primeros pasos para que en el futuro tengamos un fármaco que pueda ayudar a los pacientes. Cuando tenemos un fármaco y lo probamos, también vemos cuál es la forma más óptima de aplicarlo e indicarlo. Y, también se están buscando marcadores que digan si un paciente va a ir bien o mal. Es decir, hay avances importantes en el diagnóstico y en la terapéutica.

P.¿Cuál es la visión que tenéis a futuro en Ibima?

R.Ibima ha tenido un desarrollo muy importante en los últimos diez años. Prácticamente, hemos triplicado la captación de fondos para investigación, tanto públicos como privados. Este año, por primera vez hemos rebasado los 30 millones de euros en captación de fondos. ¿Por qué? Porque hay investigadores muy relevantes que hacen propuestas de investigación muy relevantes. Obviamente, eso obtiene financiación tanto nacional y europea como empresas que están interesadas en esos desarrollos. Ahora mismo, en Málaga debemos estar orgullosos de muchas cosas, y una de ellas debería ser el Instituto de Investigación Biomédica de la ciudad, Ibima.

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