EN los años de esplendor de los viajes trasatlánticos, las navieras de la época inventaron una distinción a la que denominaron como la cinta azul. Este premio que también fue conocido como el gallardete azul, distinguía al buque de pasajeros que empleaba menos tiempo en cruzar el atlántico; una travesía que tuvo muchos ganadores y finalizó en julio de 1952 cuando el trasatlántico de bandera norteamericana United States empleó tres días, 12 horas y 12 minutos en una singladura de 5381,9 kilómetros entre el faro inglés de Bishop Rock y el barco faro neoyorkino de Ambrose.

Y si bien aquel hecho ha quedado superado por travesías de catamaranes de alta velocidad, la historia de la cinta azul, dejando a un lago lo que de nostálgico tiene, supuso un muy eficiente acicate publicitario para las compañías propietarias que aquellos buques; unas navieras que ofrecían navegaciones en barcos que habían sido poseedores de aquel galardón. Y aunque las similitudes entre aquellos trasatlánticos nada relacionados con el ocio y los actuales buques de crucero son muy pocas, existe algo que sí los asemeja.

Si en el pasado se publicitaban los barcos por su velocidad, su comodidad o incluso por el número de sus chimeneas, en nuestros días, lo importante de los buques de turistas son las cifras.

Atendiendo a lo que les acabo de contar, hoy les reseñaré algunas cifras y una curiosidad de un gigante crucerista que hace unos días pasó por aguas malacitanas. Navegando con la contraseña de P&O Cruises, el Arvia, tras llegar de urgencia a Málaga el 7 de junio, aunque oficialmente para la foto y la entrega de la metopa su estreno fue el pasado 19 de octubre, es uno de esos barcos que destaca por sus impactantes números.

Con un coste de construcción de 790 millones de euros, sus 184.700 toneladas de registro bruto, sus 345 metros y su capacidad máxima para 6.264 pasajeros convierten a este coloso de 18 cubiertas, 20 espacios de restauración, 12 bares, 4 piscinas, 18 jacuzzis y 22 ascensores en uno de los más grandes. Un gigante cargado de muchas cifras que, navegando con bandera del Reino Unido y luciendo la matrícula Southampton ya forma parte del Olimpo crucerista del puerto de Málaga.