El gran barrio inglés

Un parque con casas prefabricadas se ha convertido en una colonia británica donde residen más de 300 familias. Es la colonia más grande que reside en el interior de la provincia.

Javier Flores Mollina

16 de febrero 2014 - 09:06

Una pequeña Inglaterra en mitad de la Vega de Antequera. Es la definición que se le puede dar al parque Saydo, situado en el término municipal de Mollina, a las puertas de su casco urbano, y que acoge una colonia de británicos formada por casi 400 familias. Aunque no son los únicos en este pueblo, ya que hay otros dos parques en los que viven casi mil británicos, la gran mayoría de ellos empadronados en la localidad. Este hecho les convierte en la colonia más grande del interior de la provincia y una de las más importantes de Málaga.

El responsable en buena medida de la llegada de estos ciudadanos, jubilados de clase media en gran proporción, es Fernando Ortega, un empresario que en 1997 tuvo conocimiento de la existencia de este tipo proyectos y decidió emprender el suyo propio. Por aquel momento se encontraba al borde de la ruina, con un fuerte endeudamiento tras la construcción de un hotel y "sin clientes", como él mismo reconoce. La construcción de la autovía A-92 dejó sin sentido su complejo hostelero a pie de carretera, perdiendo su principal cliente, una empresa de autobuses que hacía en su establecimiento una parada técnica, lo que le reportaba cientos de pernoctaciones.

En 1997 logró que se instalara la primera familia con su mobile home, llegando a las 200 en el año 2000. Ahora, pasados 15 años, ha logrado que vivan en la zona de forma permanente casi 400 personas. La población residente es tan importante que tienen su propio mercadillo. Cada miércoles se instala en el aparcamiento del recinto, dando cabida a los puestos de productos típicos de las islas que colocan otros vecinos británicos. Libros, películas, servicios de peluquería, manicura o alimentación son otros de los añadidos. Eso sí, todo en un ambiente relajado, sin gritos para atraer clientes y todo en inglés. La situación es tal que visitar este zoco improvisado es como si se tratarse de un viaje al centro de Londres, Glasgow o Belfats. En semejante ambiente, los carteles de los puestos están grafiados en la lengua se Shakespeare, aunque la indicación de los precios desvela que estamos dentro de la zona euro. A este mercadillo se suma un rastro el último domingo del mes, el que se ofrecen artículos de segunda mano.

Mientras la actividad en las zonas comunes se centra en la lectura, bailes, centro de internet o una amena conversación en un café, desde hace una semana la gran atracción es la pista de bowling green, una especie de pista gigante de petanca, aunque sobre una verde moqueta. En el interior del recinto, con su correspondiente recepción para atender los servicios de su población, cada calle está rotulada en inglés. Al igual que las indicaciones o el tablón de anuncios. Incluso el cartero viaja repartiendo el correo con un coche tradicional inglés, pintado en un llamativo rojo. En cuanto a las mobile home en las que viven, nada tiene que enviar a una casa con todo tipo de comodidades. Salón, aire acondicionado, suelos de moqueta, cocina, dormitorios separados y el irrenunciable porche con un pequeño jardín en la entrada.

Los habitantes de la colonia tienen claro que han encontrado el lugar perfecto para vivir el resto de sus días, en un espacio de tranquilidad, seguridad y comodidades. Pamela Warwick no lo duda: "Aquí quiero morir". Afirmación que con la que se muestran de acuerdo Kynne Wathein, Mal Evitts o David Smith, otros de los residentes de Saydo.

Todos ellos destacan las comodidades que les proporciona el lugar, con la playa a media hora de viaje, un centro de salud en Mollina abierto las 24 horas y el hospital de Antequera a unos diez minutos. La salud, dadas sus edades, es uno de los aspectos que más les preocupa. "Hemos comprado una forma de vida", explica Kynne. En cuanto a su integración en la zona, admiten que vivir entre británicos hace más compleja su relación con los españoles, aunque dicen sentirse acogidos con mucho cariño por los mollinatos. Eso sí, algunos hacen esfuerzos por aprender español y comienzan a crear amistades con los vecinos de pueblos vecinos con los que comparten aficiones. No obstante, tan solo un 1% de los residentes habla castellano de forma fluida.

La peculiaridad de los clientes también hace que los empleados de la empresa tengan como requisito indispensable dominar el inglés. Son 15 los trabajadores que cada día acuden al complejo, además de los que acuden a realizar trabajos puntuales. El creador del proyecto se muestra convencido del éxito de su fórmula de negocio, hasta el punto de que ya tiene pensado crear un segundo Saydo. Además, mostró su satisfacción por la receptividad del Ayuntamiento de Mollina, que posibilitó la apertura de una oficina para tramitaciones ante las administraciones y habilitó una parada de autobús a las puertos de la colonia.

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