Al habla con la Ciudad Condal

Ciudadanos colocó fichas en los ayuntamientos como si coloreara un tablero, según un negociador Bendodo se enfrenta al momento más difícil desde que dirige el PP de Málaga

Francisco de la Torre y Juan Cassá, el viernes, ante los medios.
M.D.

15 de junio 2015 - 01:00

EL partido en Málaga no existía y cuando hablabas con Barcelona era como si tuvieran sobre la mesa un mapa gigante y según la zona tocaba un color". La reflexión transmite el sentimiento de uno de los negociadores que en estas dos últimas semanas ha intentado llevarse las ascuas de Ciudadanos a sus sardinas municipales. En el caso de Málaga o Albert Ribera no ha controlado o sus ciudadanos de la costa han terminado por girar casi todos a la izquierda. Aunque eso le permitirá no tener complejos para respaldar ahora que Elías Bendodo continúe al frente de la Diputación. Pero la postura de Ciudadanos ha abierto serias heridas internas en los populares malagueños. En las dos direcciones y ahora no será fácil que cicatricen. Demasiados daños colaterales y los reproches comienzan a sucederse porque demasiados alcaldes que ganaron las elecciones el 24 de mayo se han quedado compuestos y sin premio.

Desde la dirección del partido se defiende la postura de Elías Bendodo. Aseguran que el partido naranja pidió la cabeza de los alcaldes de Nerja, Mijas, Torremolinos y Benalmádena y no se cedió. Incluso en algunos casos también se solicitó el abandono de uno o dos concejales electos de la lista. Pero también hay cierto malestar por la escasa habilidad de los ya exregidores a la hora de sumar esos necesarios apoyos, cuando la posibilidad de un diálogo conjunto provincial se esfumó tras la primera conversación entre Bendodo y Juan Cassá.

Pero el dirigente popular se enfrenta en estos días a uno de los momentos más complicados desde que está al frente del partido. Hay serio enfado de algunos de sus barones. El de Torremolinos, Pedro Fernández Montes, anunció su abandono de la política municipal, no de la política en general. La precisión de ese detalle, si es intencionado, abre las especulaciones. Fernández Montes está convencido de que en primera instancia Bendodo maniobró para sustituirlo por Margarita del Cid. Tampoco Francisco de la Torre es un hombre confiado por naturaleza. Y no se fió de nadie de su partido para alcanzar el acuerdo que le permite seguir en el cargo. Como escudero sólo contó con su jefe de gabinete y mantuvo un hermetismo absoluto. Y de remate firmó la cláusula Bendodo, la que le compromete a quedarse los cuatro años como alcalde, para que nadie en su partido tenga la tentación de prepararle con tiempo la despedida.

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