Málaga va a saldar una deuda que contrajo hace casi 90 años. Entonces, en enero de 1936, el consistorio nombró al oceanógrafo Odón de Buen hijo adoptivo de la ciudad y le concedió su medalla de honor, y ahora, el 7 de noviembre del 2025, se hará efectivo el nombramiento. En Málaga, De Buen había fundado en 1911 un laboratorio oceanográfico y había tratado de levantar una universidad del mar, en un gran edificio que se construyó para ello y que tras la guerra se dedicó a otros fines, militares, naturalmente.
En la capital, en 2024, se inauguró un nuevo edificio para la sede malagueña del Instituto Español de Oceanografía, IEO, fundado por De Buen en 1914 y que, aunque entonces pudo alojarse en un ala del edificio ideado por De Buen, en 1986 hubo de trasladarse a Fuengirola. Ahora, frente al viejo edificio destinado a ser, en palabra de De Buen, el palacio del mar del Paseo de la Farola (acuario, centro de investigación, universidad y sede de congresos) se va instalar un busto suyo, cuya historia refleja bien el devenir de España en cinco actos.
El primer acto es feliz. En marzo de 1929 inauguró Miguel Primo de Rivera un grupo escolar hecho gracias a la influencia de Odón de Buen en su pueblo natal, Zuera, junto a Zaragoza. De Buen, que durante la dictadura fue director general de Pesca además de director del IEO, era muy amigo de Primo de Rivera desde que le ayudó con sus clases a ingresar en la academia militar de Toledo. Y allí, el día de la inauguración, se descubrió el busto que Mariano Benlliure, el escultor más sobresaliente de España en la primera mitad del siglo XX, le había hecho a su íntimo amigo y que se colocó en el colegio de Zuera, que también llevaba el nombre de De Buen.
El segundo acto es más triste. Desde los primeros días del golpe de Estado de 1936, Zuera quedó en manos de los sublevados y una de las primeras acciones de la alegre muchachada fue arrancar de su pedestal el busto de Odón de Buen y tirarlo por los suelos, con lo que perdió las gafas y las puntas de los, hasta entonces, enhiestos bigotes. También, ay, quemaron los libros de la biblioteca del científico, según recuerda Mariano del Cos, paisano, pariente y uno de los artífices en la recuperación de la memoria de De Buen y precisa fuente de información.
En el tercer acto, a principios de los años 50, el busto reaparece en la carbonera del ayuntamiento y una desconocida alma caritativa decide entregárselo a Víctor de Buen, impulsor y primer rector de la Universidad Politécnica de Barcelona, el único hijo de Odón que se quedó en España. La familia lo mandó a restaurar y lo colocó en su casa (Clementina, hija de Víctor, recuerda haberlo visto siempre) y, finalmente, lo devuelve al pueblo en 1978, cuando se volvió a instalar en el colegio. Hoy está en el nuevo edificio del centro escolar de Zuera, que sigue llamándose Odón de Buen, un personaje afortunadamente muy presente para todo el alumnado.
El cuarto paso es la recuperación de la figura completa de Odón de Buen, por parte de la corporación democrática de Zuera, con Javier Puyuelo, su alcalde, a la cabeza. Es el momento en el que de verdad se dan pasos para sacar del olvido al paisano más célebre, consiguiendo que se editen sus memorias y otros libros suyos, trayendo, en 2003, sus restos desde México, donde murió en 1945, y los de su mujer Rafaela Lozano, muerta en el primer exilio, en Banyuls-sur Mer, en Francia, en 1941.
En el 2004 la corporación regaló una reproducción del busto a la Universidad de Zaragoza y, además, se creó el Centro de Estudios Odón de Buen, ahora Fundación, que hace una excelente labor para recuperar la memoria de un personaje clave en la vida científica española del primer tercio del siglo XX. Producto de todo ese esfuerzo, al que nos hemos sumado muchos, el buque oceanográfico botado en 2024, una joya fantástica para la oceanografía española, se llama el Odón de Buen. Por cierto, a bordo hay otra reproducción del busto.
El quinto y último acto tendrá lugar el 7 de noviembre, en Málaga. Allí, gracias al impulso de la Academia Malagueña de Ciencias y al académico, oceanógrafo y exdirector del centro de Málaga del IEO, Juan Antonio Camiñas, la corporación, presidida por su alcalde, Francisco de la Torre, ha hecho honor al compromiso del ayuntamiento de 1936 que le concedió la Medalla de la Ciudad de Málaga y el nombramiento de Hijo Adoptivo de la Ciudad y hará formal y firme el nombramiento, que recogerá Clementina de Buen, la nieta.
Además, ha promovido la instalación de una réplica del famoso busto frente a aquel edificio destinado a ser el palacio del mar, en el Paseo de la Farola. Han pasado 89 años pero es de justicia agradecer el esfuerzo de todos los que lo han hecho posible y celebrar la normalidad de España, el que se honre a un personaje tan importante como Odón de Buen y del Cos y que se cumplan los compromisos adquiridos. Honrar esa memoria, sin duda, nos honra a todos hoy.
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