Indigentes en Málaga

El Parque de Málaga, un ‘camping’ para los ‘sin techo’

  • Una tienda de campaña o un árbol repleto de enseres señalan una estancia de indigentes en este pulmón verde de la capital alargada en el tiempo

Turistas pasean junto a una tienda de campaña en el Parque de Málaga.

Turistas pasean junto a una tienda de campaña en el Parque de Málaga. / Javier Albiñana

Una tienda de campaña en la zona más alta del Parque de Málaga sorprende a quien transita por la zona. Ni la frondosa vegetación que alberga este pulmón verde de la capital es capaz de disimular la presencia –y eso a pesar de que la tienda es también de color verde– de esta improvisada vivienda que permanece en ese mismo punto desde hace varios días.

Unos turistas transitan alrededor con sus maletas, más pendientes de su destino que de este improvisado camping. Otros dos visitantes extranjeros se paran y comentan su presencia como si fuera parte de la flora.

Apenas unos cien o doscientos metros en el trayecto hacia la Plaza de la Marina, el sol pega fuerte en el auditorio del Eduardo Ocón y sobre su escenario se concentran varias zapatillas de deporte a modo de improvisado tendedero esperando a que los rayos hagan su trabajo.

Junto al mismo varios indigentes permanecen en un banco y a corta distancia, un árbol resguarda todas sus pertenencias, casi ocultas entre tanto verde. Uno de ellos se adentra entre la vegetación y empieza a hurgar en busca de algo.

Árbol de Parque de Málaga en el que varios indigentes guardan 'sus cosas'. Árbol de Parque de Málaga en el que varios indigentes guardan 'sus cosas'.

Árbol de Parque de Málaga en el que varios indigentes guardan 'sus cosas'. / Javier Albiñana

El Parque de Málaga se ha convertido en un asentamiento de indigentes, que se quedan por la zona mañana, tarde y noche. Los propios trabajadores de Parques y Jardines han explicado a Málaga Hoy que las pertenencias que se ocultan en el árbol junto al Eduardo Ocón pertenecen a varios sin techo extranjeros que llegaron al Parque hace al menos un año.

Pasan las noches en el escenario del auditorio y por las mañanas “agentes de Policía los levantan para que abandonen la zona”, momento en que cambian de ubicación a los bancos del parque y del paseo junto al Paseo de los Curas, explican los empleados.

Sobre la tienda de campaña explican que pertenece a una mujer, también extranjera, que la va cambiando de ubicación y que permanece instalada en el parque desde hace algunos meses. “Algunas veces la coloca en el llano donde está ahora y otras veces más hacia el centro”, donde pasa más desapercibida.

Los trabajadores de Parques y Jardines no tocan sus pertenencias para evitar problemas

El problema llega cuando los empleados tienen que regar el punto en que están instalados los indigentes o en el que mantienen sus pertenencias. Reconocen que a veces, bajo las órdenes de sus superiores, han acabado arrojando los enseres a un contenedor del Paseo de los Curas; pero ellos los recuperan y los vuelven a colocar donde estaban.

“Tampoco nos atrevemos, porque alguna vez han venido a pedirnos explicaciones sobre sus cosas, así que el árbol donde ahora tienen sus cosas lleva un tiempo sin regarse”. “Los jefes nos han dicho que los avisemos para que den parte a la Policía y los desaloje, así que tendremos que hacerlo ya para al menos refrescar la zona, aunque luego vuelvan”, explican.

También reconocen que son casos que se repiten, por ejemplo, en la Plaza de la Marina, donde uno de los indigentes está acumulando pertenencias en una zona verde en la que se levantan unas buganvillas, que también llevan tiempo sin regar.

El sin techo ha permanecido instalado junto a la fachada de la Equitativa durante un largo periodo, pero ahora que se han iniciado las obras para su conversión en hotel, se ha mudado a las escaleras de la Plaza de la Marina, con su colchón, su cartel para pedir dinero y los objetos que va acumulando con el tiempo.

Otra zona en la que en alguna ocasión se han reproducido situaciones similares son los jardines de la calle Alcazabilla, según comentan los empleados, aunque en ese punto suelen estar menos tiempo del que ya acumulan los indigentes del Parque de Málaga.

Al otro lado del Parque, en el espacio verde entre el hotel Málaga Palacio y el Museo de Málaga, en Cortina del Muelle, son los propios vecinos los que alertan de la acampadas de indigentes y mochileros. “Hace algunas semanas había una pareja viviendo junto a la estatua del comandante Benítez y llegaron a hacer una incluso una fogata”, explica uno de los residentes del área, que lo achaca a la poca presencia policial en la zona.

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