Málaga

Un joven de 17 años ayuda a salvar la vida de una turista en Coín porque sabía alemán

Antonio, Jutta y Walter en la habitación del Hospital Clínico.

Antonio, Jutta y Walter en la habitación del Hospital Clínico. / Javier Albiñana

La historia tiene tres protagonistas y un final feliz, la de una turista germana a la que un joven de 17 años ayudó a salvar gracias a su manejo del alemán. Todo ocurrió en Coín, el día del partido entre el Barcelona y el Real Madrid. Después de ver en un bar el enfrentamiento entre ambos equipos, el adolescente se fue a cenar con sus amigos al restaurante Rodeo. Era semana blanca y pensaban tirarse allí un buen rato de palique. Pero entonces entró Walter Strobl, un alemán que viajaba en caravana con una pareja y que estaba pasando unos días en el pueblo. Pedía ayuda desesperadamente porque a la mujer le estaba dando una arritmia.

La suerte quiso que allí estuviera Antonio Khodabakhshi, un joven de 17 años que habla alemán. Su padre armenio y su madre polaca se conocieron en Alemania. La forma que tenían de comunicarse era en idioma germano. Cuando se vinieron a Málaga siendo él un bebé, mantuvieron esa lengua para hablar en casa. 

Así que Antonio entendió a la perfección que Jutta Nieman necesitaba asistencia con urgencia. El joven dejó la comida y la tertulia sin acabar. Tenía algo más importante que hacer: ayudar a salvar una vida. Desde el restaurante llamaron al 112. "Empezaron a hacer muchas preguntas y pensé que estábamos perdiendo el tiempo, que sería más rápido, si tenía coche, que la recogiéramos y la lleváramos al centro de salud". Y así lo hicieron. En la caravana estaba la mujer con su marido. "Estaba gimiendo de dolor porque cada latido le dolía mucho", recuerda. Y se encaminaron al centro de salud. "Iba un poco tenso por la incertidumbre, pero no asustado", asegura. Ya en el ambulatorio siguió haciendo las veces de traductor para que médico y paciente pudieran entenderse. 

Poco después, Jutta abandonaba el centro de salud en una ambulancia rumbo al Hospital del Guadalhorce. El hombre volvió a la caravana y Antonio regresó al restaurante. "Me perdí la cena con mis amigos, pero no pasa nada", comenta. Al día siguiente, como había acordado con Walter y dado que no tenía clases porque era semana blanca, partieron temprano hacia hospital de Cártama, donde siguió ayudando para que la paciente se entendiera con los sanitarios. Finalmente, Jutta fue trasladada al Clínico donde siguen haciéndole pruebas. Previsiblemente podrá recibir pronto el alta y se marchará a su país para completar allí su tratamiento. 

"Lo que ha hecho es algo grandioso", comenta la mujer aún convaleciente. Y añade: "Estoy mucho mejor que el otro día, aunque todavía me encuentro floja". Antonio también hace de traductor para el reportaje. Jutta dice que la gente, los médicos y los policías los han tratado muy bien. Aunque ya habían venido varias veces a España, era su primera vez en Málaga. Dice que en cuanto le den el alta van a emprender el regreso con su caravana. Llevaban desde mediados de octubre recorriendo Italia, Francia e Italia. Pero tras el susto que le ha dado el corazón, la mujer dice que es hora de "ir volviendo a casa".

Antonio trabaja de repartidor en el Burger King, va al instituto y habla inglés además de alemán. Y está claro que tiene buen corazón. "Me siento satisfecho de haber podido ayudar y de que todo haya salido bien porque aquel día, Jutta casi no podía ni caminar", explica. 

Agniezka Saj, la madre de Antonio, no oculta su orgullo por el gesto de su hijo: "Siempre le he enseñado a ser solidario porque ayudar es algo muy bonito. Si todos pensaran que el otro no importa, tendríamos un mundo lleno de egoístas. Y si me diera un infarto en la calle, nadie me ayudaría. Así que es mejor ser solidario".

Antonio ha pasado muchas vacaciones e incluso algunos periodos de estudio en Alemania. Por eso, aunque vive en Coín desde que tenía un año, es bilingüe. Trilingüe en realidad, si se tiene en cuenta también su alto nivel de inglés. Además estudia, trabaja y es solidario. Y es capaz de renunciar a una tertulia de fútbol con los amigos para ayudar a los demás. Y también es modesto: "Para mí no ha sido una experiencia traumática. Me he dado cuenta de lo útil que puede ser un idioma. No sé si le he salvado la vida, pero al menos he podido ayudarla y ya está..."

 

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