La Facultad de Estudios Sociales y Trabajo de la Universidad de Málaga y la Asociación Cívica para la Prevención han realizado un estudio con el objetivo de analizar la perspectiva de género en el ocio nocturno. Las encuestas se han realizado por las noches en las zonas de ocio más concurridas, donde se han entrevistado a 561 jóvenes, 283 mujeres y 277 hombres, con una edad media de 23 años. De todos los entrevistados, el 51,5% está estudiando, el 17,5% trabajando y el 26,4% estudia y trabaja.

En cuanto a los resultados, el 90,1% de las mujeres entrevistadas asegura que cuando salen de fiesta les preocupa el riesgo de sufrir un episodio de violencia sexual. En cambio, al 70% de los hombres no les preocupa en absoluto. Además, el 10,9% de los encuestados cree que alguien ha vertido alguna vez alguna sustancia en su bebida para manipularlo.

Rafael Arredondo, trabajador social y doctor por la Universidad de Málaga, tras observar los datos que han recopilado, sobre cómo se encuentra la situación de la perspectiva de género dentro del ocio nocturno, asegura que no existe una igualdad real dentro del mismo y que la mujer “es un factor de riesgo dentro del ocio nocturno”.

En este sentido, se observa que los estereotipos no se han olvidado. La imagen de un hombre ebrio está más normalizada que la de una mujer, según el 72,9% de los entrevistados, de los cuales el 81,3% son mujeres y el 64,3% hombres. Por ello, Arredondo asegura que esto desemboca en que “la mujer no puede disfrutar del ocio igual que un hombre” porque los riesgos para las jóvenes son mayores y ellas “hoy por hoy deben tener más cuidado que un chico al salir de fiesta”.

El doctor por la Universidad de Málaga también mantiene que las mujeres tienen muy interiorizado el hecho de que deben tener cuidado y estar muy pendientes de su alrededor a la hora de caminar solas a determinadas horas por la calle y que nunca se han llegado a plantear que se encuentran en una situación de desigualdad. Esto sucede, según Arredondo, porque en los hogares se tiene asumido que deben ser ellas las que tengan cuidado al andar solas, que las jóvenes “no llegan a la conclusión de oye ¿por qué debo de tener cuidado y mi hermano no?” y desemboca en que este pensamiento se transmita de una generación a otra.  

En cuanto a las agresiones sexuales, el 72,9% de los mismos apunta que emborrachar a una persona es una sumisión química. Ésta se da cuando a una víctima le echan sin su consentimiento una sustancia que altera su nivel de conciencia y anula su voluntad. Este tipo de agresiones están aumentando en la provincia. Según datos del Hospital Clínico, se han atendido en el primer semestre del año 12 agresiones sexuales, cinco de ellas por sumisión química. En los resultados de este estudio se puede observar cómo el 20% de los entrevistados asegura que conoce a alguien al que han drogado para abusar sexualmente de esa persona. Además, el 10,9% mantienen que alguna vez alguien ha vertido en su bebida alguna sustancia para intentar manipularlos.

En cuanto a la mujer, el 70,8% de los encuestados consideran que es más probable que ellas sufran una sumisión química. Por otro lado, el 23% de las entrevistadas mantienen que conocen a alguna persona a quien han drogado para abusar sexualmente de ella, dato que se sitúa seis puntos por encima que el de los hombres, ya que solo el 17% conocen a alguien que haya sufrido este tipo de agresión.

A día de hoy, el 72,9% de estos jóvenes mantienen que los pubs, bares, discotecas, ferias o festivales no son espacios igualitarios para las mujeres y los hombres. Por lo que, Arredondoañade que “aunque han pasado muchos años y se sigue trabajando con esa perspectiva de género, aún queda mucho por avanzar hasta llegar a un concepto de igualdad real, donde tanto un hombre como una mujer puedan salir y disfrutar del ocio en las mismas condiciones”.