Kique Supermix: Del Marbella Club al Festival de Cine de Cannes

El DJ, locutor y presentador compartió pantalla de televisión con Penélope Cruz, mesa con Silvio Berlusconi, y puso a bailar a Tina Turner, Flavio Briatore o Jeff Bezos

Pepe López, el buzo de Marbella que fue testigo del hallazgo de una campana de la Nao que llevó a Colón a América

Con Penélope Cruz y Jesús Vázquez, en Quinta Marcha. / M. H.

A Enrique Robles su paso por la WKTU de Midtown, Nueva York, (Estados Unidos), le cambió la vida. Con 18 años entró como becario en la emisora de Manhattan, donde vio a los DJ mover los dedos sobre los discos con el arte de un prestidigitador. Se trataba de hacer del disco un instrumento musical y del DJ un artista. Su escuela fue el movimiento cultural de la música negra del Bronx. Aprendió a llevar los dedos hacia adelante y arrastrarlos hacia atrás, de forma repetida, hasta arrancar sonidos rítmicos del vinilo. A mediados de los ochenta, se convirtió en el primero en poner en práctica el scratching y promover el hip hop en la radio española. Desde hace diez años alegra las noches de los fines de semana del Marbella Club.

En El Patio del Marbella Club. / M. H.

¬Cuando volví de Estados Unidos, tenía claro que quería ser locutor de radio. Allí cultivé todo lo que he sido. Para mí la radio es pasión, me empeñé en entrar en Los 40 Principales y lo logré. Empecé pero no me gustó absolutamente nada ese sistema. Soy muy libre y ahí tenía que cumplir las normas. Me despedí, lo cambié por otra emisora. Rafael Revert, el director e inventor de la radio fórmula, me dijo:

¬¿Sabes lo que vas a hacer?. Dejas todo esto por una radio pequeñita de Madrid.

¬ Lo sé, pero lo que me hace feliz, no lo voy a conseguir aquí.

Me dio mucha pena. Era marcharme de la primera emisora musical a una que no tenía nada. Fiché por radio Vinilo, de Ramón Serrano Suñer, el cuñadísimo de Francisco Franco. Tenía su radio Intercontinental, de toda la vida, y radio Vinilo. Su hijo, Fernando, era el director general, pero el dueño era Serrano Suñer, al que había que llamar don Ramón. Con 21 años, yo era un cachondo mental, le llamaba Ramón a secas, y me cogió mucho cariño. Me contaba cómo era la casa de Adolf Hitler, yo ni sabía quién era Hitler. La describía como muy fría, muy oscura y con mal gusto. Le escuchaba para no cabrearlo, porque era mi jefe. Pero lo que me decía me entraba por un oído y me salía por el otro. A mí no me interesa la política, sin embargo a los políticos les debería interesar la música, aprenderían mucho, sobre todo a tener mas corazón.

Junto a MC Hammer. / M. H.

En Vinilo apostamos por la música de importación, la que sonaba en EEUU. Fuimos los primeros en poner a Sade, Simple Red o Depeche Mode. La radio fórmula es una cosa de pago: si quieres un éxito, hay que pagar. Es el arte de la repetición de la canción hasta la saciedad para que te acabe gustando, quince minutos de una canción de segunda división y dos de una de primera.

Los fines de semana, es el DJ del hotel Marbella Club, y cada año lo es en la Gala del Cáncer.

¬Una noche estaba pinchando tranquilamente en El Patio, terminando la noche, sería la una y media de la mañana. De pronto, un tío en pijama y con una copa en la mano se puso al lado de la cabina. Me dije: el típico borracho que viene a darte la paliza, ponme una canción que tal y cual. Lo miré de reojo, pero si era Rod Stewart, que se alojó una temporada en el Marbella Club.

Vine a pinchar un día y me quedé como DJ, casi de relaciones públicas. Cuando llegué dije madre mía, ha sido tan fácil para mí. Mi madre es americana, yo llevaba el alma de los EEUU, he viajado cada dos por tres a América. Ella me ha inculcado los valores musicales y del respeto. Sigo intentando que la gente se lo pase bien, el éxito está cuando el DJ transmite y a quíen contré a la gente que me gusta. Conozco a todos los clientes, como amigos. Es raro que falle. Si alguno no está contento, no paro hasta hacerlo sonreir, es mi reto. La clave es saber comprender al cliente. Me gusta pinchar para ellos y que se sepan todas las canciones de los 70, 80, o 90. Las nuevas generaciones de españoles han dejado de conocer música. No saben quienes son los Beatles o Elvis, la cultura musical es cero. Me entristece. Cuando veo a la gente joven bailando junto a mayores me ilusiona, es magia, pero no son españoles, y eso me cabrea.

Con Tom Jones. / M. H.

Aquí hice con Hubertus Hohenlohe, fiestas temáticas de Studio 54, de los ochenta o de salsa azúcar. Ha venido a cantar Martha High, la extraordinaria vocalista de James Brown. Cuando inauguré Starlite conocí a George Benson. Vino a verme a la cabina, le hice un megamix como regalo. He pinchado en Suiza para Tina Turner, Jeff Bezos y Flavio Briatore en la discoteca de Badrutt's Palace en St. Moritz, un club privado como el Marbella Club. Cuando me preguntan quién es hoy la jet, yo digo que son los famosos que vienen a este hotel. Lo hacen porque están cómodos, nadie les pide un selfie, el 90 por ciento son extranjeros. He visto aquí sentado a Rusell Crowe, el actor de Gladiator, y nadie va a molestarlo; Luis Miguel viene muchas veces a cenar. Este año pasaron por aquí Robert de Niro, Carlos Santana o Michael Jordan. Este me dijo: si pones a Anita Baker, voy a verte a la cabina. Este tipo de canciones en España casi se desconocen y en EEUU son millones en ventas. Soy un privilegiado de poder conocer a gente maravillosa, suizos, alemanes, franceses, holandeses, americanos, de la clase alta internacional.

Kique y Cèline Dion. / M. H.

Soy el DJ oficial de Chopard y este año lo fui también del Festival de Cine de Cannes. Cuando bajé de la limusina, iba con mi pareja, toda la gente chillando, creía que era un famoso y me saludaba. Estuve alojado en el hotel Martinez, dos habitaciones mas allá estaba Angelina Jolie, tengo que verla, me dije. En la puerta había un pedazo de maromo para que nadie se acercara, vi a Tom Cruise y me encontré con clientes de aquí. La fiesta fue una de las más bonitas, había dos hangares de aviones, uno para invitados, con una mesa espectacular con un camino de velas y flores, como una jungla. En el segundo estaba la discoteca, con millonarios que salían a comprar relojes y joyas. Y yo los tenía a todos ahí, bailando.

De radio Vinilo, en 1988 dio el salto a la televisión, para dar noticias musicales en el programa Rockopop de TVE. Después pasó a Telecinco, como asesor musical primero, y luego copresentador de la Quinta marcha.

¬En la Telecinco de Valerio Lazarov todos tenían que ser guapos. A mí, que me gusta comer y engordaba, me pedía que adelgazara, lo hacía y me premiaba con un programa nuevo o una gala. En la Quinta marcha eramos como las Spice Girls, estaba el deportista, el guapo o el cachondo, que era yo. Estaba con Jesús Vázquez, cuando Mónica Molina se marchó hubo que hacer un casting y elegimos a la mejor, Penélope Cruz, divertida, simpática, majísima. Fue su debut profesional, luego se fue, quería ser actriz y ganó un Óscar. Estaba en otra liga. La reemplazó Natalia Estrada, que después se convirtió en estrella de la televisión italiana. En los 90 Kique Supermix estaba en pleno apogeo. En los programas de televisión hacíatambién anuncios de publicidad, desde Coca Cola a Cartojal.

¬En un una cena en Milán (Italia) me tocó sentarme al lado de Sivio Berlusconi, el dueño de Mediaset, estuvo muy simpático y nos dio una tarjeta de cien mil pesetas para jugar en el casino. Hice los programas Bellezas al agua, El Giro de Italia o El Gran Circo de Telecinco con Amparo Larrañaga, con quien también presenté grandes galas, y con Carmen Sevilla y también un programa infantil con Xuxa Meneghel. Cuando se produjo el relevo de la dirección de la cadena, el que entró no quería a nadie, echó a todo el mundo, incluido a Jesús Vázquez. Me sentó muy mal.

Junto a Pablo Motos y Jesús Quintero. / M. H.

“Libera tu mente, escucha Sonrisa y Lagrimas, para los mas románticos y amantes de la buena música”, anunciaba la promo realizada por Abilio Fernández, una de las voces más cotizadas de la publicidad y el doblaje, cuando Kique Supermix volvió a la radio.

¬Recibía miles de cartas manuscritas en el programa que hacía los domingos, de diez a doce de la noche, en Onda Cero. Me escribían, de puño y letra, cartas de amor, tristeza, alegría, soledad y problemas sentimentales. Las leía y les ponía una música maravillosa. Llegaban por sacos cada semana. Era un como un consultorio puro y duro, en algunas me contaban que se sentían muy mal, y en otra que esa era su última carta. Lo dejé. Me hubiera gustado continuar, pero no soy psicologo. No podía arreglar los problemas que planteaban en las cartas. Podían ser verdad o mentira, pero los sentimientos eran muy fuertes. También había historias muy bonitas. Yo era la voz, no el médico de las cartas. El programa nos comía, estuve dos años hasta que no pude mas. Años después, una señora me dijo: te escuchaba, y al final me casé. Como si me acordara de todas las cartas. ¡Que bien, entonces valió la pena!, le contesté.

Haciendo un programa de música recibí al rapero, músico y bailarín MC Hammer, ganador de tres Premios Grammy, en el estudio principal de la radio donde Luis del Olmo hacía Protagonistas. Hammer venía con ocho amigos y me dijo: “si no me traéis pollo del KFC, no hago la entrevista”. Hubo que traérselo. Aquella mesa impoluta, acabó llena de grasa, con restos de pollo hasta en los micrófonos. A la mañana siguiente llegó Luis y preguntó: “¿Pero quién ha pasado por aquí?”. Por fortuna la señora de la limpieza había podido quitar toda la grasa del estudio.

Viví el fenómeno fan, que a veces es terrible. En la Quinta Marcha teníamos fiestas, hacíamos bolos en discotecas con Natalia Estrada, eramos famosillos. Vi a Jesús Vázquez acosado.Yo iba a un restaurante y la gente no paraba de pedirme autógrafos o fotos, a mi hija, que era pequeña, esto le hacía llorar.

Nací con mucho nervio, sigo pinchando como si tuviera 25 años, aunque ya tenga sesenta. Se pasa bien poniendo la música que te gusta. En mi caso solo bebo refrescos y agua, no he fumado ni bebido alcohol. En esto si no te cuidas no duras, aquí terminas el trabajo y a casa, como sigas de juerga, vas mal. Estoy escribiendo un libro basado en mis experiencias musicales, las cosas que he vivido y las canciones con las que te sientes bien, que te ayudan en los momentos difíciles. Cuando lo pasamos mal, a veces cuesta venirse arriba, a mí la música me ha ayudado. Me enganché con Stevie Wonder, es mi ídolo. Las canciones de Songs in the Key of Life son para escucharlas a solas. El disco La vida secreta de la plantas me ha embrujado, fascinado, es de otra galaxia. Me pregunté: cómo un señor que es ciego puede hablar de las plantas. Es un hombre maravilloso. Hay que dejar a Stevie Wonder entrar en tu vida, conocer la sinestesia, cómo son colores en la vida. Lo que más me gusta es el Soul, cuando llegué a EEUU me quedé atrapado. Me volví loco con las canciones que llegan al alma y producen bienestar, lo veo en el comportamiento de la gente. Con Barry White cada palabra de amor, cada expresión, han marcado mi vida.

Fui DJ telonero de Simple Red, mi grupo favorito, era magia, y también de George Benson o de Alphaville. Hice giras con grupos españoles de los ochenta, estuve con Danza Invisible, La Unión o Modestia Aparte.Y en Ibiza pinché siete veces para ocho mil personas en Privelege, la discoteca más grande del mundo, que ahora es UNVRS, fue como cumplir el sueño de un niño.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último