Listeriosis

El daño colateral de La Mechá en Málaga

  • Los comerciantes del mercado de Atarazanas notan en los últimos días un descenso en la venta de carne, entre otros motivos, por los casos de listeria

Clientes en una de las carnicerías del mercado de Atarazanas

Clientes en una de las carnicerías del mercado de Atarazanas / Jesús Mérida (Málaga)

La listeriosis ha hecho algo de mella en el mercado de Atarazanas. A las 12:00, los puestos se encuentran a rebosar de clientes: “¡Ponme 200 gramos de jamón!”, se escuchaba en la zona de charcutería y carnicería. Sin embargo, los trabajadores aseguran que se ha producido un considerable descenso en la venta de productos cárnicos. Pero no todos están de acuerdo en cuál es el motivo, si las vacaciones de verano o un 'daño colateral' de La Mechá.

“Las ventas se han reducido por este tema”, aseguraba Pablo Fornés, un joven que pertenece ya a la cuarta generación de carniceros de la Carnicería Ricardo. Fornés aseguró que, en su caso, no hay por qué preocuparse, ya que todos sus productos son frescos y, según él, no tienen punto de comparación con los precocinados. “Nosotros solo usamos carne fresca y ecológica, sin conservantes ni aditivos”, explicó. “Si el cliente quiere, por ejemplo, carne mechada yo se la preparo aquí en el momento y se la lleva fresca a casa”, añadió.

A pesar de la calidad de sus productos, Fornés señaló que ha notado que la gente tiene miedo a raíz de los casos que se han dado en Málaga. Además, aunque los únicos productos que están en alerta son los de la marca La Mechá, elaborados por Magrudis, muchos se sienten confusos y no saben cuáles son las carnes infectadas. “Vienen clientes a preguntar porque ven las noticias y se asustan, sobre todo personas mayores” señaló Fornés.

En cambio, otros trabajadores creen que la listeriosis no les ha afectado. “No he notado nada fuera de lo normal, es lo de todos los años en estas fechas”, decía Juan Martos de la Charcutería Ana. En la Carnicería Hermanos Navarro opinan que esta infección no ha tenido nada que ver en la reducción de ventas: “Han bajado, pero por el tema de las vacaciones como cada año. No nos ha afectado porque solo vendemos carne fresca”. Como él, en la carnicería Pedro e Isa tampoco se han visto afectados: “Los clientes compran la carne y la mechan en su casa”.

“Llevo vendiendo carne mechada 20 años y nunca he tenido problemas ni creo que los tenga, pero ahora como ha salido esto no se vende apenas”

Otro de los puestos del mercado, que prefiere no revelar su nombre, también atribuye la disminución de ventas al brote. “Ha bajado mucho, lo que ocurre es que falta información y pagamos justos por pecadores”, decía uno de los dependientes. Según éste, hay clientes que le preguntan por la listeriosis: “Yo les digo que se informen por otros medios para evitar equivocarme”.

En esta charcutería venden carne mechada de una marca malagueña: “Llevo vendiéndola 20 años y nunca he tenido problemas ni creo que los tenga, pero ahora como ha salido esto no se vende apenas”, confesaba, “es todo por el temor que le tienen a intoxicarse”. También quiso denunciar la falta de controles, y no solo en los alimentos: “Hacen falta más controles en todo, hasta en la política”.

Al igual que éste, Fornés criticó los controles en la industria alimenticia y relata una charla que mantuvo hace un par de días con un jubilado que se dedicaba a hacer controles de sanidad en empresas. “Me explicó que en este caso se han tenido que cometer negligencias a la hora del control y me dijo que en una empresa de ese tamaño y volumen de mercancía debía estar analizado el producto en fresco, después de mecharlo, los instrumentos, la bandeja donde se coloca... Todo y está claro que no se hizo”.

Mientras, dos mujeres se acercan tímidamente a uno de los puestos de charcutería a echar un ojo a los precios. Se trata de Carmen y María García, unas hermanas de 73 y 68 años respectivamente que acuden casi a diario al mercado. Les gusta comer fresco cada día. Desde que comenzaron a detectarse personas infectadas, las hermanas no se fían al hacer la compra: “Ya no sabes qué te puedes comer”, decía María. A Carmen no le gusta comprar comida precocinada: “Si quiero comer cualquier cosa me la hago yo, no me gusta comprar esas cosas ya hechas, no sé que llevan”.

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