La luna de miel que dio vida a un jardín

Historia Un reconocido jardinero francés configuró el diseño de La Concepción

El matrimonio Jorge Loring y Amalia Heredia estuvo viajando durante seis meses tras su boda por Europa, donde visitaron museos, parques y jardines que luego plasmarían en La Concepción

Raquel Garrido / Málaga

29 de noviembre 2009 - 01:00

Hoy en día es una de las joyas botánicas más valiosas de toda Europa. Sus casi 160 años de existencia le han valido para atesorar más de 5.000 plantas de unas 500 especies tropicales y subtropicales distintas. Pero su historia tiene un tinte romántico que se remonta a la luna de miel de dos de las personas con mayor abolengo de la Málaga de mediados del siglo XIX.

Amalia Heredia Livermore se casó a los 20 años con Jorge Loring Oyarzabal, ocho años mayor que ella y ambos hijos de prósperos empresarios asentados en la ciudad. Era mayo de 1950 cuando el recién estrenado matrimonio se embarcó en un largo viaje que duró seis meses que los llevó a visitar museos, bibliotecas, monumentos, parques y jardines de Europa y que les abrió los ojos al mundo de la cultura y del paisaje.

La huella que dejó su luna de miel marcó, según la bióloga del grupo de investigación del jardín botánico Amelia Denis, "la sensibilidad y los gustos exquisitos de esta pareja" que luego plasmarían en el jardín de una finca que fueron formando con la compra de varios de varios terrenos agrícolas entre los que se encontraba una hacienda llamada La Concepción que fue el nombre que acuñó todo el recinto hasta la actualidad.

Fue Amalia la que tuvo un papel más relevante en la creación del majestuoso jardín. Pero no lo hizo sola, para ayudarla a plasmar su idea contrató a un jardinero francés llamado Chamousst, que ganó numerosos premios según consta en los periódicos de la época. Cuenta la leyenda que gracias al comercio exterior de la importante flota que poseía la familia Heredia se fue enriqueciendo la colección botánica de la finca con especies traídas en barco de todos los rincones del mundo. Sin embargo, la experta aseguró que las investigaciones posteriores apuntan a que "la realidad es que las plantas provenían de diferentes viveros y jardines europeos gracias a los contactos de Chamousst".

En cuanto a los numerosos elementos de hierro que decoran el jardín, como el cenador, los puentes o los invernaderos antiguos, son obra del padre de Amelia. Y es que Manuel Agustín Heredia fue propietario de altos hornos y ferrerías.

Pero La Concepción no era sólo un conjunto botánico. El matrimonio albergó una colección arqueológica que llegó a ser de las mejores de Europa y que inició Jorge Loring con la adquisición de una tablas de bronce que encontraron unos obreros cerca del barrio malagueño El Ejido en el año 1951 y que resultaron ser la legislación otorgada por los romanos a Málaga y Sevilla en el año 81 después de Cristo.

La familia Loring-Heredia tenía su domicilio en la Alameda Principal y La Concepción se convirtió en una residencia de recreo utilizada sobre todo en verano. Pero eso no le quitó valor, ya que en el jardín se concentró gran parte de la vida social y cultural de la época en la ciudad y allí se dieron citas de personalidades tan relevantes como el político Antonio Cánovas del Castillo, el empresario Fermín Alarcón Luján o el prestigioso abogado y político Francisco Romero Robledo.

En 1900 falleció Jorge y dos años más tarde lo hizo Amalia. Sus descendientes, venidos a menos económicamente sacaron la finca a subasta y fue adquirida en 1911 por el matrimonio bilbaíno Rafael Echevarría y Amalia Echevarrieta, que fueron los que ampliaron el jardín y construyeron el mirador y la zona del arroyo de la ninfa. Todos conformaron la historia de un jardín que aún tiene mucho que mostrar.

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