Tres madres renunciaron a sus hijos en este año tras dar a luz en un hospital

El número de casos es ínfimo y no hay un perfil, pero las españolas son más jóvenes y las extranjeras, de más edad · Algunas dan marcha atrás semanas después

Los trabajadores sociales de los hospitales se coordinan con Menores.
Leonor García / Málaga

19 de diciembre 2011 - 01:00

Un bebé hallado muerto en una playa de Huelin, una adolescente que dejó a su recién nacido en la calle en Vélez u otra que lo metió en una bolsa tras alumbrarlo en la capital. Son casos que ocurrieron en Málaga. Mujeres que dieron a luz sin asistencia sanitaria, con el consiguiente riesgo para ellas y para sus hijos, y que además cometieron un delito. Sin embargo, existe un mecanismo legal que permite a una embarazada parir en un hospital y renunciar luego a su bebé con absoluta confidencialidad. En lo que va de año, tres mujeres han tomado este camino. En 2010, fueron dos. En 2009, cuatro. Son muy pocos casos, pero ponen en marcha una maquinaria administrativa para respetar la voluntad de la mujer y proteger al niño que pasa a adopción.

Otilia Retamero, trabajadora social del Hospital Materno Infantil, apunta: "Es una decisión valiente porque esa mujer busca garantizar a su hijo unas condiciones que ella no puede darle y detrás de esa decisión hay una historia". Laura García, que también forma parte de la Unidad de Trabajo Social del centro sanitario, recuerda: "El abandono es un delito, la renuncia no". Los pilares de esta opción legal son el sistema sanitario -que detecta el caso y presta la asistencia para el parto- y el Servicio de Protección de Menores (SPM) -que, una vez que la madre ratifica su decisión, pone en marcha los trámites para su adopción-.

El jefe del SPM, Isidro Ramos, aclara que la renuncia no es técnicamente un abandono. "Apoyamos esta opción. Otra alternativa entraña un riesgo para el niño y para la madre, además de constituir un delito. La renuncia es un camino que es bueno para sacar adelante la situación del niño y de la madre con el apoyo de la Administración", apunta. Para Ramos, los poquísimos casos que saltan a los titulares de prensa por su carácter delictivo solo obedecen "al miedo o al desconocimiento" y "podrían haberse resuelto con la renuncia".

Y existen mecanismos para que no se tome ese camino. Basta con que la mujer comunique en su centro de salud o bien ya en el hospital el deseo de renunciar a su hijo. Empieza ahí la labor de los trabajadores sociales del Servicio Andaluz de Salud (SAS). No hay presiones para que cambie de idea. "La decisión de la mujer se respeta", apunta el subdirector de Atención Ciudadana del Hospital Carlos Haya, Jesús Bujalance.

Tras el parto, a no ser que la mujer lo pida, no se le enseña el bebé, que ya es separado de la madre y llevado a Neonatología. La paciente pasa a una zona del Materno donde no hay gestantes ni puérperas. Los trabajadores sociales del hospital informan a la madre de todas las alternativas que tiene, incluida la guarda temporal, que le permite dejar al bebé al cuidado de la Administración durante un tiempo, pero sin renunciar a la patria potestad. "Dejamos que hable, que se desahogue y le informamos de los recursos que hay", cuenta Retamero.

Si se ratifica en su renuncia, entonces la Unidad de Trabajo Social eleva un informe al Servicio de Protección de Menores que inicia su intervención. "Nosotros no actuamos hasta que el niño no está en el mundo", explica Ramos. Pero una vez que la madre confirma la renuncia, un psicólogo y un abogado del SPM se personan en el hospital y se entrevistan con la mujer. Ésta tiene en torno a un mes para acudir al Servicio de Protección de Menores a ratificar -o no- su renuncia.

Todavía en el hospital, la madre sigue en su habitación y el bebé, en Neonatología. Están separados. Para cuando se produce el alta del niño, el Servicio de Protección de Menores ya ha buscado una familia para el acogimiento de urgencia, tras decretar su desamparo provisional.

La madre tiene aproximadamente un mes para cambiar de opinión, ya que ese suele ser el tiempo que se le da para que ratifique o rectifique la renuncia. Algunas dan marcha atrás, aunque no hay datos de cuántas lo hacen. En esos casos, el bebé suele pasar a la familia extensa de la madre mientras el Servicio de Protección de Menores estudia la situación de la progenitora. Si hay un pronunciamiento favorable, el bebé vuelve con la madre biológica.

Pero si ésta ratifica su renuncia, entonces el SPM inicia el proceso de adopción. Al año de haber nacido, el bebé puede estar ya viviendo con su familia adoptante. "Y sin haber pisado ningún centro", destaca Ramos, ya que la figura del acogimiento familiar evita la institucionalización de estos niños.

La renuncia es uno de los tantos motivos de desamparo. Gloria González, trabajadora social del Materno, asegura que para esas mujeres es una decisión difícil. "Lloran y lo pasan muy mal", cuenta. La mayoría no se despide del bebé. Aunque una trabajadora social cuenta que una vez asistió a una de esas despedida y afirma que el afecto de la madre fue estremecedor.

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