Málaga tiene un calor especial para Feijóo

"Cuando voy a Europa y me preguntan where are you from? digo I’m from Andalucía", sintetizaba el presidente de la Junta, Juanma Moreno, en un perfecto spanglish forjado en Alhaurín el Grande ante un pabellón repleto de votantes y simpatizantes, alejando así todo ápice de duda, dirigido a quien pudiera tenerlas, de que durante su mandato la comunidad autónoma ha experimentado un "crecimiento reputacional" más allá de nuestras fronteras. El líder andaluz glosó mucho (y bien) de las bondades de la tierra y su Gobierno durante el acto de partido celebrado en el pabellón de Carranque para cerrar filas en torno a Núñez Feijóo, sin embargo, lo más andaluz de todo el encuentro, a 15 de junio, día de inicio oficial de la temporada alta de playas, no sería sino el calor, atronadoramente andaluz y malagueño, que hizo sudar a borbotones al más pintado.

El más pintado, según el PP, fueron más de 5.000 personas que se las apañaron como pudieron, batiendo los abanicos repartidos por la organización o incluso intercambiando banderas de España por botellas de agua a la prensa. "Hay gente que cree que aquí hace calor", dijo Feijóo, a quien lo que verdaderamente le sorprendió de hacer un acto en estas latitudes, puesto que en Madrid el termómetro tampoco deben tenerlo de adorno, fue la espontaneidad del público, que colaba frases, ideas, proclamas, durante su discurso.

Y es que resultaba que mientras el gallego soltaba su speech reprendiendo a Sánchez o exigiéndole comparecer en el Congreso de los Diputados una voz del público, unas veces más cerca de él y otras más lejos, lo interrumpía; a veces incluso desubicándolo por un momento, o haciéndolo responder, como cuando una de ellas pedía la dimisión de Sánchez. "No creo que lo haga...", atinó a contestar el gallego por lo bajini pese a que él también la pediría expresamente. Luego ese grito se convirtió en clamor: con centenares de gargantas suscribiéndolo. Una cosa que, reconocía, sólo le pasa en los mítines andaluces. "Es arte", sentenciaba Feijóo, para quien Málaga tiene un calor especial. Esta misma tierra fue la que más avales le proporcionó (más de 10.200) para apoyar su reelección al frente del Partido Popular. "Estoy aquí cerrando la campaña porque Málaga ha sido la provincia con más avales de España, estoy aquí para devolveros el compromiso y el inmenso trabajo", advertía. Un viaje que amortizaría, además, acudiendo horas más tarde al Martín Carpena junto a Moreno y Elías Bendodo. "Lo importante es que gane el Unicaja", llegó a decir en el mitin, anteponiendo el partido a la presidencia del Gobierno.

Con vientos de cola para la marca del charrán, el acto adquirió incluso tintes épicos, aún no tangibles a falta de encuestas o urnas, pero sí palpables en la dialéctica de los interlocutores. El más vibrante ejemplo fue el del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, quien se engrandeció ante la audiencia, elevando los decibelios por encima de lo acostumbrado, aunque se entiende que por debajo de lo que dicte la ordenanza correspondiente. La más comedida, por medirlo en forma de escala, fue, como suele, la presidenta de los populares de Málaga, Patricia Navarro, quien igual que el alcalde lanzaría algunas peticiones al Ejecutivo, como el tren litoral, cuyo proyecto parece (repito, parece) que por fin empieza a encarrilarse. Pero como no es oro todo lo que reluce, el acto contó también con una pequeña resistencia, una aldea gala malagueña, que aprovechó la presencia de los políticos y los medios para reivindicar sus fines. Hablamos de la oposición al Centro de Internamiento de Menores Infractores (CIMI) en Churriana, la defensa de los barrios y la educación y sanidad pública, y el rechazo a la construcción de la Depuradora Málaga Norte en la Vega de Mestanza. Temas que, desde luego, harán sudar a borbotones a más de uno.