El médico que certificó la muerte de un 'bebé robado' no recuerda qué pasó

El parto tuvo lugar en abril de 1975 y la familia no pudo ver el cuerpo ni enterrarlo

Encarna Maldonado / Málaga

29 de marzo 2012 - 01:00

El médico del hospital Carlos Haya que en abril de 1975 certificó la muerte de una niña recién nacida que su familia ha denunciado que pudo ser robada no pudo precisar ayer las circunstancias en las que se produjo el fallecimiento. El facultativo, ya jubilado, alegó que no podía recordar ese caso concreto porque han transcurrido cerca de 40 años. El Juzgado de Instrucción número 7 de Málaga lo había citado a declarar ayer como testigo en una causa en la que se investiga si ocurrió algo extraño en aquel parto y la niña realmente no llegó a morir.

El alumbramiento se produjo el 20 de abril de 1975 al término de un embarazo que había transcurrido sin incidencias. Es más, la madre había sido atendida durante la gestación en una clínica privada, sin embargo, decidió dar a luz en el Carlos Haya porque tenía interés en seguir los cursos que se impartían en el hospital para lo que entonces se llamaba parto sin dolor. La niña nació sin complicaciones y la madre la tuvo unos momentos antes de que el personal sanitario se la retirara para asearla. A partir de ese momento, según la denuncia, todo empezó a ser muy extraño. La mujer fue aislada en una sala en la que permaneció durante seis horas sola y sin atención, hasta que pidió ayuda a una enfermera que casualmente pasó por allí.

Entonces fue trasladada a una sala en la que estaban las demás madres recién paridas y allí la enfermera le comunicó que el bebé había muerto. El certificado de defunción indica en primer lugar que el bebé falleció a consecuencia de una anoxia feonatal, aunque esa explicación aparece tachada. Un poco más abajo figura que el óbito sobrevino por una parada cardiaca, si bien la persona que rellenó el impreso también hizo constar que lo escrito bajo la tachadura era válido. El padre de la recién nacida al saber de la muerte quiso ver el cuerpo, pero en el hospital le explicaron que no era posible porque ya estaba preparado para el entierro. Posteriormente reclamó que se permitiera a la familia hacerse cargo de la inhumación pero tampoco fue posible. De acuerdo con la información que se le facilitó a la familia y que también figura en el registro del cementerio, la niña fue enterrada en una fosa común en el cementerio de San Rafael.

La familia siempre albergó dudas con lo ocurrido con el bebé de modo que cuando empezaron a surgir denuncias en todo el país contactaron con la Asociación de Bebés Robados de Andalucía (Aberoa) e interpusieron en mayo del año pasado una denuncia en la Fiscalía de Málaga que ha dado lugar a la apertura de una investigación en el Juzgado de Instrucción número 7 de Málaga. Hasta ahora se han registrado en la provincia más de 80 denuncias relacionadas con la desaparición de bebés justo tras nacer. Son casos que tienen en común que sucedieron entre los años 60 y finales de los 70 o comienzos de los 80.

En ningún caso las familias llegaron a ver los cuerpos de los niños sin vida y en muchas ocasiones los hospitales se hicieron cargo de los enterramientos. Hasta ahora se han abierto por orden judicial tres tumbas en la provincia de posibles bebés robados. En dos de estas inhumaciones realizadas en Málaga y Rincón de la Victoria se recogieron restos para realizar pruebas de identificación genética, mientras que en la tercera, en Monda, se encontró la sepultura vacía.

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