Una mujer da a luz a una niña en la calle con la ayuda de su marido
El padre del bebé y una amiga de la familia llamaron al 061, que les indicó telefónicamente las instrucciones que debían seguir para asistir el parto repentino.
Cuando Ángela sea mayor podrá compartir con sus compañeros de cole la que, posiblemente, sea la experiencia más entrañable de su vida y, con ello, presumir de la valentía que su padre demostró al asistir su nacimiento en plena calle. Pasadas las 7:00 de ayer, Cintia, de 32 años, comenzó a sentir en su casa, situada en la Avenida de las Postas, las primeras contracciones, que cada vez eran más fuertes y seguidas. La mujer mantuvo la serenidad en todo momento, pero ya se encontraba fuera de cuentas, por lo que junto a Eduardo, su marido, se disponía a ultimar los preparativos de la canastilla para dirigirse al hospital.
La pequeña, sin embargo, tenía prisa por salir del vientre de su madre. Poco después, la pareja llamó a una amiga para que les echara una mano con su otra hija, de 16 meses. "Salimos del portal corriendo hacia el coche, que estaba aparcado en doble fila, pero mi mujer no llegaba. La escuchaba decir: '¡Ya sale, ya sale!", recuerda el padre.
Eduardo, con absoluta naturalidad, cuenta que pudo apreciar cómo la niña tenía "la cabeza prácticamente fuera" cuando su esposa rompió aguas, por lo que solicitaron ayuda al Servicio de Emergencias 061, que en todo momento les indicó las instrucciones que él y su acompañante debían seguir a través de la línea telefónica. Al escuchar el segundo grito de las contracciones, los vecinos, desconcertados, comenzaron a salir de sus casas para socorrer a la parturienta. En la siguiente contracción, que se produjo a los 30 segundos de la anterior, el bebé "salió despedido", pero el padre asegura que él ya estaba "preparado". "La niña salió prácticamente sola", detalla el progenitor, quien confiesa que sintió "un miedo atroz" porque la pequeña "se escurriera" o por que la madre "sufriera una hemorragia". "Los médicos me dijeron que no tirara del cordón umbilical. Lo agarré con pinzas de la ropa y me pidieron que no lo soltara", relata.
El padre de Ángela, con notorios signos de emoción, cuenta que cogió a la recién nacida y que, a continuación, se sentó en el suelo con ella. Después, la envolvió entre las mantas y toallas que los vecinos le había proporcionado. "Ya vi llegar al mundo a mi otra hija, pero ver cómo ésta ha nacido en mis brazos ha sido una experiencia impactante", resalta el hombre, "que no podía imaginar de ninguna manera" que el alumbramiento fuera tan repentino. "Íbamos tranquilos, ya que el parto anterior se había prolongado varias horas. Por eso, esperábamos pasar bastante tiempo en el hospital", subraya.
Tras la llegada de los servicios médicos, que comprobaron que tanto la pequeña como su madre se encontraban en buen estado, ambas fueron trasladadas en una ambulancia del 061 al Hospital Materno Infantil de la capital malagueña, donde permanecen ingresas en planta. "Los sanitarios nos pidieron que nos tranquilizáramos, que ya se encargaban ellos", destaca el progenitor de la niña. Una vez que se encontraban en el centro sanitario, los médicos procedieron a cortar el cordón umbilical de la pequeña, que estuvo durante una hora en la incubadora "por si hubiera perdido calor", según el testimonio de su padre. "Al dar a luz, mi mujer dio las gracias a todos aquellos que habían contribuido a traer a nuestra hija a este mundo. Pasó vergüenza por el show que habíamos dado", bromea el padre.
Para Cintia, que recordará siempre el 30 de junio, la labor de su marido fue ayer indispensable. A él le debe que la pequeña Ángela esté sana y salva. Su caso es uno de los que pasará a la historia del vecindario.
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