El mural de Málaga con los 12 paleños ilustres: de 'El Chicuelo' a 'Carmencita la comadrona'
Quedarán retratados para siempre en los muros del conservatorio Elemental de Música Eduardo Ocón
Como con la plaza del Niño de las Moras: Asociaciones de El Palo de Málaga iniciarán una colecta para hacer un mural con doce de sus vecinos ilustres
Doce serán los personajes ilustres paleños que quedarán retratados para siempre en los muros del conservatorio Elemental de Música Eduardo Ocón. El reconocido dibujante malagueño Ángel Idígoras les volverá a dar vida uno a uno, gracias a la colaboración de las asociaciones de vecinos, que se han puesto de acuerdo para recolectar el dinero para la iniciativa Personajes Populares. Entre ellos, estarán representados Matías Rodríguez El Fino, defensor del trabajo de los pescadores; Ascensión Gómez, atenta siempre a los necesitados y marginados; Juan Ternero, Niño de las Moras, cantaor de flamenco.
Biografías de los protagonistas
Matías Rodríguez, 'El fino'
Nacido en 1884 en una familia de jabegotes, aprendió de su abuelo todo lo relacionado con la pesca y el mar en una época donde la barca de jábega era la principal proveedora de trabajo y alimento. Con ello, se hizo armador de artes de Pesca para, más tarde en 1929, ser elegido delegado de la mutualidad de pescadores gracias a todos los marengos y pescadores. Desde ahí, defendió unas condiciones de trabajo más dignas para los pescadores y veló por el respeto a las normas de la pesca como garantía para el mantenimiento de las especies. Algunos le apodaron El Fino por su saber y filosofía de vida. Su capacitación profesional y entrega le llevó a tener el reconocimiento de la gente de la mar en toda Málaga y también en el servicio militar, donde recibió una medalla por el salvamento de un compañero a punto de morir enredado en redes.
Tenía una barca, la María Victoria, más conocida como La Jopo, con la que estableció una relación paternal con los pescadores que estaban a merced de las inclemencias del tiempo y la penuria económica de la época. Fue víctima de la represión franquista y murió en la cárcel en 5 de septiembre de 1937. En 1986 la barriada le dedicó una plaza que lleva su nombre y un busto de él que fue colocado mirando al mar.
Ascensión Gómez
Era una mujer entregada a los demás "muy moderna para su edad", según cuentan desde las asociaciones de vecinos de la barriada. Aunque nació en Salamanca, se instaló en el barrio de El Palo en 1973, y sus restos descansan en San Antón, por el que tanto luchó para convertirlo en lugar para disfrutar de la romería y de relaciones afectuosas y solidarias. Fue religiosa de clausura, pero renunció al convento y se dedicó en cuerpo y alma a insertarse entre la gente siguiendo su referente, "el mensaje de Jesús”, de ahí su dedicación a los más necesitados, entre ellos, jóvenes marginados, con los que trabajó los peligros de las drogas.
Así, en las Cuevas, zona donde vivió, luchó por mejorarla y eliminar las injusticias entre las humildes casas y los chalés de Miraflores. Toda la barriada conocía a Ascensión por su compromiso con la asociación de vecinos, en la que llegó a ser vicepresidenta. No hay un espacio escolar, sanitario, cultural, de plazas y otros equipamientos que se consiguiera entre los años 1970 y 2000 que no tuviera el esfuerzo de Ascensión. Desde el año 2020 cuenta con una plaza y placa en los jardines de Playa Virginia, promovida por el barrio y reconocida por el ayuntamiento.
Juan Ternero 'El niño de las moras'
Natural malagueño de calle Calvario en 1886 y fallecido en 1970. Tuvo una larga vida que comenzó con una infancia entre barcas de jábegas de playas paleñas y como cantaor de flamenco. Pero lo más destacado fue la forma en la que combinó su arte musical con su profesión de vendedor de moras, iniciada cuando apenas tenía 15 años y que le dio su nombre artístico. Pregonaba este cántico: "Asomarse a los balcones, mujeres guapas y hermosas, y veréis vender las moras, moras, mauritas, las moras, y al moral me voy, del moral me vengo, al amo las compro, por las calles las vendo, moras, mauritas, las moras”.
Desde ahí ya se lanzó por completo a los escenarios con los mejores de su época. Alcanzados los 80 años llegó a ganar "el más prestigioso" concurso de cantes flamencos, el de La Unión. Recibió en sus últimos años varios homenajes y el barrio le recuerda con una plaza y un busto. Fue embajador de la cultura flamenca, de la identidad del barrio de pescadores y de Málaga en los escenarios de toda España. A él se debe que los cantes de Jabegotes sigan vigentes. Pero lo más destacable fue su reconocida bondad, humildad y generosidad. Es uno de los personajes más queridos y pasó su vida dedicado a su familia y sus vecinos, a los que obsequiaba con sus cantes desinteresadamente.
Antonio Asensi 'El Chicuelo'
Nació en Málaga y se trasladó a El Palo cuando alcanzó la mayoría de edad, donde también murió allá por 1937. Era un "personaje muy peculiar", según describen en su barriada, porque era de los pocos de su época que sabía leer y escribir y compaginaba esa ventaja con su "gran sentido de la generosidad y la ayuda comunitaria y vecinal". Tenía una zapatería en la calle Altillo, cerca de la casa de El Niño de las Moras, y en los descansos laborales leía el periódico a sus vecinos. También tocaba varios instrumentos, componía letras y música de Carnaval, de tal valor, que los gaditanos venían a la Málaga para pedírselas. Incluso llegó a convertirse en un referente de estas fiestas, con una plaza hoy en el barrio que lleva su nombre.
Destacó, además, por su carácter de defensor de la libertad de expresión. Se escondió en un nicho del cementerio durante tres días, cuando llegó la Guerra Civil por temor a represalias. Al salir acosado por el hambre, fue detenido y después fusilado sin juicio por los sublevados. Tres días después, su mujer recibió la notificación de que sería puesto en libertad en pocos días.
Francisco Toledo 'Frasquito traganúo'
En 1884, cuando El Palo tenía una población de 4.000 habitantes, nació Francisco. Su vida la dedicó fundamentalmente a la pesca, sobre todo de la sardina, fue patrón y dueño de jábegas, subastador oficial de pescado, propietario de uno de los merenderos más conocidos y frecuentados por los primeros veraneantes de la ciudad, situado frente a la estación de ferrocarril. Estuvo emparentado con Matías Rodríguez, uno de los míticos pescadores paleños, tuvo 11 hijos y fue conocido por su fuerte carácter que llegó a ser impositivo y retador, aunque también muy cercano con los niños. Su capacidad de trabajo -en una época difícil y de mucha escasez- no le impedía ayudar a los demás (para él los suyos). Su mote le viene de una ocasión en la que estaba en el tira y afloja por el precio de una barca que iba a comprar y soltó la frase: “Esa barca, es mía, a “traganúo”. Ello le llevó a conseguirla y ponerle este nombre, que también le dio su propio apodo.
Francisco Haro
Nació en 1921, con la Guerra Civil en 1936 vio truncados sus estudios y se dedicó al trabajo de sus padres, la venta de frutas y verduras. Dos años después, quedó huérfano, lo que no impidió que siguiera con el negocio para subsistir con su hermana. Más tarde, de forma autodidacta, consiguió ingresar en la Escuela Normal de Magisterio de Málaga hasta que aprobó las oposiciones nacionales en 1955 y fue destinado a El Morche. En el año 1962 pasó a prestar sus servicios en el Colegio Vázquez Otero de El Palo, donde impartió clases durante 23 años; y allá por 1985, llegó dirigió el colegio de Playa Virginia. En septiembre del mismo año, ingresó en el Colegio Valle Inclán, recibiendo la jubilación forzosa en el 1986.
Su labor como maestro fue reconocida por muchos de sus alumnos tanto en la escuela pública como en su academia privada, con la que compaginó su trabajo para poder mantener su familia numerosa. Entre sus hobbies destacó, además, su pasión por la pintura, una labor artística con la que expuso obras en varios puntos de España y en la Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga. Una glorieta del Palo en el inicio del camino de San Antón lleva su nombre, en recuerdo a su persona.
María Galán Haro
Era hija de pescador y jabegote de la barca que llamaban La traganúo y de una madre que hacía las redes para los barcos de altura. Nació en 1923 en Las Viñas, con tan solo 5 años perdió a su padre y se fue a vivir con su tía, a la que ayudaba vendiendo verduras y frutas en Pedregalejo para poder comprar el pan y el carbón. A los 13 años se incorporó a La Desbandá en dirección a Almería. Regresó al Palo y a los 18 años conoció a José Rodríguez, Joselito el Lobo, hijo de José Rodríguez Mellado, el hermano de Matías, con quien se casó. Sacó adelante a sus siete hijos, con largas estancias de su marido en la mar y viviendo serias dificultades económicas.
Participó en la Asociación de Mujeres del barrio, en las tareas de la Cruz Roja del Palo, en el Centro de Mayores, la Asociación de Vecinas, el Carnaval. Sus amigas la recuerdan por su solidaridad con los vecinos y entidades. Murió el 3 de enero de 2014 a los 90 años, pero antes en 2008 se celebró un homenaje en su honor en el Centro de Mayores, que pasó a conocerse como Centro Social de Mayores María Galán Haro.
Miguel León
Nacido en Ubrique en 1925 y fallecido en 2005 en Málaga, durante su vida de sacerdote se enfrentó a sus compañeros del clero por "un cristianismo solo de rezos y golpes de pecho", denunció abusos de personas ricas y criticó las desigualdades sociales y la hipocresía. También como una llamada a trabajar por "una sociedad más justa gobernada por el amor", dedicando su vida a los demás, con especial atención a las personas del mundo obrero y a los más necesitados.
Fue un hombre estudioso. En Cuevas de San Marcos impulsó una cooperativa de aceitunas; así como en Portada Alta, se comprometió con los que vivían en chabolas. Hacia 1973 se instaló en la parroquia San Juan de la Cruz en El Palo y vivió humildemente. Creó una guardería; una cooperativa de viviendas; y junto con otros, un grupo de Comunidades Cristianas populares. Fue militante y Consiliario de la HOAC. Sufrió persecuciones, arrestos, difamaciones e incomprensiones, pero no se rindió.
Carmen Medina, 'Carmencita la comadrona'
Hija de Luisa Guerrero, comadrona, y de José Medina, nació en 1927 y siempre tuvo vocación de ayudar a los demás. Quiso estudiar Medicina, pero su nivel económico no le dio para ello, por lo que comenzó siendo practicante hasta que pudo ayudar en partos, formándose en la Escuela de Matronas con prácticas en el Hospital Civil, y ejerciendo como tal a finales de los años 40. Tuvo su consulta en la calle Padre Lerchundi, junto al campo de San Ignacio y estuvo allí durante medio siglo, hasta que cumplió los 70 años.
En 1972 contrajo matrimonio con el pescador Francisco Caparrós, quien falleció apenas dos años después de un infarto. Se entregó especialmente a quienes vivían a pie de playa. Si sabía que poco había de comer en la casa de la recién parida, no solo no cobraba los servicios, sino que le compraba para hacer un puchero, le encendía la candela y ella misma se lo preparaba. Falleció en 2015, cuando tenía 87 años.
Luis Morán, El practicante
Nació en Cáceres en 1933, pero ya con seis meses pasó a ser malagueño, para con 17 años iniciarse en la carrera de practicante y realizar prácticas en el Hospital Civil. Una vez acabados sus estudios comenzó a ejercer en la Trinidad y, más tarde, cubrió una sustitución en la Casa de Socorro de El Palo, donde atendió a una gran variedad de pacientes con dolencias y enfermedades.
Formó su familia, junto a María, con la que tuvo dos hijas y dos hijos. Abrió su consulta en Calle Mar, cerca de las Cuatro Esquinas. No dejaba a ningún enfermo o paciente sin atender (incluso de madrugada), sin importarle tanto el cobro de sus servicios, dado el origen humilde de la barriada de pescadores en la que se hallaba. En los últimos años de su carrera profesional logró una plaza como ATS del Servicio Andaluz de Salud, en la Residencia de Mayores de Pinares de San Antón. Mudó su consulta a Echevarría del Palo y compaginó ambas actividades hasta que se jubiló a la edad de 67 años.
María de Paz Cano, 'Pacita'
En Villar del Arzobispo, provincia de Valencia, nació en 1934 y no llegó a Málaga hasta que estalló la Guerra Civil, donde se refugió con su familia. Fue la más pequeña de una familia gitana de nueve hermanos y se asentaron en una zona de huertas apenas construid en la calle Calvario de las Cuevas de El Palo, enclave protagonista años más tarde del Muro de la Vergüenza, hasta que murió en el año 2013 en la casa que heredó de sus padres.
Pacita acogía a personas en su casa, normalmente de la familia, pero también a quien necesitara su apoyo. Tuvo una vida laboriosa, se malogró su boda y cuidó y convivió con su padre. Con sus hermanas compartió luchas en el barrio como la caída del Muro. Tuvo independencia económica y luchó por mantener a los suyos, incluidos sus sobrinos, a los que trató como hijos. La calificaban de amiga leal, valiente y de fuerte carácter, también por su espíritu defensor a los gitanos y a los pobres, los dos colectivos a los que ella pertenecía con orgullo.
Juan José Andreu, El Pani
Natural de El palo con nacimiento en 1952, sus padres Salvador Andreu y Lola Paniagua tenían una conocida tienda de ultramarinos en el barrio, en la calle Montiel, donde también vivían. Juan José estudió en el Colegio del Sagrado Corazón, en la calle Martínez y más tarde pasó al ICET. Cuando tenía 17 años, entró a trabajar como dependiente y modelo de catálogos en los conocidos Almacenes Gómez Raggio, donde estuvo casi hasta su muerte.
Falleció a los 28 años intentando salvar del mara una niña y su padre, el 9 de julio de 1981. Tras salvar a la primera, regresó a por el padre y ambos murieron ahogados. El barrio, por deseo popular, ha dedicado un rincón en su memoria junto al merendero El Tintero, cerca de donde ocurrieron los hechos. Un mes más tarde, el 7 de agosto, nacía Juan José Andreu Ortiz, el hijo póstumo de Juan José.
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