Málaga

Ha nacido una estrella

EN las últimas horas se ha escrito mucho, positivo y negativo, del acto de presentación de la candidata del PSOE a la Alcaldía de Málaga, María Gámez, que sin duda ha sido el tema central del fin de semana en todos los medios y que no ha conseguido ser eclipsado ni tan siquiera por la incesante actividad desarrollada, a lo largo y ancho de la geografía provincial, por los populares que han celebrado distintos actos de la mano de sus líderes Esteban González Pons y Javier Arenas.

Es baladí entrar en la discusión de si la mayoría de los que abarrotaron el salón principal del hotel NH acudieron atraídos por la presencia del telonero Felipe González, o por el interés en conocer las primeras ideas sobre Málaga de la candidata socialista. Lo cierto es que María Gámez sorprendió gratamente a buena parte de la concurrencia, por no decir a toda, no sólo por el contenido de su discurso, que ya otros se han encargado de analizar, sino también por las formas en cuanto a su elocuencia, su convicción e incluso sus movimientos. Podría decirse que parecía una alumna aventajada de un curso de telegenia, ignoro si lo ha recibido en los últimos días, a la que sólo habría que corregir un pequeño defecto consistente en la insistencia de utilizar en exceso el dedo índice para apuntar al respetable. Sin duda, cuando faltan 132 días para la celebración de las elecciones, se puede decir que ha nacido una estrella.

Repasando la biografía de la candidata socialista se puede constatar que reúne muchas de las condiciones precisas para el éxito. Da la impresión de que posee una sólida formación profesional, una abogada que pasó por el casi imprescindible tamiz del Instituto San Telmo. Es una mujer que además parece marcada por la buena suerte. Quiero decir que, por el momento, ha estado casi siempre en el sitio oportuno y en el momento justo. De ahí, que siendo todavía una muy joven y brillante funcionaria, con empleo como jefa del Servicio de Planificación de Salud, el que se puede considerar su padrino político, el ex consejero Francisco Vallejo, se fijase en Gámez para convertirla en delegada en Málaga de la Consejería de Innovación, de la que él era el titular y a pesar de que la trayectoria de la candidata había levantado recelos en el seno del Partido Socialista por alardear de su condición de independiente, ya que no se afilió hasta fechas bastante recientes.

También la actual dirección del PSOE malagueño colocó sus ojos sobre la figura de María Gámez que hace dos años no puso ningún obstáculo, sino todo lo contrario, para que se convirtiera en la delegada del Gobierno andaluz en la provincia. Puede que muchos no sepan que fue Francisco Conejo el que invitó a Gámez a trasladar su militancia desde Fuengirola a la capital lo que posibilitó que pudiera ser la candidata al Ayuntamiento de Málaga.

En estos próximos días María Gámez pasará por uno de los tragos más amargos que se reserva al cabeza de cartel, cerrar la lista que la acompañará en su carrera electoral. Una tarea para la que ha pedido entera libertad, sin obviar la opinión de la dirección del PSOE, pero sin respetar la tradicional fórmula de cuotas que impide que los aspirantes a concejal sean los mejores y que, además, tengan perfecta sintonía con su jefe. Una exigencia que está provocando el malestar de una buena parte de la organización en la capital, empeñada en hacer valer unos derechos casi históricos. Un buen ejemplo puede ser el caso del secretario de la agrupación de Miraflores-Trinidad, Daniel Moreno, al que sus compañeros quieren ver aupado en la candidatura. La ventaja es que el suplicio de las presiones tiene un plazo corto y fecha de caducidad y es de esperar que durante este tiempo no sufra la buena estrella de la candidata y vuelva a estar en el sitio oportuno y en el momento justo.

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