Incendio

Otra noche de miedo en Genalguacil

  • Los vecinos de Genalguacil mostraron su indignación por lo que consideran una falta de medios en la zona

  • Muchos creen que tuvo prioridad "salvar las casas de la costa" frente a su medio de vida

Un vecino busca información sobre la situación del incendio al amanecer

Un vecino busca información sobre la situación del incendio al amanecer / Javier Flores (Genalguacil)

Los vecinos de Genalguacil amanecieron todavía con el susto en el cuerpo por la complicada situación que tuvieron que vivir la noche anterior a causa del incendio que afecta a diferentes zonas de Sierra Bermeja y que ayer obligó a confinar este municipio y la vecina localidad de Jubrique.

Las pavesas seguían cayendo sobre su casco urbano como si del inicio de una nevada se tratase. La inquietud seguía presente entre los vecinos que estaban preocupados ante la posibilidad de que volviese a soplar viento fuerte de levante y nuevamente se complicara la situación.

Uno de los bares del municipio abría sus puertas antes del horario marcado para el verano. Según decía su responsable, “con la tenemos liado por lo menos que tengamos café”. Ella es una de las vecinas que se acostó ya de madrugada y no cerró su puerta por si desalojaban el municipio y tenían que buscarla para que pudiesen entrar.

Helicópteros trabajando en mitad de los diversos frentes activos en Genalguacil. Helicópteros trabajando en mitad de los diversos frentes activos en Genalguacil.

Helicópteros trabajando en mitad de los diversos frentes activos en Genalguacil. / Javier Flores (Genalguacil)

Otros ni había dormido y pasaron la noche junto a los efectivos del Infoca que estuvieron operando drones de vigilancia sobre el perímetro del fuego. Incluso habían acercado un mulo a una zona próxima al casco urbano en previsión de que, si se cumplían las peores previsiones, pudiese tener tiempo de ponerlo a salvo. “Si hubiese visto el fuego aquí, lo pongo en mitad de la plaza y si nos confinan va conmigo a la casa”, le explicaba a otro de sus vecinos tras preguntarle por el animal.

Una mañana que comenzó con la esperanza que el anunciado ataque por parte de los medios del Infoca pudiese frenar el avance de las llamas, ya que las condiciones de la noche parecían que habían sido favorables y el incendio presentaba una notablemente mejoría en la zona.

Vecinos observando incendio Vecinos observando incendio

Vecinos observando incendio / Javier Flores (Genalguacil)

No obstante, conforme fueron pasando las horas, las columnas de humo fueron creciendo y los frentes de llamas pronto se hicieron presentes. Una situación que provocó cada vez una mayor indignación entre los vecinos que consideraban que los medios disponibles se estaban destinando preferentemente a los frentes de la costa y se estaba dejando desprotegidos los de su municipio.

A tal punto llegó la situación que un grupo de vecinos decidió emprender el camino y hacer frente a las llamas con sus propios medios hasta que el cambio del viento hizo que tuviesen que abandonar la zona ante el peligro que suponía las llamas. “Por la mañana no había problemas, estaba requemando y nosotros nos hemos quedado con un frente, pero ya no podíamos más, éramos solo siete u ocho”, explicaba Nicolás que lamentó que durante la mañana no se hubiese aprovechado para asegurar la zona tras las descargas de los helicópteros y así evitar su reproducción. “Estuve apagando fuego porque me da mucho coraje que se queme todo porque lo que yo vi quemado es la vida de uno”, insistió,

Entre la población de Genalguacil crecía la sensación de que se había dado prioridad a salvar las casas de la costa frente a los parajes naturales de su municipio. “Una casa es más fácil de reconstruir, estos parajes no sabemos el tiempo que tardarán”, decía indignado otro de los vecinos que regresaba de colaborar en frenar uno de los frentes desde tierra.

Una indignación que era generalizada en los miradores de la localidad que se convirtieron en el punto de reunión de los vecinos para observar la evolución del incendio ante el temor de que pudiese aproximarse al pueblo o que tuviesen que volver a confinarse como volvió a ocurrir.

Un malestar de sus vecinos que el alcalde de Genalguacil, Miguel Ángel Herrera, se trató de transmitir ante los medios de comunicación. El regidor compartía esta opinión de sus vecinos sobre la falta de medios en los frentes que se dirigían hacia su localidad y la priorización de la zona de la costa frente al interior

Con lágrimas en los ojos y casi a punto de romper a llorar, pedía de manera insistente “más medios, no son suficientes por mucho que digan, aquí no hay medios”, reiteraba una y otra vez ante los periodistas y en contacto directo con responsables técnicos y políticos del operativo puesto en parte por parte del Infoca.

Tras no conseguir que se atendiera su petición vía telefónica, el regidor decidió trasladarse a Estepona para reclamar directamente en el puesto de mando en contar con más medios. “Hay 41 medios aéreos y en el mejor de los casos hemos tenido seis en nuestra zona, nos quemamos”, afirmaba, al tiempo que recordaba que el incendio había comenzado a llegar a las fincas privadas de los vecinos que hasta ahora no se habían visto prácticamente afectadas.

El alcalde explicaba que “esas fincas son el medio de vida de una parte de los vecinos y los ahorros de generaciones”. Algo que considera que los responsables del operativo no estaban sabiendo entender la “importancia” que tiene.

Mientras tanto, en el municipio se vivía desde los miradores pendiente de las llamas y se llegaron a vivir momentos de gran tensión cuando por un instante se pensó que el incendio había logrado saltar el río y se dirigía directamente al pueblo. Afortunadamente, no fue así.

Tras reactivarse los frentes y cambiar la dirección del viento, llegó el momento que todos temían: la recomendación de al dirección de extinción de que se confinase la población en sus viviendas. “Ya estamos otra vez igual”, decían en los miradores al escuchar el mensaje por la megafonía de la localidad.

Tocaba enfrentar una nueva noche con la incertidumbre y el miedo en el cuerpo por la evolución que pudiese tener el incendio si volvía a soplar aire con cierta intensidad . A pesar de la recomendación, muchos vecinos se quedaron en la calle a vigilar el avance del fuego.

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