Nuevos retraso en los trenes entre Málaga y Madrid por un fallo en sensores de la vía

En este caso ha sido el DCO, o Detector de Caída de Objetos, el sistema que ha dado fallo durante casi una hora pasado el mediodía de este miércoles y que ha provocado retrasos en los trenes entre Málaga y Madrid. La avería ha afectado a un tramo de más de 30 kilómetros en la provincia de Córdoba, según señalan desde Adif, y ya se ha solucionado la incidencia. Durante la misma son cuatro trenes los que han sufrido la incidencia: tres con destino o salida Madrid y uno proveniente de Barcelona.

De ellos, sólo uno de ellos, salida María Zambrano y destino Puerta de Atocha, ha tenido una demora significativa, de 44 minutos, el resto ha notificado retrasos inferiores a 10 minutos, con lo que es posible que recuperen el tiempo perdido durante el trayecto. En el conjunto de Andalucía, han sido una docena los trenes afectados, con un retraso medio de 15 minutos.

Al fallar el DCO, y no poder comprobar si hay objetos extraños en la vía –que pueden ser pequeños papeles o, incluso, un árbol o un coche que se haya precipitado desde un paso superior– el protocolo establece que la velocidad de la vía se reduzca a los 160 kilómetrospor hora, casi la mitad de los 300 kilómetros por hora que se pueden alcanzar en la Línea de Alta Velocidad.

El ministro de Transportes, Óscar Puente, ya afirmó hace unos meses que aún quedan "el siguiente y dos años más" de fallos y retrasos en los trenes. El titular de la cartera señaló entonces a dos cuestiones. La primera, que en la Línea Sur, la que une Madrid y Andalucía, están cambiando el sistema de seguridad "sin cortar ni un día el tráfico" y que esto ocasiona incidencias, asegurando que en otros países como Alemania cortan durante meses la circulación.

El segundo de los puntos que señaló el ministro es que la flota de trenes ahora mismo está cerca de la edad límite, por una parte, y por otra están entrando un buen número de trenes nuevos. Justo estos dos momentos son los que más incidencias generan en la vida de un ferrocarril, que tiende a estabilizarse sin problemas durante el resto de su vida útil.