La lluvia obliga a desalojar 35 viviendas en la provincia por desprendimientos

Una lengua de tierra de 800 metros de longitud se desplaza desde el pasado viernes hacia una urbanización de Manilva · Una roca de enormes dimensiones cae sobre cuatro casas en Casarabonela

E. Jerez · M. Herreros / Málaga

09 de marzo 2010 - 01:00

Más de un treintena de familias han tenido que ser desalojadas en los últimos días por los desprendimientos provocados por la incesante lluvia. El que más preocupa es el caso de Manilva donde la tierra no ha podido aguantar tanta agua y el pasado fin de semana, tras el enésimo temporal de lluvia y viento registrado en la parte más occidental de la Costa del Sol, el suelo cedió y se llevó consigo los cimientos de las 11 viviendas de Monte Viña y de las 12 de La Higuera provocando daños que los técnicos municipales calculaban ayer en torno a los 4,8 millones de euros.

Una lengua de tierra de 800 metros de longitud se desplaza desde el pasado viernes a una velocidad de tres centímetros por hora por las laderas de Manilva arrastrando tras de sí la base sobre la que se levantan, desde hace 30 años, las terrazas de los inmuebles afectados desde las que se puede ver como el terreno se ha quebrado dejando a la luz una brecha de importantes dimensiones.

Dentro de las viviendas, los vecinos, con la vista puesta en el cielo, se apresuran a sacar de sus casas todo lo que pueden porque Protección Civil teme que, en el caso de que se produzcan nuevas lluvias, el derrumbe de las estructuras afectadas sea inminente.

En la primera vivienda desalojada, la de David Guzmán, la terraza ha caído más de un metro por debajo del nivel en el que debía estar. Su propietario asegura que el pasado viernes "cuando vimos lo que estaba pasando dejamos la casa y sacamos todos los aparatos electrónicos, ya solo queda dentro la cama, el armario y algunas pocas cosas más".

En Monte Viña, de momento, sólo están afectadas las terrazas, pero en La Higuera ya se han derrumbado dos viviendas y cinco presentan serios daños en su estructura. Los afectados, tanto de una zona como de otra, se están alojando en un edificio de apartamentos de la localidad hasta que se consiga dar una solución a su situación.

Ayer, mientras visitaban sus viviendas, a algunos se les saltaban las lágrimas mientras que otros, resignados, se asomaban a la ventana a ver como el patio, la piscina y la terraza quedaban partidos por la mitad.

En Estepona, mientras tanto, ocho viviendas tuvieron que ser desalojadas ayer por la tarde en la urbanización Forest Hills debido al hundimiento de la calzada que ha provocado que "al menos, dos casas se hayan partido", según la concejala de Agricultura, Carmen Ocaña.

La calle Londres de esta urbanización "ha desaparecido completamente", mientras que la calle Berlín se ha visto gravemente afectada por lo que ante el riesgo de que las viviendas sufran daños mayores "la policía ha decidido desalojar", según Ocaña, que añadió que incluso un muro de contención "de piedras" puede caerse de un momento a otro.

Además, 17 carriles rurales quedaron cortados este fin de semana como consecuencia del temporal y más de 40 familias quedaron aisladas por lo que se ha recurrido a la Delegación Provincial de Medio Ambiente para contratar tres máquinas mixtas para reparar los daños de los caminos de modo que ayer solo quedaba cortado el del Nicio.

También por culpa de un desprendimiento causado por la lluvia, cuatro familias del municipio de Casarabonela vivieron en la madrugada de ayer un gran susto que pudo acabar en tragedia al derrumbarse una ladera que linda con sus casas, situadas en la calle Almona, junto a los restos del castillo del municipio.

Una gran roca cayó sobre uno de los inmuebles, aunque la suerte estuvo del lado de estos residentes, ya que una piscina sirvió de freno y a su vez el pedrusco evitó que el resto de las rocas continuaran su descenso. El alcalde de Casarabonela, Sebastián Gómez (PSOE), indicó que en el momento en el que se produjo el desprendimiento, sobre las 5:00 de la madrugada, todas las familias estaban dentro de sus hogares.

El desprendimiento afectó a cuatro casas, aunque no se produjeron daños laterales, ya que las rocas colisionaron sobre la parte trasera de estos inmuebles. El regidor explicó que además de los restos del castillo, que no se encuentran afianzados, hay una gran roca sobre un terreno arcilloso. Ante el riesgo de nuevos desprendimientos, estas familias fueron desalojadas por efectivos del Consorcio provincial de Bomberos y sus casas están precintadas como medida preventiva.

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