Francisco Luis Guzmán es uno de los pasajeros que viajaba en el autobús que arrolló a varios vehículos cuyo conductor sufrió un infarto y también el médico pediatra que lo asistió en un primer momento practicándole la Reanimación Cardiopulmonar (RCP). Iba distraído con el teléfono móvil cuando se percató de una serie de golpes encadenados. El chófer había perdido el control del autobús, que terminó embistiendo a más de una decena de vehículos que se encontraban estacionados en calle Héroe de Sostoa, a la altura de Mercadona. "Oíamos un golpe y otro y otro...Se llevó varios coches, árboles y farolas", detalla. El pediatra, que se dirigía al centro de salud San Andrés-Torcal, comenzó a escuchar a los pasajeros alzar la voz.

Según su testimonio, pedían a gritos al conductor que frenara el autobús, que ya había arrollado a varios turismos y dos motocicletas. No podía hacerlo. Había sufrido una parara cardiorespiratoria, aunque los síntomas que inicialmente presentaba hicieron pensar al sanitario que se trataba de un ataque de epilepsia. Los pasajeros se afanaron, desde el desconocimiento, en tratar de parar el autobús.

“Entre tres personas pudimos quitarle el pie del acelerador, porque él seguía acelerando. Yo solo no podía hacerlo. Lo tendimos en el suelo y una médico de familia me echó una mano para practicarle la RCP, porque eso cansa”, recuerda el pediatra. La actuación entrañó serias dificultades desde el primer momento. “No sabíamos cómo parar un autobús ni tampoco abrir la puerta del conductor. Un muchacho le dio a una palanca y lo consiguió. Lo sacamos fuera de donde ellos se sientan y lo tendimos en el suelo del pasillo”, explica este sanitario.

Durante “cinco o diez minutos” estuvieron asistiéndole, el tiempo que tardó el 061 en llegar. El conductor fue trasladado en una ambulancia en estado crítico hasta el Hospital Regional de Málaga. Poco después ingresó en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Fuentes sanitarias han indicado que por el momento se encuentra estable, dentro de la gravedad. 

El resto de pasajeros que viajaban en el autobús no sufrieron lesiones de importancia. Tampoco Francisco Luis, que asegura que era la segunda vez que cogía un vehículo de la EMT para acudir al trabajo. Estaban "histéricos", sobrepasados por una situación que les dejará huella.