Málaga

El peligroso cóctel de los niños y el agua

  • Pediatras recuerdan que los ahogamientos son la segunda causa de muerte accidental en menores e instan a extremar la vigilancia

Verano, vacaciones, agua y diversión. Los niños y adolescentes siempre deberían disfrutar de esta rutina. Pero la realidad a veces da mazazos. Como el que sufrió una familia noruega que pasaba unos días de descanso en la costa y cuya hija falleció el lunes tras quedarse atrapada por el pelo en un jacuzzi.

Los médicos advierten del peligroso cóctel que forman los menores y el agua. El director de la Unidad de Pediatría del Carlos Haya, Antonio Urda, recuerda que en la Unión Europea, los ahogamientos son la segunda causa de muerte accidental en menores de 19 años. La primera son los siniestros de tráfico.

"En Málaga, por el clima, hay un periodo amplio de contacto con el agua, sea en piscinas o playas. Es importante tener conciencia de la importancia de la prevención", indica el especialista. La advertencia de los pediatras se basa en su experiencia. Son ellos quienes asisten a los pequeños víctimas de ahogamientos.

Los escenarios varían según las edades. Los más pequeños suelen sufrir estos accidentes en piscinas privadas o comunitarias. Los adolescentes, mientras practican actividades acuáticas.

Urda recuerda que el peligro no sólo está en el ahogamiento, sino en los traumatismos que pueden producirse por golpes al saltar desde el trampolín o el bordillo y que en ocasiones causan lesiones medulares.

"Mi consejo a los padres es que nunca dejen los niños al cuidado de otro menor", indica el pediatra. Urda advierte que con el binomio niños-agua no se puede bajar la guardia: "En verano, en vacaciones, pensamos que estamos en un entorno amigable y nos relajamos porque hay más niños jugando en el jardín". Algo que es un error, alerta.

Por su experiencia profesional, el especialista apunta que hay peligro no sólo en la playa o en la piscina, sino también en cubos o pequeñas superficies de agua. Por ello, recomienda vaciar los recipientes que haya en el entorno donde los niños se muevan.

Piscinas cercadas, cubiertas con materiales rígidos que no se hundan y material de socorro en perfecto estado son otras recomendaciones. Además, Urda sostiene que son preferibles los chalecos salvavidas a los manguitos o flotadores, que son menos seguros. También insiste en que aquellos menores con tratamientos antiepilépticos deben estar siempre bajo supervisión mientras se estén bañando y por alguien capaz de socorrerlos.

"Además, aunque el niño aprenda a nadar pronto, eso no quiere decir que tenga suficiente capacidad para salir del agua. Puede agotarse y no llegar. Por eso debe estar vigilado", insiste. Y recuerda que si está controlado por una abuela, pero que no sabe nadar, la intervención de ésta puede que no sea lo suficientemente rápida para salvarlo. Por último, el pediatra resalta que otra combinación peligrosa es la de adolescentes, droga y alcohol. "Es un cóctel tremendo, porque si se bañan y están borrachos, hay más peligro de ahogamiento dado que tienen menos capacidad, menos resistencia y menos respuesta".

El especialista da estos consejos para que el agua siga siendo motivo de risas y alegría; para todos.

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