'Thor', el perro que protege a Susana, víctima malagueña de la violencia de género: "Lo tengo porque mi ex marido se dedicó a perseguirme"

Tres mujeres relatan las agresiones físicas y psicológicas que han sufrido

María Victoria, la mujer asesinada por su exmarido en Rincón de la Victoria: una vida llena de reveses

Susana, víctima superviviente de violencia de género, posa junto a su perro de protección
Susana, víctima superviviente de violencia de género, posa junto a su perro de protección / Javier Albiñana

Susana va a todas partes con su perro Thor, que más que una mascota, es su compañero y fiel protector. Tuvo que tomar esta decisión tras vivir una situación de violencia por parte de su ex marido, con quien comparte dos hijos y por el que se sigue viendo amenazada: "El hecho de tener a mi perrito es porque se dedicó a perseguirme con el coche y a querer atropellarme. Una asociación sin ánimo de lucro me lo donó. Él va conmigo y me ayuda mucho", destaca a este periódico en una entrevista, antes de atender la conferencia 'Mujeres al volante', celebrada por el Museo del Automóvil y de la Moda de Málaga y el Equipo de Atención a la Mujer de Málaga (EAM), en la que participaron la exfiscal delegada de Violencia de Género y Doméstica de Jaén, Gracia Rodríguez; la piloto de rallyes y maestra de Educación Infantil, Laura Aparicio; y la comisaria técnico en el París Dakar 24h Le Mans y mecánica en Renfe, Miriam Silva.

Según cuenta, ya antes de separarse en 2013 había sufrido malos tratos pero quiso mantener la "custodia compartida, ya que a los niños no los trataba mal". Sin embargo, una vez iniciado el proceso empezó a notar como "los utilizaba en mi contra". "He estado muchos años sin poder ver a mis hijos aún teniendo custodia compartida. No he disfrutado de ellos el tiempo que me he separado y cuando iba al colegio a recoger a los niños incluso me anulaban diciéndome que no querían venirse conmigo, que no querían verme", lamenta.

Susana, víctima superviviente de violencia de género, posa junto a su perro de protección
Susana, víctima superviviente de violencia de género, posa junto a su perro de protección / Javier Albiñana

Ahora, sus hijos, de 22 y de 19 años, están viviendo con ella, aunque mantienen el vínculo con el padre. "No quiero que pierdan la conexión con él, pero sigue utilizándoles, diciéndoles 'dile a mamá que no si no hace esto no sé cuantos'", añade, mientras mantiene la preocupación tras haberle denunciado y haber obtenido una orden de alejamiento, finalmente anulada "al cabo de siete meses".

"Él, a día de hoy, sigue con el mismo plan. Ahora con acoso económico porque me tiene vinculada y no me suelta por los bienes que nos unen. No quiere hacer una separación para no desvincularse totalmente. Al principio he tenido ayuda, pero cuando llevas tanto tiempo es como que las instituciones están un poco paralizadas y no te terminan de ayudar hasta el final. Lo que me da fuerzas es que tengo a mis hijos a mi lado y a mí ya nadie me cohíbe", insiste Susana.

Nadia, joven de 20 años

Nadia, una joven veinteañera, relata a este periódico, por su parte, su mala experiencia que comenzó cuando apenas tenía 15 años y empezó a salir con un chico de 22: "Los dos primeros meses de relación fueron normales, cada uno tenía sus amigos, pero tras ellos empezó el control, no quería que saliera con mis amigas y yo decidí separarme de ellas porque tampoco quería meterlas en problemas", señala.

Pero el "control más fuerte" sucedió tras un episodio violento un día en el que "él estaba borracho" y tuvieron una "discusión por celos", según recuerda. "Me agarró del cuello y me dejó marcas. Estuve varios días sin poder tragar bien. Decía que lo sentía mucho y que nunca lo volvería a hacer. Le creí y seguí con él". Desde entonces, no había momento en el que Nadia no se mantuviera en conectada con él. "Me he duchado, comido y dormido en videollamada. Incluso cuando iba a comprar el pan o a verle e iba de camino", comenta, mientras agrega que tampoco podía sentarse al lado de ningún otro chico en clase porque "se ponía como las cabras".

No obstante, el estallido vino "a los nueve meses o así" cuando sus padres la obligaron a ir al cumpleaños de su prima. Según cuenta Nadia, "no quería ir porque sabía que se iba a enfadar". Ello le llevó a "fingir que tenía fiebre", llegando a incluso a "llenar ollas con agua, hervirlas y tirárselas por encima" o a "pintarse los ojos de rojo" para que pareciera que estaba enferma. Algo que no logró resultados porque sus padres la llevaron a la fiesta, lo que provocó que el chico la dejara.

"Le pedí a mi prima que me acompañase al lavabo, me levanté la camiseta, me di la vuelta y entonces vio que tenía la espalda llena de moratones, mordiscos y pellizcos. Ella se lo dijo a mis padres, se lo mostré, y me cancelaron los datos, me llevaron al hospital y a comisaría para obligarme a denunciarle. A los dos días empezó el juicio rápido y declaré, luego, a la semana el de lo penal, pero yo seguía teniendo que ir al instituto", indaga.

Entre tanto, él se disculpaba por, según ella, por miedo a la denuncia. Una vez se dio el segundo juicio detalla que "lo tenía literalmente al lado", y entonces dijo: "No quiero seguir con esto, quiero quitar la denuncia y ya está'; pese a tener psicólogos, médicos forenses, "absolutamente todo" y volvió con él. Al seguir manteniendo la relación se tomaba "diacepanes" y otras pastillas, hasta que un día "tuvo una discusión superfuerte" y se quedó "inconsciente" tras ingerir seis pastillas.

Cuando terminó la relación, según describe, tenía los ojos "superhundidos y estaba anoréxica, perdida" y a las dos semanas se enteró de que estaba "embarazada" y abortó y se dijo a sí misma: "Menos mal que no me ha pasado con él, porque era lo que le faltaba para tenerme para toda la vida. Ahora toda mi familia está amenazada de muerte, a mí me intentó apuñalar un par de veces y el día de mi graduación me partió el labio y acumula doce denuncias y ha estado un año en la cárcel. Todavía tengo pendiente cinco juicios después de 4 años", sentencia.

Ana Bella, superviviente tras 11 años con su agresor

Ana Bella, superviviente también de violencia de género, se lanza a contar su historia sucedida cuando tenía 18 años y conoció a su exmarido. "Como me eligió a mí, me chantajeó emocionalmente y me hizo elegir entre la universidad y el amor. Había sacado las mejores notas de toda España, pero elegí el amor y desde ahí empezaron los celos, el control, maltrato sexual, físico, me pegaba con la correa; y psicológico, con el tema económico hasta que tuve un riesgo enorme en el banco", comenta.

Tras vivir sus 11 años de matrimonio, y tener dos hijas y dos hijos, Ana cuenta cómo "nadie la ayudó ni se daban cuenta", ni si quiera ella misma. "Veía noticias de mujeres asesinadas en la tele y decía: '¿Por qué no se va a eso casa antes de que la maten?' y a mí pegaban una paliza de muerte, yo rezaba y él me decía: 'reza que te va a hacer falta'. Tras sufrirlo, utilicé mi fuerza, mi miedo y mi valor para no acostarme otra vez con mi posible asesino, y coger a mis cuatro hijos e hijas, meterlos en el coche e ir a la policía a denunciar. El 40% de las mujeres no denunciamos ni pedimos ayuda porque no somos conscientes de estar siendo maltratadas".

Ana Bella, junto a otras supervivientes en su fundación
Ana Bella, junto a otras supervivientes en su fundación / M.H.

Estuvo en una casa de acogida y cuando salió "no podía dormir pensando en las mujeres que lo estaban viviendo". Dio la cara en televisión e ideó lo que es ahora su Fundación Ana Bella, que cumple 25 años y ayuda a víctimas de violencia de género como "una red de mujeres supervivientes" con un alcance de más de "52.000 en España" y una presencia en "88 países" para que "recuperen sus vidas no como víctimas dependientes de sus hijos, sino como mujeres empoderadas, felices, capaces de lograr sus sueños y, sobre todo, de actuar como agentes de cambio". Así también, recientemente ha impulsado el largometraje 'Bella', sobre su historia, que ya está nominado a los premios Forqué "a mejor película de animación".

Este 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres 2025 y en Málaga acogerá la lectura del manifiesto, impulsada por la Plataforma Violencia Cero, y la manifestación que comenzará a las 19:30 en la Plaza de la Merced.

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