Un enfermero en cada colegio e instituto público o concertado. Es la reivindicación de una plataforma que ha lanzado una campaña y una recogida de firma con ese objetivo. El argumento que esgrime para cargarse de razón es que con la labor de promoción de la salud que desarrollaría a la larga se generaría un ahorro al sistema sanitario. Recogida de firmas en Change.org, encuesta, merchandising, folletos informativos, cartelería, difusión en las redes sociales... La batería de medidas de la Plataforma Estatal Enfermera Escolar para conseguir el objetivo es amplia. Y, como su nombre indica, las actividades reivindicativas se desarrollarán a nivel nacional.

La coordinadora está formada por el Sindicato de Enfermería (Satse), el Foro Español de Pacientes (FEP), el Sindicato Independiente de la Enseñanza Pública (ANPE) y la Federación Española de Diabetes (FEDE). La campaña se lanza, según esgrime la Plataforma, “porque la administración pública sanitaria y la educativa siguen sin dar respuesta a las necesidades asistenciales y de prevención y promoción de la salud que existen en todos los centros escolares al no posibilitar la implantación de la enfermera escolar”.

En Andalucía ya existe la figura del médico escolar. Pero no hay uno por centro, sino que un mismo facultativo tiene asignados varios, en los que participa en programas de prevención y promoción de la salud, a la vez que asesora a los docentes con patologías concretas de los alumnos.

La Plataforma sostiene que el principal motivo del rechazo de las administraciones a la implantación de la enfermera escolar es el económico. Según las estimaciones de esta organización, generalizar esta figura supondría apenas de 16 a 20 euros al año por habitante. “Un coste irrisorio si se compara con los miles de millones de euros que conllevan para nuestro sistema sanitario público los distintos problemas de salud que una enfermera escolar podría prevenir”, indica la coordinadora.

La coordinadora inicia una recogida de firmas a través de Change.org

“Invertir en salud es ahorrar en problemas y mayores gastos a medio y largo plazo”, se insiste desde la Plataforma. Como ejemplo, esta organización concreta el sobrecoste de 2.000 millones de euros al año derivado de la obesidad o los más de 5.000 millones anuales de costes directos de la diabetes en tratamientos y hospitalizaciones. Datos que se refieren al impacto a nivel nacional. La Plataforma también precisa los costes indirectos derivados del absentismo laboral, las jubilaciones anticipadas y los gastos sociales, que cifra en “más de 17.000 millones al año”.

Entre los beneficios –más allá de la promoción de la salud, el impulso a los hábitos de vida saludable y la prevención–, la Plataforma incluye la reducción del absentismo laboral de los padres “que se ven obligados a acudir al centro a atender a sus hijos”, así como el escolar de los niños, que no tendrían que en muchos casos no tendrían que faltar a clase porque contarían con la atención del enfermero escolar.

El lema de la campaña es Su salud, tu tranquilidad. La organización insiste en que beneficiaría a alumnos, padres y profesores. En el caso de los docentes, los liberaría de la “imposición de proporción una atención sanitaria para la cual no están formados ni tienen competencia”. El enfermero estaría adscrito a un centro de salud, pero su actividad sería “exclusivamente en el ámbito educativo”.

La meta de la coordinadora –que recuerda que la figura ya funciona en Reino Unido, Francia y EEUU– es que se implante en el curso 2020-2021. Esta figura ya fue rechazada en diciembre en el Parlamento andaluz por PP, Cs y Vox. Posteriormente, Satse mantuvo un encuentro con la portavoz popular de Salud, María Jurado, quien, según el sindicato, se comprometió a implantarlo como proyecto piloto en el próximo curso. Fuentes de Salud matizaron que el compromiso de partido no es de la Junta.