El potencial viento del sur
Málaga, con 19 parques eólicos y dos más en proyecto para final de año, es una de las provincias andaluzas más importantes en la producción de energía eólica, con 459,7 megavatios.
En Málaga hay luz. El debate sobre las energías renovables -que no almacenables- parece estar arrojando luz sobre el escenario de incertidumbre que la crisis económica ha dibujado en el sector de la innovación. Sólo con las infraestructuras eólicas ya acabadas, la provincia genera el 15,3% de la potencia andaluza. Un dato con la suficiente magnitud para afirmar que la capital malagueña y su área metropolitana serían autosuficientes en lo que a energías limpias se refiere. Son 19 los parques eólicos que en la actualidad ya perfilan con sus estilizados molinos muchos de los paisajes que nos da la comarca. A éstos hay que añadir dos más que entrarán en funcionamiento a finales del presente año en Ardales y Villanueva de Algaidas y que supondrá un aumento de 40 megavatios en la producción de energía renovable malagueña.
La comunidad andaluza, cuya meta es alcanzar la cima eólica con la explotación de 8.000 megavatios, cuenta con una gran aliada, Málaga, que representa el 15,3% de la productividad. Algo que en números absolutos sería alrededor de 459,7 megavatios. Las aspiraciones de la Administración andaluza aún no han tocado techo y la Junta de Andalucía ya ha concedido autorización administrativa para la instalación de 51 parques eólicos más. Pero para que estos suculentos planes lleguen a buen puerto, la región deberá primero despejar algunas incógnitas, no sin dificultades. Los potenciales cambios de gobierno -tanto a nivel autonómico como nacional- podrían ser factores que actuarían en detrimento de la I+D+I andaluza.
El Gobierno andaluz dará en breve vía libre al nuevo concurso eólico que permitirá la instalación en la región de 1.000 nuevos megavatios para la comunidad. De este modo las empresas emprendedoras que quieran concurrir al proceso de adjudicación deberán de presentar sus proyectos, acompañados de su correspondiente plan industrial, de I+D o de inversión en acciones de eficiencia energética a escala municipal dentro del mes siguiente a su publicación. No obstante, desde la Asociación de Promotores y Productores de Energías Renovables de (Aprean) han solicitado que ese plazo sea de dos meses, con la intención de facilitar que la nueva adjudicación se resuelva antes de que finalice 2011. Pero la resolución definitiva de este proceso depende directamente de que la Administración General del Estado establezca el nuevo marco jurídico-económico para las instalaciones, una cuestión que aún se encuentra en el aire y no parece estar claro que suceda antes de que acabe el año.
Certidumbre. Es precisamente lo que necesita el sector eólico -y el país en general- para que la ambiciosa apuesta por las energías renovables dé sus frutos. Establecer un modelo productivo capaz de reducir la dependencia de los sectores tradicionales se antoja como la única salida a la crisis económica y, en este sentido, juegan un papel fundamental las empresas, que deben situarse como dinamizadores de las energías renovables, estando dispuestas a invertir y crear puestos de trabajo. Tampoco se puede perder de vista el compromiso ambiental de la sociedad. La madurez del sector eólico español -aún siendo la energía eólica la más interesante desde este punto de vista- ha dado un nuevo giro a la responsabilidad con las ventajas que ofrece la eólica marina. La producción es mayor en el mar por la ausencia de rugosidad del viento, al no encontrar obstáculos como en tierra. Esto permite que, aún exigiendo un mayor coste en su instalación, el aprovechamiento energético es superior.
Hasta el momento puede afirmarse que el Plan de Sostenibilidad Energética (Pasener), desarrollado por la Junta de Andalucía, no sólo ha visto completados sus objetivos parciales, sino que ha ido más allá. Así en Andalucía se alcanzaron los 2.980 megavatios durante 2010, quedando en el horizonte los 3.400 megavatios en 2013 y los 5.600 en 2016.
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