I+D+i en la Universidad de Málaga

Un profesor de la UMA publica un libro sobre el trabajo del logopeda frente al TDAH

  • El doctor en Psicología Evolutiva y especialista en trastornos del lenguaje, Francisco Carrero compila en una guía sistemas de evaluación e intervención logopédica en el trastorno por déficit de atención e hiperactividad

Francisco Carrero, doctor en Psicología Evolutiva y especialista en trastornos del lenguaje.

Francisco Carrero, doctor en Psicología Evolutiva y especialista en trastornos del lenguaje. / Javier Albiñana (Málaga)

Cuando un niño presenta algún trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), su lenguaje, tanto oral como escrito, sufre cierta afectación. En estos casos, la intervención del logopeda resulta esencial para evitar problemas como el fracaso escolar. Desde hace décadas se trabaja en este campo pero había un vacío en cuanto a publicaciones.

Por ello, Francisco Carrero, doctor en Psicología Evolutiva, especialista en los trastornos del lenguaje y profesor de la Facultad de Psicología y Logopedia de la Universidad de Málaga ha compilado en un libro técnicas de evaluación y programas de intervención en este campo.

La editorial Síntesis ha publicado este pasado mes de enero Guía de intervención logopédica en el trastorno por déficit de atención e hiperactividad. “Había muy pocas publicaciones sobre logopedia y TDAH y me parecía importante que hubiera una guía, una especie de manual de referencia para los profesionales que compilara terapias, tratamientos y sistemas de evaluación”, apunta Carrero, que ha estado un año investigando para realizar la obra.

El investigador explica que la ayuda del logopeda a menores con este trastorno se centra en el lenguaje oral y escrito. “En el lenguaje oral se trabaja todo, la dislalia, el trastorno de origen morfosintáctico, pero se enfoca especialmente a las estrategias de comunicación con los demás, a la organización del discurso a la hora de contar un relato, que es donde más problemas suelen tener”, subraya el profesor de la UMA.

“El déficit de atención, con más o menos hiperactividad, tienen un fallo en las funciones ejecutivas, tiene que ver con la planificación y la supervisión del lenguaje oral”, apunta Carrero. Y detalla que una persona de forma automatizada organiza lo que tiene que decir y se da cuenta de si se está desviando del tema o si debe callar algo inconveniente. “En estos niños no es así, tienen un discurso más deshilvanado y desorganizado, les falta esa supervisión para darse cuenta de que se están yendo por las ramas y tienen que reconducir el tema, por ejemplo”, indica.

Carrero con su libro junto a la Facultad de Psicología y Logopedia. Carrero con su libro junto a la Facultad de Psicología y Logopedia.

Carrero con su libro junto a la Facultad de Psicología y Logopedia. / Javier Albiñana (Málaga)

Igualmente les ocurre con la expresión escrita. Tienen problemas con la narración, se pierden en los detalles y puede que dejen sin contar lo esencial. Eso en cuanto al fondo. En relación a la forma “suelen tener problemas gráficos, escribir torcido, sin dejar espacios, sin márgenes, sin olvidar los problemas de ortografía”, señala el experto.

Y esto les puede llevar al suspenso en los exámenes con preguntas abiertas donde tienen que desarrollar un tema. “También la falta de concentración les hace perderse los detalles, no comprender bien las instrucciones, lo que se está diciendo”, agrega Carrero.

"El objetivo es que el niño genere estrategias autónomas que pueda aplicar en todo contexto"

La comprensión lectora también la tienen alterada, trastorno de la lectura y de déficit de atención coinciden en muchos casos y se habla de una predisposición común a ambos trastornos. Lo que, por tanto, dificulta el aprendizaje. Así que, como señala el especialista, la detección temprana es clave ya que la intervención suele ser a muy largo plazo y cuanto antes se inicie el trabajo y se ofrezcan pautas correctas menos influirá en el desarrollo académico del menor.

En la intervención, lo primero es tener una planificación del entorno, organizar su espacio de trabajo, tenerlo ordenado físicamente y planificado temporalmente. “Hay que planificar el ambiente, organizar el tiempo en la agenda, tener un sistema de ayuda disponible para el trabajo, ya sea de los terapeutas de sus padres”, comenta el investigador de la UMA. Posteriormente, se llevarán a cabo “actividades como enseñarles a planificar, a mejorar su memoria, a mantener la concentración, a autoevaluarse en el trabajo oral y escrito”, detalla el autor del libro.

El fin de intervención es “darle herramientas para que sea autónomo, que el niño genere estrategias autónomas que sean útiles y pueda aplicar en todos los contextos, es un objetivo muy ambicioso y lleva años”, dice Carrero.

Y destaca que “cuando tienen un nivel de inteligencia adecuado, canalizando todas estas herramientas pueden llegar a estudios universitarios”. Pero por el camino hay muchos problemas de fracaso escolar y de conducta que hay que reconducir realizando un trabajo interdisciplinar entre tutores, orientadores, logopedas y psicólogos.

Un buen tratamiento durante años en la edad escolar, como destaca el especialista, les lleva a controlar sus conductas, tener herramientas para organizar su lenguaje y estructurar su comunicación oral y escrita. Así, en la edad adulta, se podrán enfrentar a otro de los grandes retos, encontrar empleo y poder desarrollarse en una profesión.

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