Las rebajas de verano en Málaga: un ritual que ya no arrastra multitudes, pero que aún sobrevive
Cada ciudadano gastará una media de 48,80 euros en esta fecha según una encuesta de la Unión de Consumidores
Rebajas de verano 2025 en Málaga: fechas de inicio en Zara, Mango, El Corte Inglés y otras firmas

Málaga/Las tiendas, centros comerciales y escaparates del centro de Málaga se tiñen de rojo. Esta vez no por la Navidad, ni por ninguna festividad local. Es julio, y los carteles de “-50%”, “Últimas unidades” y “Precio especial” reclaman la atención de los viandantes como si fueran faros en mitad del desierto. Sin embargo, algo ha cambiado. Las rebajas ya no tienen la fuerza de otros tiempos. El arranque de la campaña estival en la capital malagueña se vive entre la rutina de un día cualquiera y la resignación de quienes trabajan tras los mostradores.
Los pasillos de los grandes almacenes están lejos de llenarse. En la Calle Larios, esa arteria que en otro tiempo era una pasarela de bolsas y prisas, ahora se camina sin agobios. Las manos vacías superan con creces a las cargadas. “Las rebajas ya no son como antes”, repite una y otra vez quien se dedica a vender. Los datos les dan la razón.

Según una encuesta difundida por la Unión de Consumidores de Málaga, este año cada ciudadano gastará una media de 48,80 euros en este periodo, una cifra sensiblemente inferior a la de años anteriores. Solo el 71,4% de los encuestados afirma que hará alguna compra estos días, frente al 81,3% que lo hacía en 2024. Más allá del gasto, hay una percepción compartida: el 97,6% cree que las rebajas promueven un consumo más impulsivo y poco responsable. Aun así, el 38,1% asegura que aprovecha estas fechas para comprar cosas que realmente necesita.
“Ya no hay efecto llamada”
Quienes están en la trinchera de la venta lo saben bien. El arranque de la campaña ha sido frío, y no precisamente por el aire acondicionado. En la tienda de bisutería Casilda Finat MC, Rocío Rojel habla sin rodeos: “Yo sinceramente pienso que las rebajas ya no funcionan. Hay mucho bajón. La gente compra lo que le hace falta y punto. Además, vendemos mucho online y eso de esperar a las rebajas ya no tiene sentido”.

En la cadena de moda Mango, Elena Saraiba, una trabajadora que lleva 14 años en la empresa, recuerda con cierta nostalgia otros arranques de julio: “Antes la gente se agolpaba en la puerta el primer día para entrar. Eso hace años que no pasa. Ahora no se nota el flujo. Nosotros estamos en Calle Larios y dependemos mucho del turismo. El 80% de quienes entran son extranjeros. Las rebajas ya no tiran como antes”.
También lo nota Ana Durán, desde la zapatería Elena Hernández: “Antes había agobio, ahora reina el silencio. Lo que se aprovechan son las promociones todo el año. Las grandes superficies online, como Amazon, nos hacen mucho daño”.

Solo algunas marcas logran mantener el interés. En Victoria’s Secret, Cecilia Rodríguez reconoce que sí se nota el tirón: “Al ser productos más ‘capricho’ y caros, la gente sí que espera para venir ahora. Aquí sí se ve más movimiento. Pero, de nuevo, el 80% de nuestros clientes son turistas”.
Los compradores siguen siendo prácticos
Aunque el comercio siente que las rebajas pierden fuelle, hay quien sigue esperándolas con estrategia y entusiasmo. La malagueña Begoña Burgos, recién salida de la zapatería Martín Luque, lo tiene claro: “Yo sigo viniendo a aprovechar las ofertas. La cosa está muy mala para estar comprando cualquier día”, dice con una sonrisa. “Durante el año veo cosas que me gustan y ahora miro si han bajado. Zapatos, bolsos y cosas así más caras”.

En Zara, una familia con bolsas bajo el brazo confirma que todavía se puede ahorrar si se es paciente: “Hemos visto unos trajes para una boda por internet y los hemos venido a comprar ahora. Las rebajas ayudan”.
José Martín y María Muñoz, una joven pareja que sale de Álvaro Martín, hacen un balance realista: “Sí aprovechamos. No es ninguna locura lo que se ahorra, pero siempre cae algo. Al final es un cebo, porque acabas llevándote cosas que no necesitabas”, confiesa María entre risas.

Las cifras lo confirman: más del 57% de los malagueños aprovecha para comprar productos fuera de temporada, como jerséis o abrigos en pleno julio, mientras que el 16,7% admite llevarse a casa algo que no necesita, simplemente porque está rebajado. Los escaparates físicos siguen siendo el principal reclamo (64,3%), aunque Internet y las apps pisan fuerte.
Pese a todo, las rebajas siguen teniendo su hueco, quizás más simbólico que efectivo. Un ritual que decae y que no desata la fiebre de antaño, pero que sigue vivo en quienes buscan, con cierta ilusión, esa ganga escondida entre perchas.
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