"Soy un referente para otras mujeres aunque sea una mujer cuota"

La rectora dice que asume con espíritu militante su papel de pionera en la universidad, todavía lastrada por la desigualdad

Encarna Maldonado / Málaga

08 de marzo 2010 - 01:00

La rectora de la Universidad de Málaga, Adelaida de la Calle, defiende sin matices las cuotas paritarias. Cree que son la única vía que garantizan en este momento el acceso de las mujeres al poder. Es consciente de que es una pionera y asume este papel con actitud militante, aunque en el camino encontrara al menos tantas espinas como rosas. De hecho, su formación posdoctoral en Alemania le costó separarse durante un año de su familia: su hija, que tenía año y medio, quedó al cuidado de la abuela materna en Palencia y su hijo, de 6 años, con el padre, una tía abuela y una cuidadora en Málaga. Mientras, sus compañeros investigadores sólo tenían que hacer la maleta para iniciar su formación internacional.

-La universidad está muy feminizada, pero parece que sólo en la base.

-El 55% del alumnado que entra son mujeres y el dato más significativo es que el 63% de los que terminan también.

-O sea, que somos más listas.

-Por lo menos más constantes y trabajadoras. Además, hay otro criterio y es que las mujeres sacan mejores notas y hay determinadas carreras, como Medicina, que se están feminizando porque tienen números clausus y exigen notas de ingreso muy altas y las mujeres llegan también con mejores calificaciones.

-Pero luego hay poquísimas catedráticas e investigadoras principales.

-Se dice que hay un efecto tijera: hasta el doctorado las mujeres son mayoría, pero luego la proyección profesional coincide con el periodo de maternidad, una responsabilidad que recae totalmente en la mujer que, entonces, pierde el tren de la publicación y la formación posdoctoral por tener que compartir las tareas profesionales con la maternidad. También es verdad que ahora vivimos las consecuencias de una universidad que era muy machista porque las comisiones y tribunales los constituían hombres...

-Eso dice muy poco de la objetividad del sistema.

-Sí, porque el proceso estaba visto con los ojos de los hombres y había una tendencia a pensar que para una mujer llegar a profesora titular colmaba ya sus pretensiones.

-¿Esas rémoras se han barrido?

-Sí. Ahora a través del proceso de acreditación vemos que son muchas las mujeres que se acreditan para ocupar los niveles más altos, es decir, el de catedráticas y eso, a su vez, aumenta las oportunidades para que haya más rectoras, investigadoras principales y decanas.

-¿Sólo queda un problema social?

-Totalmente, porque es cuando llega la maternidad cuando la presencia de mujeres y hombres se distorsiona. Ahí lo que necesitamos son medidas de conciliación y educación social. Yo creo que si nos educan en la igualdad...

-Llevamos por lo menos una década de educación en igualdad y parece que poco han cambiado las cosas...

-¡Pero es que una década no es nada si una generación son 25 años!

-¿Debemos tener tanta paciencia?

-Desde las primeras sufragistas fíjate lo que hemos esperado. Todo lo que cuenta de la mujer empieza a finales del siglo XIX y se ha acelerado exponencialmente durante los últimos años.

-¿Qué papel han jugado las cuotas?

-Han sido fundamentales. He oído a muchas mujeres valorarlas mal, decir que las discriminaban negativamente pero si no hubiese sido por las cuotas no tendríamos referencias en mujeres consejeras o directoras generales donde mirarnos. Esas referencias han roto microdesigualdades. Yo muchas veces me dejo la vida por los caminos, voy a todas las conferencias y actos que me invitan aunque me cueste mayor esfuerzo que cualquier otra cosa, pero voy porque creo que puedo ser un referente que anime a compañeras a tomar decisiones y posicionamientos sobre lo que pueden ser sin que haya un techo de cristal.

-Es militante.

-Sí, lo intento por lo menos, aunque no soy experta en género ni feminismo, pero soy consciente de cuál debe ser mi papel.

-Aunque sea mujer cuota.

-No importa. En muchas ocasiones soy mujer cuota, pero no puedo desaprovecharlo porque así dentro de diez años vendrá otra mujer que no tendrá que entrar por cuota.

-¿Tiene aún sentido el discurso feminista?

-El feminismo radical no lo entiendo ahora. Creo que el discurso en este momento va más dirigido a la igualdad, pero tuvo la necesidad de ser radical y si no hubiese sido por ese feminismo radical probablemente las cosas no hubieran cambiado tanto.

-Hablaba de cómo se ha feminizado la Medicina, pero al mismo tiempo también ha perdido prestigio social.

-Es verdad que cuando una profesión se feminiza se devalúa. Son criterios difíciles de entender lo que quiere decir que la sociedad todavía necesita mucho tiempo de machaque para cambiar sus opiniones.

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