La sequía se constata en los pantanos que abastecen a Málaga

Medio Ambiente

Las reservas hídricas de los embalses del Guadalhorce sobrepasan la línea roja y se sitúan en prealerta ante un nuevo periodo seco.

Técnicos del Ayuntamiento, Junta y Diputación de Huelva, ayer, en la desembocadura del Guadalhorce.
Técnicos del Ayuntamiento, Junta y Diputación de Huelva, ayer, en la desembocadura del Guadalhorce.
Raquel Garrido Málaga

21 de junio 2016 - 01:00

La amenaza de un nuevo periodo seco lleva meses planeando sobre los pantanos malagueños, que ya se ha hecho real en los tres de la zona de Guadalhorce. Hace sólo unos días, ocurrió lo que se temía y el volumen de agua de los embalses que abastecen a Málaga capital y dotan de agua a toda la zona cultivada a su paso cruzó la línea roja marcada para hacer saltar todas las alarmas ante el inminente inicio de otra sequía.

Las escasas lluvias, que han marcado este año hidrológico, han favorecido que las reservas hídricas embalsadas hayan descendido significativamente casi sin freno desde el verano pasado, hasta el punto de que en estos momentos entre los pantanos de Guadalhorce, Guadalteba y Conde de Guadalhorce apenas acumulan 195,57 hectómetros cúbicos, según los datos de la red Hidrosur, que gestiona la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio. O, lo que es lo mismo, casi 2,5 hectómetros cúbicos por debajo de los 198 que se establecen como límite de un inminente comiendo de un periodo seco.

Ese nivel lo marca el Plan Especial de Sequía de las Cuencas Mediterráneas Andaluzas (PES), documento en el que se establecen los volúmenes que deben ir marcando las medidas a adoptar en los embalses en el caso de que no llueva lo suficiente. La prealerta por sequía es la primera fase y no implica la adopción de restricciones con respecto al uso del agua embalsada, aunque sí medidas de carácter general como por ejemplo poner en marcha campañas dirigidas a los regantes con recomendaciones para optimizar el gasto de recursos hídricos.

El delegado provincial de Medio Ambiente y Ordenación del territorio, Adolfo Moreno, así lo confirmó ayer a este periódico, aunque aclaró que oficialmente deben transcurrir al menos dos meses consecutivos en los que el volumen de agua de los pantanos se mantengan por debajo de los 198 hectómetros cúbicos para que la Administración autonómica declare oficialmente la prealerta de sequía en el Guadalhorce.

Pero dado que la mala noticia coincide justo con el comienzo del verano, precisamente la época de mayor consumo de agua y la de menos probabilidades de lluvia, nada parece indicar que se pueda evitar ese escenario a mediados de agosto. Hasta entonces, Moreno señaló que la intención de la Junta es "insistir más para que la gente comprenda que no es ninguna tontería y que verdaderamente se trata de una situación preocupante".

La primera medida que se va a tomar es convocar la mesa de regantes de la zona para exponer a las comunidades de agricultores y organizaciones agrarias la realidad del problema. Y el delegado provincial de Medio Ambiente aseguró que está prevista para la semana que viene y que uno de los temas a tratar será, sin duda, la disponibilidad de recursos hídricos embalsados para la campaña de riego de los cultivos de la zona. De momento, el calendario fijado para este año establece que el agua se cortará el 15 de agosto, dos meses antes de lo normal en otros años.

Sin embargo, el hecho de que en mayo llovió con abundancia en la zona y de que el inicio de la campaña de riego se pudiera retrasar hasta finales de mes permitió un importante ahorro de agua, que ahora pedirán que sirva para prolongarla unas semanas más y así permitir que algunos agricultores se planteen plantar la verdura de invierno.

Según el delegado, aún no hay ninguna decisión tomada al respecto y se están recabando datos técnicos para determinar la viabilidad de esta propuesta, si bien dijo que "estamos estudiando con todo el cariño a ver si pueden continuar el riego un poco más porque somos conscientes del perjuicio que les supone".

Desde el otoño pasado, los regantes del Guadalhorce han tenido que solicitar en varias ocasiones riegos de emergencia para poder salvar las cosechas, pero si no llueve a partir de septiembre la Junta de Andalucía ya no les podrá asegurar futuros riegos.

Los pantanos del Guadalhorce no son los únicos que se encuentran en esta situación de alarma. El embalse de La Viñuela -el más grande de la provincia- mantiene un estado de prealerta por sequía desde antes del inicio del verano pasado. Ahora mismo apenas acumula 73 de los casi 170 hectómetros cúbicos que tiene de capacidad total.

Un otoño seco, un invierno mucho mejor y unas lluvias primaverales demasiado tardías y localizadas, han puesto en jaque a la mayoría de los pantanos que disponen de 337,3 hectómetros cúbicos, cien menos que hace justo un año. Eso significa que, aunque aún hay agua garantizada para tres años en el caso de que no llueva, el volumen de recursos hídricos almacenados en los embalses malagueños está a punto de llegar al límite del 50%.

Solamente el pantano de La Concepción, que abastece a la Costa del sol occidental, afronta el verano en la mejor situación, al cien por cien de su capacidad.

Ordenación de la superficie regable del Guadalhorce

Al igual que la iniciativa ya emprendida en el sistema de La Viñuela, la Delegación provincial de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio plantea iniciar un proceso para la ordenación de la superficie regable de la zona del Guadalhorce para adecuar los recursos hídricos que deben destinarse a ello. El delegado territorial, Adolfo Moreno, explicó que se trata de "hacer un ajuste de la superficie real que se riega", ya que consideró que "eso será beneficioso para los propios agricultores". Ya ha encargado un estudio para determinar cuáles son las necesidades reales de agua de los agricultores de la comarca del Guadalhorce, como ya ocurrió en la zona de la Axarquía. Allí, Moreno aseguró que ya se han producido numerosos encuentros con las comunidades de regantes y organizaciones agrarias "con las que queremos ir en consonancia". En el caso del Guadalhorce, los propios regantes han reconocido que la superficie cultivable ha disminuido considerablemente en los últimos años y que mucha del agua que se destina al riego va a parar a parcelas donde ya no hay cultivos, sustituidos por piscinas.

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