"Me siento comprometido con Cudeca y lo seguiré estando veinte años más"

Desde su primera visita al Centro de Cuidados Paliativos de Cudeca en Benalmádena en el año 2010, el empresario farmacéutico Yusuf Hamied creó un vínculo muy especial con la Fundación que le ha llevado a realizar desde entonces una donación anual de 100.000 euros para sufragar la habitación de una de las unidades de ingreso. Ocho años más tarde, el también conocido internacionalmente por su defensa de los medicamentos genéricos y propietario de una de las principales empresas farmacéuticas en la India, Cipla, hace posible uno de los sueños de su fundadora, Joan Hunt, con la creación de un centro de estudios e investigación de nuevas técnicas que llevará su mismo nombre.

-Ha donado 1,4 millones de euros para la construcción de un centro de formación e investigación en Benalmádena. ¿Por qué Cudeca?

-Quería aportar algo a esta comunidad, con la que colaboro desde hace diez años. En el año 2003 mi mujer y yo visitamos por primera vez Marbella, y nos enamoramos de la ciudad hasta tal punto que decidimos que sería nuestro segundo lugar de residencia. Fue allí donde a través de una buena amiga que trabajaba en la Asociación Concordia Antisida de Marbella supimos de la Fundación y nos invitó a visitar el centro. Conocimos a su fundadora, Joan Hunt, y nos llegó al corazón. Valoro mucho que una persona haya creado todo esto de la nada. Desde aquel momento me siento comprometido con este centro y lo seguiré estando por otros diez o veinte años más.

-¿Qué fue lo que más llamó su atención de este centro?

-Nosotros también tenemos una fundación de cuidados paliativos en la India con un funcionamiento similar al de Cudeca. La principal diferencia es que mientras aquel centro está dirigido a personas que no tienen ningún medio, ninguno, éste está abierto, sin distinción alguna de nivel social o económico, a todo aquel que necesite los cuidados paliativos intensivos, y eso nos hizo pensar en cómo hacer llegar los cuidados paliativos a todo el que lo necesite. No tenemos ni idea de lo que cuesta un tratamiento en América, solo la habitación del hospital puede llegar a costar unos 10.000 dólares la noche. Los tratamientos son carísimos.

-Dicho así, toda ayuda parece poca.

-Estas iniciativas necesitan también del cuidado y el soporte de las diferentes administraciones y del Gobierno. Es muy importante que las administraciones públicas apoyen económicamente estas causas.

-¿Cuándo supo por primera vez de los cuidados paliativos?

-En 1996 conocí en Inglaterra a unas enfermeras especializadas en cuidados paliativos que trabajaban con los pacientes en una situación de enfermedad avanzada y eso me inspiró para crear mi propio centro de cuidados intensivos en 1998 en Pune, India, que comparte con Cudeca la necesidad del cuidado integral al final de la vida. A día de hoy hemos atendido a más de 20.000 pacientes y sus familiares.

-¿Qué puede aportar el nuevo centro a la comunidad?

-Cualquier proyecto como este debe estar basado en la formación y en la investigación. El efecto es multiplicador. Si tienes un conocimiento y lo compartes con alguien y lo enseñas pues esa persona además se lo enseñará a otro. El efecto de la formación en la ciencia es multiplicador y tiene que hacerse. En nuestro centro en la India hace varios años que instauramos un diploma de cuidados intensivos paliativos por lo que creo que de alguna manera este era su futuro y teníamos que ir por este camino.

-Su empresa abarató al máximo el coste de los retrovirales sobre todo en los países menos desarrollados. ¿Cuál ha sido el resultado?

-Hace 18 años en África sólo 2.000 personas tenían acceso a retrovirales para el tratamiento del Sida. Hoy en día gracias a Cipla farmacéutica 17 millones de personas son tratadas cada año con retrovirales.

-¿Qué otros proyectos está desarrollando?

-Muchos, por todo el mundo, en África y en la India. Todos ellos basados en salud y educación, los dos elementos que tienen aquí en Cudeca. Entre algunos de ellos recientemente he hecho de sponsor a un chico indio de uno de los barrios más marginales del país que tenía mucho potencial y al que le he estado financiando la formación en Inglaterra para convertirse en bailarín.