Un siglo protegiendo cabezas
La sombrerería Pedro Mira fue inaugurada en 1880 en la calle Especerías de la capital y sigue al pie del cañón de la mano de Francisco López · Alfonso XIII les 'chafó' el negocio pero hay muchos clientes fieles



Tener una sombrerería en Málaga tiene una ventaja y un inconveniente. La primera es que solo hay dos negocios de este tipo en la capital y, por tanto, la competencia es escasa. El problema radica en que son muy pocas las personas que acostumbran a llevar sombrero. La sombrerería Casa Pedro Mira es uno de esos dos establecimientos especializados ubicados en Málaga y cuenta en su haber con más de un siglo de historia. Explica Francisco López, su propietario desde hace 32 años, que "hace más de 100 años llevaba sombrero todo el mundo, pero el rey Alfonso XIII decidió quitárselo y la gente le copió la idea, por lo que se dejó de llevar". El monarca les aguó el negocio y aún no se ha conseguido recuperar la tradición, pero el sector está creciendo poco a poco por estética y por prescripción médica, ya que muchos facultativos recomiendan taparse la cabeza para evitar enfermedades cutáneas.
Pedro Mira era sombrerero y decidió abrir una tienda en la capital en 1880 en la calle Especerías, en el mismo espacio que ocupa actualmente. Además, inauguró una fábrica de sombreros por la Avenida de Barcelona con varios empleados. No tenía hijos y, tras su fallecimiento, heredaron el local tres sobrinos. Uno de ellos, Pedro Merino, se quedó con el negocio y los otros dos prefirieron abrir sus propias tiendas por otros lugares. La saga Mira, que nada tiene que ver con la heladería también centenaria, se quedó ahí ya que al morir Pedro Merino la sombrerería pasó a manos de su viuda y ésta se la vendió a Miguel López, padre del actual dueño, en 1980, justo un siglo después de su creación, que entró en el negocio junto a su hijo Francisco.
López reconoce que el sombrero no es un elemento de primera necesidad, pero soportan la crisis gracias a que también comercializan abanicos, bastones, castañuelas, cinturones o tirantes, diversificando así el riesgo. En cualquier caso, "nuestro punto fuerte es el sombrero", señala este comerciante. Los hay desde 5 hasta 150 euros y existen numerosas referencias. El producto estrella para el verano sigue siendo el sombrero Panamá, elaborado a partir de las fibras descoloridas de la paja toquilla. Pese a su nombre, está realizado a mano por familias de Ecuador aunque se le denomina Panamá porque se consideraba una forma elegante y práctica de cubrirse del sol cuando en 1849 miles de personas cruzaban el istmo de Panamá durante la fiebre del oro californiana.
En invierno cobran protagonismo las gorras y los sombreros de fieltro. El cliente habitual suele ser una persona de mediana edad o mayor y muchos de ellos tienen un denominador común: poco pelo. No obstante, no solo se venden sombreros para pasear por la calle. Es un clásico en el atuendo típico de Feria y por Pedro Mira han pasado toreros o compañías de teatro. El Teatro Lírico Andaluz, por ejemplo, le acaba de encargar unas chisteras para una representación. Algunos personajes famosos se han puesto sombreros de esta tienda histórica malagueña como el poeta Rafael Alberti. No tienen página web porque, según López, "la venta de sombreros es muy personal, hay que venir y probárselo". Este comerciante y su esposa, María Jesús Navas, siguen al pie del cañón aunque confían en que su hija mantenga el establecimiento abierto. "A ella le gusta y hay que seguir por lo menos hasta cumplir los 200 años", bromea.
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