Una solicitante de valoración de la discapacidad en Málaga: "Si tardan mucho, cuando lo hagan estaré ciega"

Maite Marín Rubio tiene una enfermedad visual y ya no es capaz de leer ni periódicos, ni libros. “Solo puedo usar el ebook, porque amplío la letra”, explica. Mientras hay usuarios que arrastran más de dos años esperando la valoración de la discapacidad, ella apenas lleva tres meses. Pero ya ha presentado una reclamación por las demoras y ha acudido a la prensa para denunciar una situación que afecta a cientos de personas. Tiene 73 años y hace dos que le diagnosticaron edema macular. Fue perdiendo visión progresivamente hasta que hace unos cuatro meses tuvo un escalón más acusado. “Ya no puedo leer casi nada, ese es el escalón; sólo el ebook”, explica.

Necesita el reconocimiento de su discapacidad visual para acceder a beneficios de la ONCE. “No es para una paguita, sino para ayudas técnicas. Mi queja no es hacia la ONCE, sino hacia el Centro de Valoración que tarda hasta tres años. Si demora mucho en reconocerme la discapacidad, ya no me sirve para esas ayudas técnicas; solo me serviría para el perro guía y el bastón porque entonces estaré ciega”, lamenta.

Otro usuario que lleva “más de dos años” esperando la valoración del CVO dice que las demoras “van contra nuestros derechos y es una falta flagrante” de la Administración. Prefiere mantener el anonimato, pero cuenta su historia. Ha superado un cáncer de piel, otro de pulmón y un ictus. Sin embargo, sigue trabajando. “Porque me gusta lo que hago”, aclara. Además, porque quiere cotizar algunos años más. Y el reconocimiento de la discapacidad mejoraría su jubilación. Tiene 68 años. Pero apunta que a este paso, le llega antes la jubilación que la valoración de su caso. “Tanta demora es una barbaridad, porque a mí no me perdonan los impuestos”, reflexiona.

Ambas quejas por la tardanza del CVO no son las primeras que recoge Málaga Hoy. Hace un par de años, un grupo de madres con hijos con discapacidad acudieron “desesperadas” a la denuncia pública. Las fuentes consultadas apuntan que desde entonces, el proceso de valoración en el caso de los niños se ha agilizado. Pero hay otros solicitantes –aquellos que no se priorizan– cuyos expedientes, protestan, “se eterniza”.