Sumar pide reconocer a Miguel de Molina como víctima del franquismo y otorgarle la Medalla de las Bellas Artes
Sostienen que no tuvo los reconocimientos institucionales en vida que mereció y que sólo un año antes de su muerte recibió la distinción de Caballero de la orden de Isabel la Católica
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Sumar quiere que el cantante y compositor de copla malagueño Miguel de Molina sea reconocido como víctima de franquismo por haber sido perseguido por su homoxesualidad y por su compromiso con la República, así como que se le conceda a título póstumo la Medalla de Oro en reconocimiento a su extensa obra también como escritor, poeta, escenógrafo, coreógrafo y cronista "comprometido con la libertad".
Con este objetivo, el grupo minoritario del Gobierno de coalición ha registrado una proposición no de ley, que se debatirá en la Comisión de Cultura de la Cámara Baja, y en la que también se destaca la influencia del legado del artista malagueño tanto en Europa como en América Latina.
El texto, impulsado por los diputados de IU por Málaga, Toni Valero, y Valencia, Nahuel González, persigue, asimismo, instar al Ministerio de Cultura que dirige el portavoz de Sumar, Ernest Urtasun, a fomentar la realización de estudios e investigaciones sobre su obra artística y su influencia cultural en España e Iberoamérica.
Miguel de Molina nació en el seno de una familia humilde en Málaga en 1908, sufrió acoso escolar por su homosexualidad --le llamaban 'mujercita'--, con 22 años se instaló en Madrid y debutó con la llegada de la República. Cantó copla, un género hasta entonces reservado a las mujeres, con un estilo transgresor para la época y, tras el golpe de Estado franquista, recorrió el frente republicano para elevar la moral de las tropas con sus canciones.
"Palizas por marica y rojo"
En la exposición de motivos del texto, recogido por Europa Press, Sumar recuerda que la copla fue la 'canción española' de la República, aunque después la dictadura fue censurada e instrumentalizada por el régimen.
Miguel de Molina, que fue víctima de varias "palizas por marica y rojo", llegó a señalar a torturadores como José Finat, Escrivá de Romaní, que fue director general de Seguridad, y el falangista Sancho Dávila.
Se exilió en 1942 tras sufrir confinamiento en Cáceres y en Buñol (Valencia), y verse privado de trabajar y recaló en Bueno Aires, donde fue muy popular y reconocido, pero fue devuelto a España por orden del Gobierno franquista. Tras un año en su país, se fue a México pero se vio obligado a volver a Argentina, esta vez, al parecer, bajo el auspicio de Eva Perón, donde permanecería hasta el final de sus días.
"Se le deben reconocimientos"
Sumar sostiene que Miguel de Molina no tuvo los reconocimientos institucionales en vida que mereció y que sólo un año antes de su muerte recibió la distinción de Caballero de la orden de Isabel la Católica. Años después de su fallecimiento fue declarado Hijo Predilecto de Málaga.
Por eso, el grupo pide resarcir su memoria otorgándole a título póstumo la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, en reconocimiento a su extensa obra y a su legado en sus distintas facetas.
Asimismo, Sumar quiere que el Congreso inste al Gobierno a promover, en colaboración con las comunidades autónomas y las entidades locales interesadas, la organización de exposiciones y conferencias, coloquios, jornadas divulgativas para la difusión de su obra y su biografía.
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