El super yate del nombre a proa

Hoy les reseñaré una curiosidad de un barco privado de recreo que, desde hace algunos días se encuentra atracado en el muelle número dos frente al Palmeral de las Sorpresas. Sin tratarse de un giga yate, que tendría más de 100 metros de eslora, ni un mega yate que superaría los 60, nuestro protagonista de hoy, siguiendo la clasificación internacional más aceptada para este tipo de buques sería un super yate; un barco de recreo privado con más de 24 metros. Identificado ya bajo este parámetro numérico, les diré que su nombre es Harbotle y que bajo bandera de Portugal navega con la matrícula de Madeira.

Mostrando un diseño exterior que sus constructores califican como “una composición fluida espacial”, a lo que añaden que sus formas evocan además una “harmonía dinámica”, les contaré que este super yate que combina los colores gris y blanco con cerramientos en negro, está firmado por Azimut Yachts, una reputada empresa italiana de fabricación de yates fundada en 1969.

Atendiendo a la especificaciones técnicas de lo que según su constructor sería un modelo Azimut Grande 27 metros, este barco que se puede encontrar con habilitaciones de cuatro o cinco cabinas más dos o tres para la tripulación, permite albergar entre 10 y 12 pasajeros repartidos en dos de sus tres cubiertas. Disponiendo de un tecnológico casco que combina plástico reforzado con fibra de vidrio más fibra de carbono, este yate puede navegar a una velocidad máxima de 28 nudos o lo que es lo mismo 51,8 kilómetros por hora.

Vistos estos datos y con la curiosidad de que esta calificado como un 27 metros, aunque su eslora real es de 26,78, el Harbotle, y ya regreso a su atraque en las aguas del puerto de Málaga, participa de una especial particularidad que llama poderosamente la atención. Mostrando su nombre a popa, como es obligatorio, nuestro protagonista de hoy, en vez de lucir como la gran mayoría de este tipo de barcos su nombre en su superestructura, lo presenta en sus amuras, es decir, a ambos lados de la proa donde lo llevan pintados la gran mayoría de los buques. Una curiosidad sin ningún tipo de importancia; un significativo detalle que no es muy habitual ni en los giga, mega o super yates.