La tarjeta cumple 40 años

El BBVA inaugura una exposición que narra las cuatro décadas de vida del 'dinero de plástico' · En los años setenta la caducidad del documento era de solo seis meses

Algunas de las tarjetas que se pueden ver en la exposición.
Ángel Recio / Málaga

25 de octubre 2011 - 01:00

Sacar dinero del cajero automático o pagar cualquier producto con tarjeta es hoy en día un acto tan cotidiano que se hace por puro reflejo, como comer o beber. Nadie piensa cómo se ha llegado a este sistema de pago universal ni desde cuando está en funcionamiento. De hecho, las dos únicas preocupaciones son que tenga saldo y que no nos la roben. Para aquellos que sientan curiosidad, la tarjeta de crédito se introdujo en España en 1971 -ha cumplido 40 años en 2011- y la primera entidad financiera en adquirirla fue el Banco de Bilbao, ahora BBVA. Con la intención de dar a conocer la evolución histórica del dinero de plástico, esta entidad inauguró ayer en su oficina de calle Larios una exposición a cuya presentación acudieron el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y el director territorial Sur de BBVA, Agustín Vidal-Aragón, entre otros.

La tarjeta como tal se empezó a utilizar en Estados Unidos a finales de los años 50 y no llegó a España hasta 1971 con la firma de un acuerdo entre el Banco de Bilbao y el Bank of América. Esa primera tarjeta de crédito tenía un tamaño similar a la actual, pero no contaba con banda magnética y su límite máximo era de 25.000 pesetas. Los comerciantes bilbaínos fueron los primeros en aceptar el pago en tarjeta y, según explica José Víctor Arroyo, director de Archivo Histórico de BBVA, "se basaban en la confianza con el cliente porque estaban acostumbrados a cobrar en dinero y ahora lo que tenían era un papel. El comerciante llamaba al banco para confirmar que había saldo, pero la venta ya la había realizado".

La comodidad del sistema no pasó desapercibida y en apenas unos meses el Banco de Bilbao ya había dado a sus clientes unas 250.000 tarjetas. Aunque no tenía banda magnética, Arroyo señala que prácticamente no había falsificaciones porque "era algo tan nuevo que la gente no sabía ni como copiarla". De hecho, el banco tuvo que lanzar varias campañas publicitarias para explicar su funcionamiento y ventajas. En la exposición se muestra, por ejemplo, un folleto de 1971 en el que aparece un dibujo de los Reyes Magos que recomiendan el uso de la tarjeta a la hora de hacer las compras navideñas. También hay tres pequeños libros blancos en cuyo interior hay una relación de los comercios en los que se aceptaba el pago con tarjeta en España. Hoy en día, no cabrían ni en tres enciclopedias porque es un sistema universalmente aceptado hasta el punto que solo BBVA tiene repartidas 52 millones de tarjetas entre sus clientes.

Aumentó la difusión y, con ella, llegó la aplicación nuevas fórmulas comerciales. En 1974 se creó la marca Visa, un sistema que permitía unificar el pago en cualquiera de los países en los que se empleara la tarjeta. También crecieron las medidas de seguridad. Se pasó a la banda magnética, se diferenció entre tarjeta de débito y crédito, se estableció la banca 24 horas... Lo más novedoso es el chip.

Pese a que la tecnología y las necesidades han cambiado de forma espectacular en estos 40 años, Arroyo señala que tampoco hay grandes diferencias entre la primera tarjeta y la actual. "Ha variado el tiempo de caducidad, que antes era de seis meses y ahora suele ser de cuatro años, el límite del crédito y las modalidades ya que antes era una tarjeta genérica y ahora se puede pagar antes con una tarjeta precarga, en el momento a débito, después a crédito o al ritmo del cliente eligiendo éste la financiación".

El director del Archivo Histórico de BBVA afirma orgulloso que España "fue de los primeros países a los que llegó la tarjeta de crédito pese a la imagen que pudiéramos tener" y recuerda como antes de que se implantara este sistema los clientes tenían que acudir al cajero de la oficina -a la persona, no al automático- para ingresar o recibir el dinero y siempre se iba a pagar a las tiendas en metálico o con cheque. En aquel momento las carteras, unas más que otras, estaban rebosantes de dinero contante y sonante. Ahora se ha perdido parte de esa gracia. El plástico ha podido con el billete tradicional pero es una batalla que apenas tiene 40 años de historia.

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